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«Aforismos del no mundo», de Juan Eduardo Cirlot

Llega a las librerías un libro importante: Aforismos del no mundo, del poeta Juan Eduardo Cirlot (1916-1973), en edición de Antonio Rivero Taravillo. La lectura de esta obra comporta serios retos para el lector, sobre todo si, como es mi caso, aterrizó en el mundo de Cirlot a través del ensayo ‒sus escritos sobre arte o su prodigioso Diccionario de símbolos‒ antes de descubrir su obra poética ‒para empezar, los poemarios que constituyeron el ciclo Bronwyn‒. Y hablo de retos porque estos son los aforismos de un filósofo que no escribe con ligereza, o a favor de la marea, sino desde la intimidad de su sabiduría.

Uno avanza por esta colección de reflexiones y va preguntándose: «¿Será verdad que el ser no es libre sino por la acción del caos? ¿Qué sentía Cirlot cuando escribió que todo hombre puede oír su abismo interior?»

El interrogante metafísico se abre en la primera página y no se cierra en la última, situando a los lectores en ese nivel de exigencia que requieren pensadores como Ludwig Wittgenstein. Leer estas letras de Cirlot implica un esfuerzo, sin duda, pero también nos conduce a resplandores y revelaciones. Por ejemplo, cuando afirma: «Los contrarios no son fuerzas paralelas: convergen en el ser». O cuando dice: «Hay un plano en el que la imagen reflejada y el espejo son dos realidades. Pero hay otro plano en que son una misma cosa».

Una inteligencia tan refinada como la de Cirlot requiere aquí pocos elogios. Se basta por sí sola para conquistar a sus seguidores. Su memoria está viva, y así queda de manifiesto en estos aforismos del poeta barcelonés, magníficamente expresados, densos, reflexivos, recónditos, rigurosos, muy por encima del fácil ingenio al que empiezan a acostumbrarnos las redes sociales.

En busca de ese otro nivel de lo humano que sólo acierta a definir la filosofía, el visionario Cirlot nos conduce a un país sombrío y enigmático, donde las certezas son algo difícil de conseguir, y donde la muerte y la eternidad son los límites. «Porque en la unidad ya hay multiplicidad, lo múltiple llega a existir. Porque en la nada ya está todo, la totalidad llega a aparecer».

La musculatura filosófica de esta obra justifica su dificultad y su hondura. En este sentido, aceptar el desafío intelectual de Juan Eduardo Cirlot no será ‒supongo‒ un afán mayoritario, pero enfrentarse a él brindará a los animosos ‒¿a los iniciados?‒ una experiencia de primer nivel.

Sinopsis

Este volumen recoge toda su obra aforística, de clara orientación metafísica: Ontología (1950) y Del no mundo (1969).

Juan Eduardo Cirlot (Barcelona, 1916-1973) fue un poeta casi secreto, tanto en Cataluña como en el resto de la península, al tiempo que uno de los críticos de arte más significativos de nuestro país.

Vinculado desde muy pronto al surrealismo, al grupo Dau al Set y a la simbología, fue autor de una obra que aúna tradición y vanguardia, cristalizada en el amplio ciclo Bronwyn a partir de 1966.

Como crítico de arte, difundió las corrientes pictóricas modernas. Entre sus ensayos, cabe destacar el Diccionario de los ismos (1949), La pintura abstracta (1951), Diccionario de símbolos (1958) y El espíritu abstracto desde la Prehistoria hasta la Edad Media (1966).

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.