Vicente DíazIronías de la vida, ahora que el rock ha muerto, ha vuelto a adquirir su naturaleza primigenia, que es la de abanderar la libertad y la protesta contra el sistema. Cuando los heavies, tan abundantes en los 80, se convierten en los freaks del instituto o en señores inmaduros de mente distraída por el abuso de sustancias relajantes, el ser un fan (de los de verdad, de los de tachuelas) de AC/DC o Judas Priest se ha convertido en toda una declaración de principios, que a la mayoría puede parecer tan inocentemente entrañable como el ser amish.
Jack Black, estrella indiscutible de School of rock, es un cómico que ha recorrido un camino muy similar al de John Belushi y Dan Aykroyd, quienes inventaron unos personajes cómicos, los Blues Brothers, que retomaban en plena Era Disco la mejor música soul como arma reivindicativa contra las modas establecidas.
Como aquellos, Jack Black ha surgido del programa Saturday Night Live, y ha creado un personaje llamado Tenacious D, que revisita los tópicos del heavy más clásico a base de canciones tan hilarantes como bien hechas. School of Rock es algo así como una extensión de esta idea, aunque adecuada a un público más bien familiar.
Realmente, esta película no deja de ser una versión rockera de films como Sister Act, donde el sexo y las drogas son dejados completamente de lado. La diferencia con otras tonterías de ese estilo es que la bis cómica de Jack Black y las constantes referencias al rock clásico y lo que lo rodea proporcionan más risas de las esperadas. Los que hayan visto Alta fidelidad sabrán a qué nos referimos si decimos que el Dewey de School of rock es prácticamente el mismo personaje que el Barry de aquel film de culto.
A pesar del esquema típico y demás concesiones comerciales (el niño con inquietudes artísticas cuyo estricto padre impide que toque la guitarra), lo cierto es que se siente una especial gratificación cuando el protagonista comienza a descubrir a los críos fans de Britney Spears y similares la historia del rock y los grupos más determinantes en las últimas décadas, y cómo convierte a estos criajos pijos en personajes como un batería punk, una astuta manager, unas coquetas grupies o incluso un estilista de lo más glam (quizá el mejor chiste de la película). Algunos de estos chavales son lo que alguien llamaría “niños prodigios”, como el excelente guitarrista Joey Gaydos Jr., nacido el mismo año en el que se estrenó Terminator 2.
Como suele ocurrir con las películas protagonizadas por cómicos, la efectividad de School of rock dependerá mucho del espectador y de si considera los histrionismos de Black graciosos o insoportables. Por otro lado, el nivel de conocimiento que tenga este espectador respecto a este tipo de música le ayudará a apreciar mejor los gags y guiños que nutren constantemente este sentido homenaje-parodia al mundo de las furgonetas, los amplificadores y las canciones demoledoras.
Sinopsis
Dewey Finn (Jack Black) es un rockero fracasado que consigue, fraudulentamente, un puesto como profesor sustituto en una prestigiosa escuela infantil. Pese a su apatía inicial, Dewey decide aprovechar el talento musical de los alumnos para montar una banda de rock con la que podrá ganar un suculento premio en una competición de bandas.
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Guzmán Urrero
