Crítica: «Blackhat: Amenaza en la red» (Michael Mann, 2015)

La magia y el glamour del cine hacen que aquello que vemos en las películas poco tenga que ver con la realidad. Quizá por eso nos gusta. Pongamos por ejemplo a los hackers: Keanu Reeves, Robert Redford, Carrie-Anne Moss o Hugh Jackman han encarnado a piratas informáticos atractivos, con clase y valientes. Son éstas cualidades que no definen especialmente a los hackers del mundo real, que suelen ser sociópatas cobardes, cuyo aspecto se podría definir como una abominable caricatura del ser humano. Y es que, por lo común, el hacker de tipo medio recuerda más a una larva de mosca que a un vertebrado, dicho sea desde el cariño.

En Blackhat uno no puede evitar sonreír al ver Chris Hemsworth interpretando a un hacker con el aspecto de un dios nórdico, dotado de una actitud audaz y viril, en las antípodas de ese corsario del bit que todos conocemos, cuya sola presencia es una ofensa a los sentidos, en especial la vista y el olfato.

Este más que improbable hacker, capaz de ganar peleas en bares, leer libros que no sean manuales o noveluchas basadas en juegos de mesa y establecer una relación romántica (con una chica guapísima, además) es el protagonista de este tecno–thriller de guión poco inspirado, pero bendecido con algún que otro momento visualmente impactante, donde se aprecia la mano del singular Michael Mann.

De hecho, el estilo de Michael Mann lo es todo en esta película, para lo bueno y para lo malo. ¿Lo malo? Esa frialdad y lejanía que transmiten los personajes, casi siempre demasiado estupendos como para que el espectador pueda establecer alguna conexión emocional con ellos. En cuanto a lo bueno, destaca una vez más la capacidad de Mann para los retratos urbanos, entre el hiperrealismo y la ensoñación, además de su maestría para orquestar brutales tiroteos.

En Blackhat hay pocas balaseras, pero son muy contundentes. Es una lástima que la acción y el suspense lleguen demasiado tarde, bien pasada la mitad de un metraje dedicado a algo tan aburrido como el espionaje cibernético: una actividad que, pese a sus terroristas y superagentes, se limita a un puñado de gente aporreando teclados y mirando pantallas.

Correos electrónicos, movimientos de cuentas bancarias, rastreos varios, servidores, claves… Todo eso podrá ser apasionante para los que estén metidos en ese mundillo, pero resulta algo tedioso dentro de un thriller. Sabemos que el trabajo detectivesco de toda la vida se ha basado principalmente en repasar papeleo, y por eso la literatura y el cine policíaco han recurrido a la elipsis o la síntesis con la intención de no perder al público. Nos basta con que salga el típico tipo con gafas haciéndonos un resumen de lo que ha conseguido con sus pesquisas, no es necesario que se nos expliquen los pormenores.

Cuando Blackhat se deja de mandangas informáticas y recurre a la acción “de verdad”, el film gana puntos, aunque nunca terminemos de preocuparnos lo suficiente por los protagonistas. Es más, hay un par de secundarios que resultan más interesantes que los bellos e infalibles personajes principales.

Blackhat no está entre los mejores trabajos de Mann, en especial por culpa de un guión formulario e insípido, pero al menos el director demuestra que no ha perdido su estilo. Por otro lado, muy poca gente sabe sacarle tanto provecho estético a algo tan feo, en términos cinematográficos, como la fotografía digital.

Sinopsis

Thriller de alto voltaje en el que un pirata informático blackhat intenta superar su pasado y hacerse con su futuro dentro de «un mundo feliz» de total interconexión cibernética. Como director y productor, Michael Mann aporta sus conocimientos e intuición artística a una película absorbente, cuya acción transcurre en exóticos lugares de Asia y en Estados Unidos, rodada con su habitual visión deslumbrante.

Blackhat – Amenaza en la red, de Legendary Pictures, sigue a Nicholas Hathaway (Chris Hemsworth, Marvel Los vengadores y la saga Thor), un pirata informático al que sacan de la cárcel federal para, junto a sus socios estadounidenses y chinos, intentar identificar y encontrar a una peligrosa red mundial de ciberdelincuentes que opera desde Los Ángeles, Hong Kong, Perak, Malasia y Yakarta. A medida que Hathaway se acerca al objetivo, su interés es cada vez más personal.

Junto a Chris Hemsworth está la actriz Viola Davis, nominada al Oscar®, en el papel de Carol Barrett, la agente especial del FBI encargada de reunir al grupo que perseguirá a los ciberdelincuentes; Tang Wei (Deseo, peligro, Dragón) como Chen Lien, una brillante ingeniera informática con nervios de acero que se convierte en la amante de Hathaway, y Wang Leehom (Deseo, peligro) como el capitán Chen Dawai, el hermano de Lien y mejor amigo de Hathaway, con el que compartía habitación en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y que se encargó de que le liberaran.

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