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Crítica: «Green Book» (Peter Farrelly, 2018)

Peter Farrelly no le falta experiencia en el género de las road movies. Junto a su hermano debutó con éxito en el cine dirigiendo un par de divertidísimas comedias protagonizadas por parejas sobre el asfalto: Dos tontos muy tontos (1994) y Vaya par de idiotas (1996).

Con estas películas y con Algo pasa con Mary (1998), los Farrelly se hicieron muy populares en la segunda mitad de los 90, generando multitud de imitadores que no llegaron a entender que las comedias de estos hermanos eran algo más que gags escatológicos, ya que tenían un corazón tierno y trataban sobra la importancia de ser buena persona.

Menos alocada y más asequible para todo tipo de público, Green Book podría ser la versión respetable de sus primeras películas. El film adapta libremente la historia real de la inesparada amistad entre el prestigioso pianista afroamericano Don Shirley (Mahershala Ali) y Tony Vallelonga (Viggo Mortensen), un buscavidas italoamericano del Bronx.

Como sucede en tantos otros largometrajes con el mismo esquema, ambos personajes son muy diferentes, prácticamente incompatibles, pero han de trabajar juntos. El italiano ejerce de chófer, guardaespaldas y hombre para todo durante la gira del músico por el sur de los Estados Unidos, una idea arriesgada a comienzos de los 60, cuando transcurre la historia.

Siguiendo lo esperado, los dos personajes, poco a poco, irán llevándose mejor entre ellos, y aprendiendo lecciones mutuas. El estirado e introvertido pianista conocerá la música popular del momento, la comida basura y el mundo de la gente común gracias al simpático y algo tarambana buscavidas. Por su parte, el italoamericano se quitará de encima su racismo y aprenderá algo de arte y de refinamiento (lo justito).

A pesar de tratar temas como la discriminación racial y sexual, Green Book no es un intenso drama, y nunca se aleja demasiado del sendero de la comedia simpática. La “extraña pareja” funciona a la perfección gracias al soberbio trabajo del dúo protagonista, con un Viggo Mortensen que parece estar pasándolo a lo grande, con sus kilos de más, y devorando comida con una alegría que consigue que el espectador salga del cine con ganas de zamparse lo que sea, especialmente pizza, perritos calientes o delicias culinarias de ese estilo.

Green Book es pura fórmula. Una película sencilla sin espacio para la sorpresa o la innovación. Está construida con unos mecanismos mil veces utilizados, pero muy bien encajados y engrasados gracias al oficio de Farrelly y al buen hacer del reparto.

En definitiva, se trata de una cinta ideal para sonreír e imaginar durante unos minutos que el bien puede triunfar en este perro mundo.

Sinopsis

Cuando Tony Lip (Viggo Mortensen), un rudo italoamericano del Bronx, es contratado como chófer del virtuoso pianista de color Don Shirley (Mahershala Ali), durante una gira de conciertos por el Sur de Estados Unidos, deberá confiar en «El libro verde», una guía de los pocos establecimientos seguros para los afroamericanos, para encontrar alojamiento. Son dos personas que tendrán que hacer frente al racismo y los prejuicios, pero a las que la bondad y el sentido del humor unirá, obligándoles a dejar de lado las diferencias para sobrevivir y prosperar en el viaje de su vida.

El director Peter Farrelly (Algo pasa con MaryDos tontos muy tontos) se aleja por primera vez de las locas comedias que le encumbraron para dirigir Green Book, una historia basada en hechos reales que nos cuenta, con un sentido del humor amable y humano, la increíble amistad entre dos personas opuestas que superará todos los obstáculos.

El nominado al Óscar Viggo Mortensen (Captain FantasticPromesas del Este, la trilogía de El Señor de los Anillos) y el ganador del Óscar Mahershala Ali (MoonlightFiguras ocultasHouse Of Cards) protagonizan Green Book, acompañados de Linda Cardellini (Un pequeño favorLos Vengadores: la era de Ultrón).

Nick Vallelonga, el hijo mayor de Tony Lip, se crió oyendo hablar del viaje de su padre con Don Shirley«Es una historia que he tenido presente básicamente toda mi vida, desde que era pequeño», comenta Vallelonga, un actor, guionista, productor y director, cuya filmografía incluye El riesgo del vértigoStiletto, el galardonado wéstern independiente Yellow Rock, así como el telefilme Unorganized Crime.

Tony se había criado en el Bronx y había conseguido un trabajo en el club nocturno Copacabana, donde trabajó durante 12 años, codeándose con mandamases mafiosos y todo tipo de famosos, entre ellos Frank SinatraTony Bennett y Bobby Darin. Aunque dejó de ir al colegio en el equivalente a primero de la ESO, era parlanchín y carismático, y se ganó su apodo de «Lip» («Labio») por su reputación de ser capaz de persuadir a cualquiera de casi cualquier cosa.

«Podría hacer 50 películas sobre mi padre», asegura Vallelonga«Era una de esas personas fuera de lo común, tipo Damon Runyon. Cuando entraba en una habitación, sabías que estaba allí». Eso dejó mucha mella en su hijo, al igual que la amistad de Tony con el Dr. Shirley y la historia de cómo se conocieron.

