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Alexandra David-Néel, una exploradora en el Tibet prohibido

Creo que este año he batido mi propio récord en cuanto a compra de libros. He comprado verdaderas joyas bibliográficas (para mí), he abierto nuevas líneas de lectura, he recuperado antiguos ejemplares… Los libros empiezan a apilarse a los pies de mi cama, alrededor de mi silla de trabajo… Esto, definitivamente, se me ha escapado de las manos.

Este libro no es un libro cualquiera. Es el último de una época. Comprado el lunes 9 de marzo de 2020, el día que la Comunidad de Madrid decretó el cierre de colegios, institutos y universidades: el día que, oficialmente, empezó la locura.

Aquel lunes había salido a dar un paseo por las librerías más cercanas a casa, sin saber que estarían cerradas en los próximos meses, y me compré este ejemplar. Como viene siendo habitual en los últimos tiempos, detrás de esta compra estaba Leonora Carrington. Porque Leonora fue una gran admiradora y lectora de Alexandra David-Néel (1868-1969), orientalista, tibetóloga, cantante de ópera, pianista, compositora, feminista, periodista, anarquista, escritora, exploradora, budista… una de las viajeras más célebres de todos los tiempos y la primera mujer europea que consiguió entrar (disfrazada de mendiga) en Lhasa, capital del Tíbet, en una época en la que los extranjeros tenían prohibida la entrada a la ciudad santa tibetana.

Iniciada en la teosofía, pronto derivó a las prácticas espiritistas hasta que se interesó por el budismo y, en su búsqueda, viajó a la India, al Nepal, al Tíbet…

Imagen superior: en libros como «Voyage d’une Parisienne à Lhassa» (1927, ed. española: «Viaje a Lhasa», Ediciones Índigo, 1989; Península, 1999) e «Initiations Lamaïques» (1930, traducido como «Iniciaciones e iniciados del Tibet», La Pléyade, Buenos Aires, 1972), la exploradora franco-belga plasma su experiencia indotibetana (1911-1925). En 1912 llegó al monasterio budista de Sikkim, donde conoció al príncipe y líder espiritual Sidkeong Tulku Namgyal. Poco después, tuvo un encuentro con el Dalai Lama en Kalimpong, que fue crucial para ella. Permaneció durante cuatro años en el monasterio de Lachen, muy cerca de la frontera tibetana, y en 1916 recorrió varios templos del Tibet, donde completó sus estudios y su aprendizaje espiritual. Su peripecia culminó en 1924, cuando visitó de incógnito la ciudad sagrada de Lhasa. La publicación del libro «A. David Neel au Tibet une supercherie dévoilée» (La Pensée universelle, 1972), de Jeanne Denys, sembró dudas sobre la veracidad de ese viaje. Sin embargo, los logros de David-Néel son hoy reconocidos de forma unánime.

David-Néel fue, como tantas mujeres de su época, librepensadora, anarquista y feminista. Vivió 101 años. Dejó abundante obra escrita. Alcanzó las más altas cuotas del budismo tibetano, siendo iniciada por un gomchen, con el que aprendió el arte de la meditación, la técnica de la producción de calor interior y el entrenamiento de la mente para crear un personaje imaginario, dios o demonio, un yidam.

“Abandonar este mundo de sufrimiento ‒escribía‒, emigrar a esferas de beatífica calma, tal es el deseo que la mayoría de los humanos alimentan, conscientemente o no, y si la puerta de los paraísos artificiales se abre a su alcance, para muchos la tentación de franquearla es grande. De ahí que se topen con el opio, el hachís, el peyote y otras drogas, al igual que con los grandes templos de las grandes religiones, los pequeños templos de las pequeñas sectas, el incienso, las cautivadoras sonoridades del órgano y las salmodias anestésicas. (…) Jamás salimos de nosotros mismos. Pensamientos, percepciones y sensaciones se hallan condicionados por la sustancia material de que estamos hechos. No puede haber evasión fuera de uno mismo ni evasión fuera del mundo en que se vive, dado que ese mundo no está fuera de nosotros, sino que está en nosotros.”

Copyright del artículo © Mar Rey Bueno. Reservados todos los derechos.

Mar Rey Bueno

Mar Rey Bueno es doctora en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid. Realizó su tesis doctoral sobre terapéutica en la corte de los Austrias, trabajo que mereció el Premio Extraordinario de Doctorado.
Especializada en aspectos alquímicos, supersticiosos y terapéuticos en la España de la Edad Moderna, es autora de numerosos artículos, editados en publicaciones españolas e internacionales. Entre sus libros, figuran "El Hechizado. Medicina , alquimia y superstición en la corte de Carlos II" (1998), "Los amantes del arte sagrado" (2000), "Los señores del fuego. Destiladores y espagíricos en la corte de los Austrias" (2002), "Alquimia, el gran secreto" (2002), "Las plantas mágicas" (2002), "Magos y Reyes" (2004), "Quijote mágico. Los mundos encantados de un caballero hechizado" (2005), "Los libros malditos" (2005), "Inferno. Historia de una biblioteca maldita" (2007), "Historia de las hierbas mágicas y medicinales" (2008) y "Evas alquímicas" (2017).