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Crítica: «Lucy» (Luc Besson, 2014)

Estrambótico divertimento de ciencia ficción protagonizado por una omnipotente Scarlett Johansson, quien da vida en esta oportunidad a un personaje que está a medio camino entre el Profesor Manhattan de Watchmen y el protagonista de El Cortador de césped.

Imágenes de archivo narradas con la voz de documental de Morgan Freeman –quien, no lo olvidemos, ejerce de anfitrión de series científicas como Through the Wormhole (2010-2014) y Curiosity (2011)– se alternan con momentos de acción dignos de un tebeo o de un típico policíaco internacional, sin que la historia termine nunca de encontrar un punto de agarre para el espectador.

En todo caso, Lucy tiene los detalles justos de espectáculo y extravagancia (mafiosos, escotes, viajes cósmicos y hasta dinosaurios) como para resultar simpática.

El realizador francés Luc Besson, cuyo talento comercial está fuera de cualquier duda, combina en este producto los estereotipos propios del technothriller. Por un lado, una intriga llena de momentos de peligro, y por otro, una teoría científica lo suficientemente sugestiva y descabellada como para seducir al espectador medio: en este caso, la posibilidad de potenciar de forma artificial las habilidades del cerebro.

Besson se refiere a esto último como quien ha descubierto por segunda vez el secreto de los Reyes Magos. «Después de hablar con unos cuantos científicos –cuenta el director francés–, me quedé asombrado por lo que me contaron acerca del cáncer, de las células, de que tenemos cientos de miles de millones de células que se comunican. Al parecer, cada célula manda unas mil señales por segundo. La red no es nada comparada a nuestro organismo. Tardé unos años en encontrar el equilibrio entre la realidad y la fantasía».

No sé hasta qué punto lo que se narra en la película será factible algún día. En todo caso, Besson cuenta con la baza publicitaria de que su principal asesor ha sido el neurólogo y neuropsiquiatra Yves Agid, un prestigioso especialista en enfermedades neurodegenerativas.

Conviene destacar la participación en Lucy del siempre magnífico actor coreano Choi Min-sik Old Boy (2003), I Saw the Devil (2010)–, quien vuelve a participar en una producción extranjera sin “rebajarse” a hablar en otro idioma que el suyo. Si las estrellas de Hollywood siempre actúan en inglés, él no va a ser menos.

Sinopsis

La teoría generalmente aceptada es que el ser humano sólo usa un reducido porcentaje de su cerebro. La ciencia especulativa lleva siglos imaginando lo que pasaría si se consiguiera superar ese límite. ¿De qué seríamos capaces si usásemos todo el cerebro? Si cada una de las ochenta y seis mil millones de neuronas que componen el cerebro humano funcionasen a la vez, ¿podría esa persona convertirse en un superhumano?

La historia de Luc Besson sigue los pasos de Lucy (Scarlett Johansson), una despreocupada universitaria afincada en Taiwán a la que su novio engaña para que entregue un maletín a un contacto. Antes de poder entender la situación en que se ha metido, Lucy es secuestrada para servir de rehén al despiadado Sr. Jang (Choi Min-sik). Cuando sus acólitos le implantan quirúrgicamente un paquete con una poderosa sustancia química – que le mataría si se abrirse –, el terror se torna desesperación. Después le mandan con otros huéspedes involuntarios al otro lado del mundo, como vehículo de un material que no tiene precio para sus secuestradores.

Pero cuando el producto químico se suelta accidentalmente y es absorbido por el cuerpo de Lucy, empieza lo inimaginable: su actividad cerebral alcanza niveles sorprendentes, que hasta ahora solo eran hipótesis.

Luc Besson explica cómo se desarrolla la historia: «Una combinación de factores hace posible que todo esto ocurra, y dos de esos factores son unas personas realmente malas y una nueva droga. Bueno, no es una droga propiamente, es una sustancia natural producida por las mujeres en su sexta semana de embarazo llamada CPH4. Se me ocurrió la idea y, según algunos médicos con los que hablé, no es totalmente descabellada. Supongamos que alguien consigue tener acceso al 30% de su mente, podrá acceder al 40% y así sucesivamente. Es como un efecto dominó. En cierto modo, Lucy coloniza su propio cerebro y no puede parar. No quiere seguir haciéndolo, ni siquiera sabe cómo usar ese potencial».

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

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Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).