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Cetáceos

Allá a comienzos de los 90 navegaba en un buque gasolinero de Campsa. Un buen trabajo, la verdad. Tranquilo, costeando por toda la costa española mediterránea. Cargando en las refinerías, descargando en Barcelona, Valencia, Alicante, Palma, Mahón…

Un amigo me hizo llegar una petición de una universidad, creo que la de Barcelona, para que todos aquellos que avistasen cetáceos, les informarán de qué especie, latitud y longitud, fecha, pormenores. Esa petición iba acompañada de unas ilustraciones donde se mostraban los cetáceos más comunes. Y un compañero y yo decidimos echar una mano.

Hasta ese momento yo sabía de los cetáceos lo que sabe un marino medio. A distinguir a una ballena de un cachalote. Que ves saltar a un delfín es delfín, y si no salta, marsopa. Cosas de esas. Pero ahí afiné. Afinamos. Los distintos tipos de delfines. Que aquel que vi al sur de Mallorca era un calderón. Etc. Avistamos un montón. Todos los consignamos en un cuaderno aparte, de forma tan minuciosa como en el cuaderno de bitácora anotábamos vientos, mar, circunstancias.

Yo desembarqué antes. Se quedó mi compañero con el cuaderno, para seguir anotando y al acabar campaña enviarlo. Y os imagináis el final de la historia, claro. Años después nos encontramos y me contó que no pudo ser. Que olvidó el cuaderno al desembarcar. Que este se quedó en un cajón. A saber qué fue de él.

Pero no fue un trabajo vano. Aprendí de cetáceos, aunque luego lo olvidé. Y vi fenómenos espectaculares. Uno ve lo que se entrena a buscar. Por eso aún ahora, cuando paseo por la costa, avisto buques que no son más que puntos en el horizonte. Y en aquel tiempo buscaba también cetáceos.

Recuerdo que, cruzando el estrecho, una alborada pude ver una ¿manada? de orcas que entraba del Atlántico al Mediterráneo. No podían ser otra cosa. Una media docena larga. Aletas altas, en forma de media luna. Sé que lo de su ferocidad es en buena parte un mito. Pero verlas nadar ahí, paralelas al barco, me causó cierto escalofrío.

En todo caso, tengo que estar agradecido. ¿Cómo podría pagar lo que esa nueva óptica me dio en aquellos días? Imposible.

Imagen superior: Pixabay.

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León Arsenal

León Arsenal fue piloto de la Marina Mercante Española. Desde 1990, ha escrito ensayos ("Una historia de las sociedades secretas españolas", "Rincones de historia española", "Godos de Hispania", "Aquellos fabulosos veraneos", "Enemigos del Imperio"), libros de género fantástico ("Besos de Alacrán", "Máscaras de matar", obra por la cual obtuvo el Premio Minotauro), thrillers ("El espejo de Salomón", "Los lugares secretos") y novelas históricas, un género que cultiva con éxito desde que publicó "El hombre de la plata" (2000) y "Las lanzas rotas" (2002). Después de darse a conocer a nivel internacional con "La boca del Nilo. La expedición de Nerón al corazón de África" (2005), libro por el que recibió el Premio Espartaco y el Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza 2006, ha publicado la versión definitiva de "Las lanzas rotas: Sixto el Celtíbero" (2006), "Los malos años. La guerra entre Pedro el Cruel y la Reina Blanca" (2007), "El hombre de la plata. Tras los tesoros de Tartessos" (edición revisada en 2009), "La luz de Egipto" (2009), "Última Roma" (2012), "Corazón oscuro. La cruzada escocesa en la frontera de Granada" (2014), "Balbo. Mano izquierda de César" (2015) y "Bandera negra" (2017).