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¿A que no sabes quién es el escritor preferido de Stephen King? (Y de muchos otros escritores famosos…)

Como fanático de la novela policíaca clásica, me molesta que a menudo se cite solamente a Dashiell Hammett y a Raymond Chandler cuando se habla de la primera época dorada del género (años 30 a 50), y tal vez a Ross Macdonald en la segunda época de oro (años 60-70). Yo mismo me he convertido en el único biógrafo oficial en todo el mundo de quien sigo considerando el mejor escritor de suspenso del siglo XX estadounidense, y me gustaría atestiguar un mayor reconocimiento a otros grandes como James M. Cain (tal vez el mejor prosista de ellos) o William P. McGivern.

Pero el caso que nos ocupa es el más singular de estos “maestros de la ficción criminal”, y contradice la hipótesis de que si eres popular en los Estados Unidos, pasas a serlo automáticamente en todo el mundo. Porque, ¿quién es ese escritor al que Stephen King denomina “el gran entertainer de nuestra era y un narrador hipnotizante”? ¿O de quien Dean Koontz confiesa que ha leído un mínimo de tres veces cada una de sus novelas (y estamos hablando de casi 80 títulos publicados…)? ¿Por qué los dos escritores de terror más famosos de los USA veneran así a un autor de novela policíaca? ¿Por qué lo veneran TANTOS escritores?

El nombre de ese autor es John D. MacDonald (1916-1986) y, extrañamente, resulta muy poco conocido fuera de Estados Unidos.

Para el escritor de Carrie, descubrir a MacDonald fue como “ver tu primera película en color después de pasarte la vida viéndolas en blanco y negro”. Y aún va más lejos cuando llega a proclamar que “él me enseñó todo lo que sé”. Años más tarde, se harían amigos y se citarían mutuamente en sus propias novelas a guisa de guiño cómplice.

La primera novela de John D. MacDonaldThe Brass Cupcake, apareció en 1950 y ya contiene todas las características que harán de su prosa una de las más estimadas en la cultura popular USA: una primera persona repleta de ironía y perspicacia para pintar sensorialmente con los mínimos detalles, gusto por las imágenes audaces y un estilo directo que te agarra de la pechera y no te suelta hasta la última página. Dean Koontz prologa la edición de 2014 y explica cómo la obra de MacDonald le cambió la vida, acostumbrado a escritores aburridos de lectura obligada en la Universidad, como “Virginia Woolf, quien me hacía desear arrojar todos sus libros por un acantilado y luego tirarme yo detrás de ellos”.

Mi primer contacto con la literatura de MacDonald fue a los once años de edad, gracias a esta novela perteneciente a una colección especializada que mis padres me compraban desde los 10:

Más oscuro que el ámbar (1966) es probablemente el título más popular en España de este escritor, debido a que disfrutó de un par de ediciones… aunque MacDonald continúa siendo allí casi un perfecto desconocido. Es también la novela donde descubrí a su personaje fijo Travis McGee, un hombre decente y errabundo que resuelve casos criminales por amistad con las víctimas.

Cautivado por el seductor estilo de MacDonald y por su seductor héroe, tuve la suerte de encontrar más novelas de McGee en la colección La Cua de Palla, que durante años publicó en lengua catalana obras muchas veces inéditas en castellano, como ésta: Un adéu d’un blau intens (The Deep Blue Good-by, 1964).

Supongo que la relativa ausencia de adaptaciones cinematográficas de la obra de MacDonald contribuye al desconocimiento de su bibliografía fuera de las fronteras yanquis. Solamente su novela The Executioners gozó de dos versiones fílmicas con el título de Cape Fear, siendo más memorable la de J. Lee Thompson que en 1962 enfrentó a Gregory Peck con Robert Mitchum, que la que Scorsese rodara tres décadas después.

En 1970 se filmó una violentísima adaptación al cine de Más oscuro que el ambar, con McGee interpretado por el actor australiano Rod Taylor, el protagonista de Los pájaros.

Mi ídolo y biografiado Charles Williams fue también amigo de John D. MacDonald. Éste opinaba que Williams no había obtenido el éxito que su calidad literaria merecía. En unas cartas privadas que traduje del escritor de Terror a bordo / Calma total / Dead Calm, éste a su vez reiteraba su admiración por MacDonald, en detrimento de escritores que consideraba productores de bazofia, como el encantador Ian Fleming, demasiado inclinado a trufar de sexo sus historias del agente 007…

Tal vez ahora que Christian Bale parece interesado en interpretar a Travis McGee sea buen momento para animar a leer a MacDonald y descubrir por qué ha inspirado a tantos escritores.

Copyright del artículo © Hernán Migoya. Publicado previamente en Utero.Pe con licencia CC.

Hernán Migoya

Hernán Migoya es novelista, guionista de cómics, periodista y director de cine. Posee una de las carreras más originales y corrosivas del panorama artístico español. Ha obtenido el Premio al Mejor Guión del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, y su obra ha sido editada en Estados Unidos, Francia y Alemania. Asimismo, ha colaborado con numerosos medios de la prensa española, como "El Mundo", "Rock de Lux", "Primera Línea", etc. Vive autoexiliado en Perú.
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