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«Águila Roja» (2009), de Daniel Écija, Ernesto Pozuelo, Carmen Ortiz y Pilar Nadal

Como todos mis amigos y servidor sólo vemos series estadounidenses, no hace ni una semana que me he enterado de la existencia de esta producción española de capa y espada que al parecer ha arrasado en la tele del país (Dios mío, qué desconexión del pueblo crea la edad, Internet… y los amigos modernos).

De momento ya he visto dos capítulos de Águila Roja y me lo estoy pasando muy bien: desde La Máscara Negra (¡1982!) de Sancho Gracia no recuerdo una serie nacional de aventuras, y ver floretes que disparan balas y un espadachín catalán dando saltos de ninja mola. Cosas peores he visto en cómic vendidas a Francia.

Sí, resulta un poco raro que el ayudante de este Pimpinela Escarlata ibérico (esto es: proletario) no vaya también enmascarado, y que el héroe se acivile con bufanda de cumbayá y trate a su hijo como si fuera un prototipo 2010 de la Educación para la Ciudadanía, pero el ruido coyuntural y la moral social de su tiempo siempre han afectado la ficción popular, aquí y en Lima… y en Hollywood. Si los yanquis hacen lo que les rota con The Tudors ‒como sacar un Enrique VIII atlético o meter personajes españoles interpretados por actores anglos sin idea de lo que están chapurrando… y ni se inmutan‒, ¿por qué no van aquí a elucubrar fantasías animadas con Águila Roja ‒como esos homenajes, versión tejados madrileños, a The Crow (la buena, la de Alex Proyas)‒, que al menos ni siquiera existió?

Y si la mencionada Los Tudor se sostiene sobre todo porque Sam Neill es maravilloso (esa maestría que muestra en recorrer el suelo con la mirada antes de posarla sobre los ojos de su interlocutor… de común, un Rhys Meyers que sólo bascula entre dos registros, ira y chulería), aquí tenemos a un Javier Gutiérrez que más que alivio cómico es desahogo cósmico, de lo divertido que está en su caracterización sanchopancista; y a dos mujeres portentosas de heroína y villana, respectivamente: Inma Cuesta, valenciana de tapizado italiano, y Miryam Gallego, porcelana lunar. Más, olvido imperdonable, un Francis Lorenzo de rictus en ristre, tan coriáceo y espaghettero que parece un malo digno de El Zorro de Alain Delon.

La verdad, solamente faltan Manuel de Blas y Joaquín Hinojosa para hacerme feliz del todo.

Sinopsis

1×01: Gonzalo, un simple maestro de escuela, celebra la Navidad junto a su mujer Cristina y su hijo Alonso. Mientras, un grupo de encapuchados asiste a una reunión secreta. Uno de sus miembros, el capitán Rodrigo, es acusado de traición pero consigue escapar. Perseguido por los hombres del comisario, se cruza con Cristina. Ésta es arrestada y torturada. Gonzalo encuentra a su mujer en la calle, que muere en sus brazos. Jura venganza y se convierte en Águila Roja para encontrar a los asesinos de su mujer y ayudar al pueblo.

1×02: Alonso no entiende por qué no puede ver a su tía Margarita y culpa a Gonzalo de la muerte de su madre. Sus actos rebeldes le llevan a meterse en líos, alistándose en el ejército. Margarita, rechazada por Gonzalo, está viviendo en la calle. Sufre un accidente y acaba encontrándose con la Marquesa, que le ofrece ayuda para que vuelva a Sevilla. Águila Roja y Sátur en su búsqueda del capitán Rodrigo dan con uno de los miembros de la Logia: el Conde de Queiroz. Mientras, el Comisario organiza redadas entre los mendigos. En una de ellas Margarita y Sátur son arrestados. Águila Roja decide actuar.

1×03: Alonso descubre que su tía vive como indigente y la sigue. Cae gravemente enfermo y Margarita le lleva a casa. En la Posada, Inés da un remedio contra la infertilidad a Cipri sin que se entere. La mujer que se lo proporcionó, Jimena, es acusada de brujería. Cipri, con la ayuda de Floro y la mano oculta del Águila Roja, tendrá que recuperar unos documentos que los relacionan con Jimena y por los que pueden ser condenados. En Palacio, la Marquesa prepara una gran fiesta a la que acudirá el Rey. La logia, pendiente de este evento, insta al Comisario a encontrar al Capitán Rodrigo ya que puede arruinar sus planes.

1×04: En la búsqueda incansable de los asesinos de su mujer, Águila Roja, acompañado por Satur, sigue la pista que les dio el Capitán Rodrigo hasta una misteriosa puerta. El Comisario, presionado por la Logia, decide encarcelar inocentes con el fin de atraer al héroe para matarle.

En casa de Gonzalo, Margarita se reencuentra con Iñigo, un socio de su marido con el que se vio envuelto en timos y estafas. Éste, le amenaza con hacer daño a Alonso si no le paga una antigua deuda. El niño corre un grave peligro.

Floro, el barbero, pierde los ahorros de la familia invirtiendo en un negocio de ron. Con la ayuda de Cipri, intentará arreglar el desaguisado a espaldas de sus mujeres. Por otra parte, Nuño, cansado de que se metan con él en la escuela, dispara a un compañero en un ataque de rabia.

1×05: Se celebran las pruebas para entrar en una importante academia de esgrima y Alonso está empeñado en participar. Gonzalo se lo prohíbe pero ante la insistencia del niño, decide prepararle para luchar. El combate decisivo entre Nuño y Alonso provoca un duelo entre Gonzalo y Comisario.

Mientras Águila Roja sigue la pista de la Logia hasta el Señor de Alarcón, Sátur se reencuentra con el amor de su vida, Estuarda. El criado de Gonzalo tratará de reconquistarla, pero ella ya no es la mujer que conoció hace tiempo.

Bruno, el hijo mayor de Floro y Catalina vuelve de la guerra. Aunque él no quiere agasajos, le tratan como a un héroe. Al joven no le queda más remedio que confesar que ha desertado, pero oculta un secreto

Copyright de imágenes y sinopsis © RTVE. Reservados todos los derechos.

Copyright del artículo © Hernán Migoya. Previamente publicado en Comicsario, un blog para la fenecida editorial Glénat España. Reservados todos los derechos.

Hernán Migoya

Hernán Migoya es novelista, guionista de cómics, periodista y director de cine. Posee una de las carreras más originales y corrosivas del panorama artístico español. Ha obtenido el Premio al Mejor Guión del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, y su obra ha sido editada en Estados Unidos, Francia y Alemania. Asimismo, ha colaborado con numerosos medios de la prensa española, como "El Mundo", "Rock de Lux", "Primera Línea", etc. Vive autoexiliado en Perú.
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