«Desde joven, quería ser cineasta y contar historias, y esta era una gran historia que me contó mi padre», recuerda Vallelonga«Formaba parte del acervo familiar, pero también sabía que era una historia importante sobre dos personas muy distintas que se juntan y se cambian mutuamente la vida y cambian cómo ven a los demás. Es una historia inspiradora que sigue siendo tan importante e impactante hoy como lo ha sido siempre».

Para Tony, ese viaje con Shirley en 1962 le abrió los ojos por primera vez a la dura situación de los afroamericanos del Sur de EE. UU., y el aluvión de humillaciones -y peligros muy reales- que tenía que sufrir la gente de color por culpa de las leyes racistas y los privilegios de los blancos. Las leyes segregacionistas de Jim Crow restringían dónde les estaba permitido a los afroamericanos comer, dormir, sentarse, comprar e incluso caminar. Establecían de qué fuente podían beber los afroamericanos, o qué aseos podían usar. Restringían prácticamente cada aspecto de la vida diaria. Ciertas poblaciones del Sur instituyeron incluso leyes de «puesta de sol», que hacían ilegal que la gente de color pudiera salir a la calle de noche. El arresto era lo menos terrible que te podía pasar si te pillaban.

«Lo que mi padre vivió durante ese viaje con el Dr. Shirley cambió su forma de ver el mundo, porque vio cosas que no sabía que estaban sucediendo, y que nunca había visto antes», explica Vallelonga«En última instancia, creo que lo mismo podría decirse del Dr. Shirley».

Ciertamente, Shirley había llevado una vida apartada de la mayor parte de los afroamericanos, tanto geográfica como culturalmente. Había estudiado música clásica en el extranjero y, en los Estados Unidos, había tocado principalmente por el Noreste.

Cuando Tony lo conoció, Shirley vivía en un lujoso apartamento sobre Carnegie Hall. «No fue más que un viaje de dos meses, pero supuso un gran cambio para mi padre, y cambió cómo nos enseñó a tratar a la gente y a respetar a los demás».
Vallelonga sabía que esperaba hacer una película algún día sobre este capítulo fundamental de la vida de su padre, de modo que, mientras Tony y el Dr. Shirley se encontraban en los últimos años de sus vidas, Vallelonga grabó horas de audio y vídeo en los que su padre contaba la historia.

También se puso en contacto con Shirley, a quien conocía como un amigo de la familia, y pasó horas entrevistándolo. «Conocí al Dr. Shirley cuando tenía 5 años», recuerda Vallelonga. «Era un hombre meticuloso, bien vestido, de habla educada y muy culto. Le interesaba mucho la familia de mi padre, que mi padre fuera un cabeza de familia. Y era muy amable conmigo y con mi hermano. Nos hacía regalos. Recuerdo que de pequeño me regaló unos patines de hielo. Era un ser humano verdaderamente especial, una persona verdaderamente especial»

Aunque Vallelonga ve Green Book como un testimonio del carácter y del legado de su padre, se siente especialmente orgulloso de que la película muestre el talento musical del Dr. Donald Walbridge Shirley, el virtuoso pianista, compositor, arreglista e intérprete.

El Dr. Shirley era un hombre sumamente reservado y la mayor parte de la información que se conoce de él se encuentra únicamente en el texto de la carátula de sus álbumes, que escribió él mismo, o en historias que contaba sobre sí mismo a otras personas, entre ellas los Vallelonga. Los detalles sobre su historia a veces pueden resultar contradictorios. Pero según lo que se sabe de él, Shirley se convertiría en estudiante del Conservatorio de Leningrado con 9 años de edad, debutaría en concierto con la orquesta sinfónica Boston Pops a los 18 años, obtendría varios doctorados y aprendería múltiples idiomas. En 1955, cuando se publicó su primer álbum para Cadence Records, «Tonal Expressions»Shirley fue descrito por la revista Esquire como «probablemente el pianista de más talento del negocio… tan bueno que las comparaciones son absurdas».

El legendario pianista y compositor Igor Stravinsky, contemporáneo de Shirley, dijo sobre él: «Su virtuosismo es digno de los dioses».

«El Dr. Shirley fue un genio, un hombre absolutamente asombroso», afirma Vallelonga«Tenía un talento increíble. Me alegra que esta película vaya a dar a conocer en todo el mundo su nombre, su obra y su talento».

Vallelonga considera que el trabajo de su padre en el Copacabana le permitió apreciar de verdad la música y a los músicos, de modo que, cuando oyó tocar a Shirley, sabía que tenía un talento extraordinario. «Mi padre siempre hablaba de él, nos ponía su música en casa y nos hacía escucharla», recuerda Vallelonga«Esa música amplió mi mundo. Escuchaba a los Beatles, Jimmy Rosselli y música italiana, y al Dr. Don Shirley. Fue una gran mezcla cultural para mí».

En 2013, después de más de 50 años de amistad, Tony Vallelonga y Don Shirley murieron ambos con casi tres meses exactos de diferencia entre sí, Tony murió el 4 de enero de 2013, a los 82 años de edad, y Shirley murió el 6 de abril de 2013, a los 86 años. Tras pasar un tiempo de luto, Vallelonga retomó su historia y empezó a pensar: ha llegado el momento de hacerlo.

Aunque el guion se basa en hechos reales, por lo que el arco narrativo general estaba predeterminado, el don de Farrelly para la narración y los personajes, así como su precisión como guionista, hizo que todo cuajara.

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

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Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).