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Crítica: «La Cosa» (Matthijs van Heijningen Jr., 2011)

Esta película, que clausuró el Festival de Sitges 2011, sirve por igual como tributo y precuela del clásico homónimo de John Carpenter, a su vez remake de El enigma de otro mundo (Christian Niby y Howard Hawks, 1951) y adaptación del relato ¿Quién anda ahí?, escrito en 1948 por Joseph W. Campbell. No es tan complicado como parece.

Quizá su declarada admiración por Howard Hawks y por El enigma de otro mundo (ya homenajeada en La noche de Halloween) provocaron que John Carpenter titulara su película como The Thing. Sin embargo, a pesar de varios guiños a aquella cinta, lo cierto es que el film de Carpenter se alejaba de la película previa y se acercaba más al argumento del relato original de Campbell, una combinación de terror y ciencia-ficción en parajes antárticos con no pocos ecos lovecraftianos.

La nueva película no intenta alejarse de las anteriores versiones, y además se vincula a la cinta del 82. Relata los sucesos inmediatamente previos a los narrados en la obra de Carpenter, e intenta captar su tono. Para ello, emula la fotografía, la dirección artística, la música y hasta la tipografía de los títulos de crédito.

Precisamente esta reverencia a la película de Carpenter es lo que hace de La Cosa (2011) un film de buen aspecto y sin demasiadas idioteces, aunque también hace inevitables las comparaciones, de las que sale, como era de esperar, perdiendo.

Si alguien desconoce La Cosa (1982), encontrará que este nuevo film es una correctísima y a ratos impactante película de monstruos, con una gran ambientación y algún que otro golpe de efecto notorio. Las interpretaciones son adecuadas, incluso buenas, como en el caso de la protagonista, Mary Elizabeth Winstead, una actriz que ha sabido superar su condición de «cara bonita» con un puñado de notables papeles.

Sin embargo, si es un fanático del film de Carpenter, el espectador notará que el nivel baja en todos los sentidos.

Las inevitables comparaciones

En el caso de los efectos especiales, uno de los puntos fuertes de la película del 82, resulta sorprendente que los efectos de maquillaje y los animatrónicos creados por el genial Rob Bottin hace treinta años se muestren mucho más orgánicos, tangibles e impactantes que las sofisticadas creaciones del nuevo film, que combinan efectos mecánicos con digitales, realmente buenos, pero con esa falta de solidez y gravedad tan propia de las imágenes generadas por ordenador.

Aparte de los efectos digitales y del abismo cualitativo entre los magistrales encuadres y el montaje de ambas películas (basta con comparar las elaboradas composiciones del film de Carpenter con el estilo «cámara al hombro» de Matthijs van Heijningen Jr. en las escenas de grupo), la gran diferencia de tono se advierte en los personajes.

El nuevo film está protagonizado por un grupo de personas bien avenidas y cercanas, en especial la agradable protagonista (en una concesión inevitable, al grupo de noruegos se suman americanos). Se trata de los clásicos personajes creados para que sintamos simpatía por ellos.

Carpenter, en una muestra de valentía, siempre mantenía una distancia entre los protagonistas de La Cosa y el espectador, y mostraba un grupo de compañeros de trabajo que, si bien no se odiaban a muerte, tampoco se profesaban un especial aprecio. Este detalle hacía que la frialdad, la paranoia y la hostilidad que se desarrollaba a lo largo de la película fuera más intensa, y uno no tuviera realmente claro quién era La Cosa, o si realmente había tanta diferencia entre los humanos y el organismo alienígena.

A medida que avanza el nuevo film, los personajes noruegos son dados de lado paulatinamente y la acción se centra en las aventuras de los americanos. Este hecho supone que la condición de precuela se disipe un poco durante la parte final del metraje. Los responsables, conscientes de ello, se apresuran a atar cabos sueltos de una manera algo forzada durante los créditos finales, dando una sensación de apresuramiento y haciendo que el espectador se pregunte cómo podría haber sido la película si se centrara en el pesadillesco drama de los noruegos que intuíamos en el film de Carpenter, y que aquí sólo vemos a medias.

Pero como no todo el mundo es tan puntilloso y obsesivo con La Cosa (1982) como yo, volveré a señalar que el film de 2011 es una aceptable película de monstruos con la que se puede pasar un rato entretenido, y que incluso puede asustar a algún incauto.

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

Copyright de las imágenes © 2011 Strike Entertainment. Cortesía de Universal Pictures International Spain. Reservados todos los derechos.

Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).