Vicente DíazDa la impresión de que Javier Gutiérrez aparece últimamente en todas las películas y series españolas. Pero no nos vamos a quejar por ello. Más bien al contrario. El trabajo de este excelente intérprete es lo mejor, con diferencia, de Campeones, un film tan bienintencionado como artificioso.
El guión, coescrito por Fesser y David Marqués, se limita a rellenar los espacios en blanco de una antigua plantilla; la de esas películas en las que un profesor, entrenador o instructor se ve obligado a educar a regañadientes a un grupo de perdedores, para terminar descubriendo que, en realidad, ellos son quienes le han dado una lección.
En esta ocasión, un entrenador de baloncesto con problemas de ego y alcohol se ve obligado a entrenar a un equipo de discapacitados intelectuales. Es eso o la cárcel, ya que, en un momento de embriaguez, ha tenido la mala idea de embestir a un coche de la policía.
Por otro lado, el protagonista ha perdido su puesto como segundo entrenador del Estudiantes por su mal carácter, y vive temporalmente separado de su esposa (Athenea Mata). Ella le somete a un intenso chantaje emocional con el objetivo de tener un hijo, algo a lo que él no está dispuesto. Tan inquietante personaje, demostrando un empeño cercano a lo psicopático, se apunta al nuevo trabajo social de su esposo para seguir apretando las tuercas de nuevas maneras.
Pese a lo angustioso de la situación, el film se presenta como una comedia amable y optimista, en la que se hace hincapié en la valía de las personas discapacitadas, que no son especialmente distintas del resto de la población.
Javier Fesser vuelve a demostrar su habilidad para trabajar con intérpretes de primera fila y con actores de los llamados “no profesionales”, en esta ocasión un un grupo variopinto de debutantes con discapacidad intelectual, pero bastante desenvueltos ante la cámara.
La comedia más o menos irreverente se combina, por un lado, con momentos realistas (los más interesantes: como los que reflejan la explotación laboral que sufre uno de los protagonistas), y por otro, con escenas de pasteleo condescendiente, que restan fuerza al relato y al mensaje.
Aunque se nos muestra a los miembros del equipo de baloncesto como personas de carne y hueso, a la hora de la verdad se les dota de personalidades excesivamente ejemplares. Por ejemplo, ningún baloncestista discapacitado de la película tiene mal perder o mal ganar. Ninguno.
Como sucede en tantas otras comedias “con mensaje”, la diversión y el sermón entablan una lucha durante todo el metraje que al final acaba afectando negativamente a la narración.
Sinopsis
Marco es el segundo entrenador de un equipo de baloncesto de la primera división española. Tiene problemas en el trabajo, con su pareja y con casi todo lo que le rodea. Es, más que nada, una cuestión de actitud frente a la vida.
Un día, en pleno partido de Liga, esas frustraciones desembocan en una tremenda bronca con el primer entrenador, que deriva en una borrachera y ésta en un accidente de tráfico que le sienta en el banquillo.
La sentencia le llevará a entrenar a un equipo de baloncesto muy especial, formado por personas con discapacidad intelectual, a la vez que pierde su trabajo y se rompe su relación de pareja.
De forma sorpresiva para el propio Marco, él será quien realmente aprenda de su aventura junto a un equipo donde imperan las ganas de vivir y el dar importancia a las cosas que realmente la tienen…
Campeones es la nueva comedia de Javier Fesser (El Milagro de P. Tinto, Camino, Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo), protagonizada por Javier Gutiérrez (ganador del Goya al Mejor Actor 2017).
Completan el reparto un grupo de actores debutantes con discapacidad intelectual: Sergio Olmos, Julio Fernández, Jesús Lago, José de Luna, Fran Fuentes, Gloria Ramos, Alberto Nieto, Roberto Chinchilla y Stefan López. Athenea Mata, Juan Margallo, Luisa Gavasa, Daniel Freire y Jesús Vidal dan vida al resto del elenco.
En palabras del director: “Campeones aborda el fascinante mundo de las personas con discapacidad intelectual con la misma sinceridad y naturalidad con la que ellos afrontan sus vidas. Su falta generalizada de prejuicios sobre cualquier asunto y su envidiable afición por decir las cosas tal y como las piensan permiten a sus protagonistas transitar por una aventura irremediablemente divertida y humanamente deliciosa”.
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Hernán Migoya
Blas Matamoro
