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Crítica: «Molly’s Game» (Aaron Sorkin, 2017)

Uno de los guionistas más admirados (quizá el más admirado) de la actualidad es Aaron Sorkin, un profesional reconocible por sus historias complejas y adultas. Historias que giran en torno a la política, el sistema judicial, los negocios, la corrupción financiera, el periodismo y otros temas enfocados hacia ese público al que se le atragantan los superhéroes y las invasiones marcianas.

El creador de la laureada serie El ala oeste de la Casa Blanca se atreve en esta ocasión a ejercer como director de un largometraje, y para ello decide seguir los modos del Scorsese de Uno de los nuestrosCasino y El lobo de Wall Street: narración mediante secuencias que se alternan a todo trapo, con ocasionales saltos en el tiempo y con la compañía sonora de una detallista voz en off. Por supuesto, si uno carece del talento audiovisual de Martin Scorsese, esta fórmula puede ser difícil de manejar.

Y, en efecto, esa voz en off que tan cinematográficamente maneja Scorsese, aquí se hace excesivamente literaria, y lejos de ayudar a hacer más digeribles los vericuetos y detalles legales (e ilegales) del guión, los lastra todavía más.

Gracias al magnífico trabajo interpretativo de Jessica Chastain y del secundario Kevin Costner, la faceta psicológica y personal de la película, referente a una tempestuosa relación paterno-filial, es más atractiva que los mareantes detalles sobre las timbas de póker y los tejemanejes de los leguleyos, sobre todo porque esos detalles se amontonan con poca agilidad a lo largo de las casi dos horas y media que dura el largometraje.

Sorkin, como guionista, no resulta tan brillante en esta ocasión al adaptar el libro autobiográfico de Molly Bloom. Nos lanza constantemente datos algo densos, y además lo hace mediante unos personajes tan lejanos del común de los mortales que es casi imposible empatizar con ellos.

Se agradece, en todo caso, que existan películas que exijan un ligero esfuerzo por parte del intelecto del espectador, quien tiene que estar pendiente no sólo de lo que se dice, sino de lo que se sugiere u oculta.

Sinopsis

Molly’s game se basa en la historia real de Molly Bloom (Jessica Chastain), una joven y carismática esquiadora con aspiraciones olímpicas que se ve obligada a abandonar su prometedora carrera por una devastadora lesión. Tras posponer sus estudios de Derecho, Molly acepta un trabajo de verano que la introduce en un nuevo negocio que exige una disciplina e instinto similar: llevar la partida clandestina de póker de grandes apuestas más exclusiva del mundo.

Las fortunas de la realeza de Hollywood, las estrellas del deporte y los grandes magnates de los negocios le proporcionan una década de éxito deslumbrante y glamuroso, pero Molly llama la atención de quien no debe cuando sin querer entra en contacto con miembros de la mafia rusa en su mesa.

Su racha llega bruscamente a su fin cuando la arrestan en mitad de la noche 17 agentes del FBI provistos de armas automáticas. Bloom se encuentra teniendo que afrontar cargos penales con un único aliado de su parte, su reticente abogado defensor (Idris Elba), que descubre que Molly Bloom es mucho más de lo que cuentan las historias de la prensa sensacionalista.

Aunque las memorias de Bloom acaban con su arresto por parte del FBI, la historia sobre cómo Molly’s game llegó a la gran pantalla empieza antes de que Bloom se diera incluso cuenta de que su reinado estaba acabando.

Cuando Bloom todavía gestionaba una partida en el hotel Plaza de Manhattan, conoció al productor ejecutivo Leopoldo Gout en una fiesta. Gout se encontraba trabajando en su primera novela y la historia de Bloom despertó su interés. «Era una mujer extraordinariamente inteligente en un mundo de hombres, y eso fue lo que realmente me enganchó», comenta Gout.

Gout se la presentó a su editor, y Bloom llegó a un acuerdo para publicar un libro, pero su arresto paralizó ese acuerdo. Una vez acabado el juicio, Gout y Bloom pasearon el libro por Hollywood en busca de ofertas de los estudios pero, aunque había mucho interés, ninguna parecía la adecuada, hasta que el productor Mark Gordon recibió una llamada de Ken Hertz, el abogado de Molly, y Pete Micelli, su representante de la agencia CAA. «Me enteré de que Aaron también estaba leyendo el libro, así que me puse en contacto con él y le propuse que trabajáramos juntos en el proyecto», recuerda Gordon.

