Scott Beck y Bryan Woods, guionistas de Un lugar tranquilo y responsables de otros films interesantes, han regresado con una propuesta que se aparta del terror convencional para adentrarse en terrenos psicológicos más complejos. Heretic no busca sustos fáciles al estilo ‘tren de la bruja’. En su lugar, ofrece un enfrentamiento intelectual que invita al espectador a reflexionar sobre el peso de las creencias y los prejuicios.
La película transcurre en un solo escenario: una casa en la que cada habitación parece diseñada para desconcertar. El diseño de Phil Messina refuerza la atmósfera opresiva, convirtiendo el espacio en un reflejo de la mente del Sr. Reed, el personaje central interpretado con sorprendente intensidad por un Hugh Grant que domina cada plano.
La dirección de fotografía de Chung Chung-hoon saca provecho del juego entre luz y sombra, intensificando esa sensación de aislamiento y peligro que nos genera el film.
La casa no solo es el campo de batalla físico, sino también simbólico. Aquí, las estructuras religiosas, filosóficas y personales se desmoronan, forzando a las dos protagonistas y al público a explorar sus demonios ocultos.
El Sr. Reed: carisma al servicio de la manipulación
Hugh Grant, conocido por su habilidad para capturar el encanto británico, cambia de registro en Heretic. Su interpretación del Sr. Reed es magnética y perturbadora. Reed no solo es un maestro del lenguaje, sino un manipulador consumado que utiliza la lógica como arma. Citando tanto las Escrituras como textos de la cultura pop, como lo haría alguien como Christopher Hitchens, Reed pone a prueba las convicciones de las jóvenes misioneras mormonas que se acercan a su hogar, interpretadas por Sophie Thatcher y Chloe East.
Grant no interpreta un simple antagonista. Reed es un hombre complejo, un intelectual atrapado en su propia retórica, cuyo objetivo no es destruir a sus interlocutoras, sino llevarlas al borde del abismo. Thatcher y East, por su parte, no se limitan a reaccionar; sus actuaciones transmiten un equilibrio entre vulnerabilidad y desafío, dando profundidad al enfrentamiento.
El diálogo como herramienta de tensión
Lo más destacado de Heretic son sus diálogos. Beck y Woods escriben con precisión y nos brindan un duelo cargado de matices. Las conversaciones entre Reed y las misioneras son un esgrima verbal donde cada palabra cuenta. Más allá de su contenido teológico, estas interacciones exploran cómo las creencias moldean la identidad y cómo una simple duda puede desarmar al creyente más fervoroso.
En lugar de recurrir a los efectos melodramáticos, la película se mueve a un ritmo pausado pero constante. La tensión no surge de la acción o de los golpes de efecto, sino de la certeza de que los personajes lo ponen todo en juego.
Preguntas sin respuestas
Aunque Heretic puede catalogarse como un thriller psicológico de presupuesto medio, sus ambiciones son mayores. Beck y Woods no se limitan a explorar el miedo a lo desconocido. También centran su atención en lo conocido, en las estructuras de pensamiento que damos por sentadas y que, cuando se ven desafiadas, pueden convertirse en jaulas mentales.
El guion no ofrece respuestas. En su lugar, plantea preguntas: ¿qué ocurre cuando la fe, diseñada para sostenernos, se convierte en un arma que puede volverse contra nosotros mismos? ¿Es posible desmontar nuestra fe sin desmoronarnos en el proceso?
Afortunadamente, el film evita sermonear, permitiendo que el público saque sus propias conclusiones. Este enfoque aumenta su impacto y deja una impresión duradera.
Una propuesta atractiva e inteligente
Aunque resulta muy entretenida, Heretic no es una película fácil de digerir. Su enfoque cerebral y su ritmo pueden desalentar a quienes busquen emociones más juveniles, propias del slasher o de las fantasmagorías que produce James Wan. Sin embargo, para quienes estén dispuestos a sumergirse en su mundo de preguntas incómodas y tensiones crecientes, la recompensa es significativa.
Sin salirse de los cauces del género, Heretic viene a ser un recordatorio de que el cine puede ser una herramienta para la introspección, una invitación a reflexionar sobre las fuerzas que nos moldean y los límites de nuestras propias certezas.
Sinopsis
Dos jóvenes misioneras se ven obligadas a demostrar su fe cuando llaman a la puerta equivocada y son recibidas por el diabólico Sr. Reed (Hugh Grant). Los tres se verán envueltos en un brutal juego del gato y el ratón durante una larga noche de tormenta.
Escrita y dirigida por Scott Beck y Bryan Woods (Un lugar tranquilo), Heretic (Hereje) se adentra en un tema sobre el que se reflexiona mucho pero se habla poco: la religión. Esta inquietante historia analiza cómo algo que sirve a tanta gente de consuelo y apoyo puede llegar a atrapar y confundir a sus adeptos cuando la fe y la Biblia se utilizan con fines perversos.
El filme está protagonizada por Hugh Grant en el papel del Sr. Reed, el encantador, embaucador y diabólico hombre que invita a entrar en su casa a dos misioneras mormonas (Sophie Thatcher y Chloe East), sometiéndolas a un enrevesado juego del gato y el ratón que combina elementos de terror y thriller psicológico.
La velada da pie a diálogos electrizantes y debates sesudos cuando las dos jóvenes creyentes intercambian argumentos para desmontar el curioso intelecto de su anfitrión. Al enfrentar sus creencias a la falta de fe, acaban enredadas en los más oscuros recovecos del laberinto de la mente de Reed.
Heretic es la historia de un hombre aferrado a sus convicciones y decidido a difundir la que él considera la única religión verdadera. Hugh Grant deja de lado su habitual encanto para meterse en la piel de este hombre, ofreciendo una de las interpretaciones más inolvidables y divertidas de su carrera. Reed es una especie de Hannibal Lecter con intereses menos terrenales, que disfruta saltando de las citas religiosas más rebuscadas a las letras de Lana Del Rey, pasando por discursos sobre el Monopoly y la comida rápida.
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