Granada, 12 de noviembre de 2012. Esa es la fecha en la que iba a dar una conferencia, en la facultad de Filología, titulada “Las Clavículas de Salomón españolas: investigaciones recientes”.
Al final, se torció el asunto y anulé mi participación. La historia es larga y tampoco viene al caso. Tengo una especie de maldición con Granada: cada vez que planeo un viaje a esa ciudad ocurre algo que me impide llevarlo a término.
Mi no conferencia granaína iba a empezar con fray Diego Velázquez, religioso trinitario, catedrático de Teología y confesor en el convento que su orden tenía en Granada. Fray Diego estaba decidido a obtener el capelo cardenalicio gracias a sus muchos conocimientos mágicos. Conocimientos que le permitirían someter a los demonios y a cualquier persona que pudiera ayudarle en su carrera hacia el estrellato eclesiástico. Sus maestros en el “arte mágica” eran los libros ; en especial, una copia que él mismo había traducido al romance de la Steganographia de Trithemio. Sin embargo, su tesoro bibliográfico estaría incompleto hasta conseguir la más célebre obra mágica, la legendaria Clavícula de Salomón.
La no conferencia granaína recogía años de investigaciones sobre textos mágicos. Textos entre los que sobresalió, siempre, la Clavícula de Salomón. Mucho, por no decir todo, lo que sé sobre magia ceremonial renacentista se lo debo a Carlos Gilly. Los supuestos expertos nacionales son una panda de aficionados que basan sus conclusiones leyendo pretendidos grimorios publicados por editoriales de medio pelo. Por favor… ¿cómo se puede hablar de magia ceremonial citando ediciones de Humanitas? Los pelos como escarpias…
Durante años visitamos asiduamente la casa de Carlos Gilly, cuando vivía en un pueblo perdido de Toledo. Hasta allí se había llevado la colección de textos y manuscritos atesorados después de toda una vida en Basilea.
La historia de Carlos da para un libro fascinante. Y fue en esas visitas donde aprendí cosas tan increíbles como la existencia del Manuscrito Ganelli, perteneciente a John Dee. Un manuscrito que no figuraba en el catálogo de su biblioteca. Una copia única, ignorada por toda la historiografía de la magia, que estuvo en poder del mago inglés durante muchos años y le ayudó a elaborar su propio trabajo mágico. Manuscrito que se conserva, en la actualidad, en la biblioteca universitaria de Kassel y que fue presentado, por primera vez, en el catálogo de la exposición Marsilio Ficino e Il ritorno di Ermete Trismegisto, auspiciada por la Biblioteca Philosophica Hermetica y celebrada en la Biblioteca Laurenziana (1999).
Esta mañana me he levantado recordando mis apuntes mágicos. He ido a la caja donde guardo todos aquellos cuadernos. Y me han entrado ansias de escribir algo.
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