En un primer momento, sin embargo, Sorkin tenía ciertas reservas en cuanto a convertir el libro de Bloom en una película, sobre todo por los jugadores que habían pasado por su mesa. Bloom mantiene la confidencialidad de la mayor parte de los nombres para proteger sus vidas privadas, pero Sorkin aún seguía preocupado por las posibles repercusiones. «Conozco a algunas de las personas sobre las que has escrito, he trabajado con algunos de ellos. Y con otros me gustaría trabajar», dijo Sorkin. «Un par de ellos son amigos míos. Y no pienso escribir una película que cotillee sobre ellos ni sobre nadie más».

Ahora, Sorkin se alegra de que a Bloom no le echara para atrás su actitud en ese primer encuentro y que continuara explicando el resto de su historia. «Quince minutos después, quería desesperadamente escribir esta película, porque descubrí que [Bloom] pagó un precio muy elevado por adoptar la misma postura que a mí no me estaba costando nada».

La certeza de Sorkin sobre el material ayudó a acelerar el proceso de escritura. «Normalmente, cuando acepto trabajar en una película, es un poco como una cita a ciegas. Habrá algo que me interese, pero no tengo ni idea de lo que voy a hacer, así que me paso meses subiéndome por las paredes hasta que consigo dar en el clavo. Con Molly’s game, en los cinco minutos que tardé en llegar a casa, ya tenía toda la película».

Sorkin encontró la historia que quería contar en los detalles que Bloom no llegó a incluir en su libro, un proceso de descubrimiento que se refleja en el personaje de Idris Elba, el abogado defensor Charlie Jaffey: «Acabaste el libro antes de llegar a la mejor parte». Charlie lee el libro y percibe algunas claras omisiones, como partidas de póker que duran varios días sin mención alguna del uso de drogas, y ninguna alusión a los mafiosos rusos cuya implicación condujo al arresto de Bloom. Además, Bloom rara vez habla sobre su familia, sobre todo sobre su complicada relación con su padre, que fue decisivo para que tanto ella como sus dos hermanos acabaran metidos en actividades deportivas y académicas.

Sorkin fue entendiendo a Molly de forma similar a como lo hace Charlie en la película. La prensa sensacionalista la apoda la «Princesa del Póker», y Charlie cree que ella buscas activamente la publicidad por beneficio propio. «Vi una oportunidad de crear un personaje que estaba haciéndose muchas de las mismas preguntas que me hacía yo sobre ella», aporta Sorkin. «Por ejemplo, ¿por qué la arrestaron en plena noche agentes del FBI provistos de armas automáticas, como si se tratara de una persona peligrosa?». Aunque Charlie es una versión ficticia de su abogado, Sorkin señala que «Molly tenían un abogado defensor penal y, cuando habla de él, lo hace con un gran respeto, reverencia y afecto. Molly dijo incluso que era realmente el primer hombre que conoció que era verdaderamente honorable».

Aunque el póker es lo que mueve la trama, la verdadera relevancia de la historia se encuentra en la fuerza de Bloom, su carácter y su capacidad para superar cualquier sistema al que se enfrente manteniéndose fiel a sí misma. «La vi como una historia emocional, y la clase de historia que me gusta contar, con un sentido quijotesco del bien y del mal». Su viaje personal, su relación crucial con su abogado y su negativa a delatar a sus antiguos clientes son el eje central de la historia. «Tenía en sus manos un billete de lotería premiado», opina Sorkin. «Podría haber sido rica y famosa si hubiera dicho simplemente la verdad, pero no estaba dispuesta a hacerlo. Admiro mucho eso y la película admira eso».

A lo largo de los dos años siguientes, Sorkin siguió escuchando más historias de las que Bloom había excluido del libro y pasó aproximadamente un año escribiendo el guion. Entrelazó el trasfondo narrativo, dejó de lado la estructura cronológica lineal, y se centró en la historia de Molly en su guion. La película incluye material del libro, que se incorpora como si fuera una especie de personaje más, pero cuenta su propia historia.

Y aunque Molly’s game es biográfica, Sorkin tuvo mucho cuidado de novelar a los personajes secundarios. «Siempre me pareció importante que nadie se sintiera tentado de jugar a los detectives con la película para tratar de descubrir qué personaje se corresponde con qué famoso real. Así que todos son amalgamas».

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Huayi Brothers Pictures, The Mark Gordon Company, Pascal Pictures, Ciwen Pictures. Cortesía de eOne Films Spain. Reservados todos los derechos.

Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).

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