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Crítica: ‘Elemental’ (2023)

Ember (en español Candela Lumen) es una chica de Brooklyn pizpireta y trabajadora. Ayuda a sus padres en el restaurante familiar desde que era bien pequeña, y siempre ha querido más responsabilidad en el negocio, si bien su temperamento y falta de paciencia con los clientes le ha dificultado esa labor. Surge un problema con las cañerías por el cual el Ayuntamiento puede clausurar el local. Wade (en español Nilo Fuentes), un hipersensible empleado municipal, intentará ayudar a Ember a arreglar la situación.

En un comienzo, la temperamental Ember no soportará a Wade, que además pertenece a una familia acomodada y «progre» de Park Avenue, pero el amor se va haciendo inevitable entre dos personajes tan opuestos.

No, no se trata de uno de esos telefilmes alemanes que se emiten los sábados a la hora de la siesta, sino de la última producción de Pixar, con lo cual tampoco es que hablemos exactamente de Nueva York ni de seres humanos, sino de una ciudad donde conviven los seres elementales. En este caso, Ember es una elemental de fuego y Wade es un elemental de agua. Por lo demás, el argumento transcurre por el camino esperado en cualquier comedia romántica, sin salirse ni un milímetro del recorrido.

Al tratarse de Pixar, Elemental es una película con buen acabado técnico, destacando los diseños de los edificios de la ciudad y las riadas que llenan sus canales, pero en ningún momento asistimos a ninguna ocurrencia visual memorable o novedad tecnológica que nos haga abrir los ojos como platos, algo que sí pasaba cuando Pixar era Pixar.

La expulsión en 2018 de John Lasseter, el principal talento de la compañía, por razones que aquí no se van a discutir, ha acelerado la caída, si no de calidad, sí de originalidad que lleva experimentando Pixar desde hacía ya un tiempo. Después de Up (2009), quizá el único título memorable haya sido Inside Out (2015), entre numerosas secuelas y derivaciones de sus éxitos clásicos y alguna que otra película «inspirada» por cintas de animación menos publicitadas.

En general, el Pixar post-Lasseter incide en los mensajes progresistas de integración y representación, lo cual nunca es malo, pero no ofrece mucho más, y a ratos parece que incluso esta labor humanista lo que busca es enfadar a los trogloditas más ruidosos, para que les hagan la campaña gratis.

En el caso de Elemental, lo cierto es que no hay nada que pueda escandalizar salvo a los carcas más recalcitrantes (un matrimonio gay con hijos ya no escandalizaría a nadie menor de 110 años), con lo cual la historia se centra en el dilema de la protagonista entre seguir la tradición familiar o tomar su propio camino en la vida. Lo interesante es que los padres de Ember en ningún momento obligan a la protagonista a ocuparse del establecimiento de comida (con bolas de ascuas ardientes como plato principal), sino que es ella misma la que se fija ese objetivo, y con empeño. Al salir de su barrio y conocer a otra gente, ve un mundo de posibilidades que desea, pero que también teme.

Una historia agradable y bien llevada, pero ya contada tantísimas veces que induce en ocasiones al espectador a desconectar y pensar en sus propios asuntos (lista de la compra, tareas pendientes, etc.). Como posible novedad de Elemental estaría la ausencia de mascotas graciosas o subtramas dirigidas a los niños más pequeños, poco interesados en el drama de la protagonista. Lo que quedaría para los niños sería el diseño simpático de los elementales que pueblan la cinta, pero es probable que no le presten demasiada atención a la historia.

Sinopsis

Una película original de Disney y Pixar ambientada en Ciudad Elemento, donde conviven los residentes de Fuego, Agua, Tierra y Aire. La historia presenta a Candela, una joven dura, avispada y pasional, cuya amistad con un chico divertido, sensible y que se deja llevar, Nilo, desafía sus creencias sobre el mundo en el que viven.

Hace mucho tiempo que los realizadores de Pixar Animation Studios entendieron el enorme poder de la música para contribuir a dar vida a una historia. De hecho, la construcción del mundo va mucho más allá de los edificios y de los personajes de fondo: el paisaje sonoro que se elige para una película añade profundidad al viaje de los personajes y ayuda a definir los momentos emotivos. En lo que se refiere a la música de Elemental, los realizadores recurrieron a un consumado miembro de su familia musical: Thomas Newman.

El director Peter Sohn aprovechó la experiencia y el talento de Newman para reforzar el núcleo emocional de la historia. Según Sohn, la música de Newman captura de forma brillante la conexión inesperada entre Candela y Nilo, Fuego y Agua, opuestos a todas luces. No sólo hace eso, dice el director, sino que acompaña con elocuencia la relación cada vez más profunda de la historia entre padre e hija. “Como fan de la música de Tom”, dice Sohn, “uno de los aspectos de su trabajo que más me gusta es su manera de interpretar los pensamientos internos de los personajes a través de la música y expresar una energía más sofisticada en un momento emotivo. Por eso queríamos contar con Tom y estoy entusiasmado con el trabajo que creó para la película”.

Sohn dice que la historia, muy personal para él, empezó con el dibujo de un personaje de Fuego y un personaje de Agua interactuando entre ellos. Imaginó una amistad inesperada, una relación que seguramente provocaría asombro, bromas y malentendidos tremendamente divertidos. “Empecé fijándome en mi relación con mi esposa: yo soy coreano y ella es estadounidense, mitad italiana”, dice Sohn. “Al principio oculté la relación a mis padres porque ellos, de la vieja escuela, querían que me casara con alguien coreano. Las últimas palabras de mi abuela fueron literalmente ‘¡Cásate con una coreana!’”

Los padres de la vieja escuela de Sohn acabaron por descubrir que tenían mucho en común con la familia de su futura nuera. Otro aspecto de la historia también sirvió de inspiración, dice el director. “Se trata de entender a nuestros padres como personas. Así es como aprendes a valorar los sacrificios que hacen por sus hijos. Mis padres emigraron de Corea a principios de los años 70, así que yo nací allí pero me crie según las tradiciones, la lengua y la cultura coreanas en la muy estadounidense Nueva York. Eso provocó algunos choques culturales entre la primera y la segunda generación. Yo saba por sentado y no valoraba en su justa medida las pruebas y las dificultades que debieron atravesar”.

Antes de Elemental, una película con dos personajes principales que son efectos visuales en sí mismos, uno de Fuego y otro de Agua, esto era absolutamente imposible. La idea de Sohn era contundente: Candela es Fuego, pero sus llamas no acaban consumiéndose. Y Nilo, como es lógico, es Agua, no un recipiente que contiene agua. No había una estructura similar a un esqueleto virtual en la que se anclarían los personajes. Pero sí que tendrían capacidad para moverse y, lo que resulta más extraño, emocionarse de forma creíble y atractiva. Así es como el público podría conectar con ellos. “Cuando vimos la presentación de Peter, nos dimos cuenta de que el proyecto era extremadamente ambicioso”, dice el supervisor de efectos visuales Sanjay Bakshi. “Todos los fotogramas de esta película tienen una simulación de fuego o agua y a menudo de ambos elementos. La escala de los efectos no tiene precedentes en una película de Pixar”.

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Pixar Animation Studios, Walt Disney Pictures. Reservados todos los derechos.

Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).