La documentalista Amy Berg aborda la vida y obra de Janis Joplin, uno de los mitos fundamentales de la generación Flower Power, además de ejemplo de manual cuando se habla de rockeros muertos demasiado pronto a causa de sus excesos.
¿Qué excesos? Los más obvios, las drogas y el alcohol, pero también los torbellinos emocionales. Como tantas personas creativas, Janis Joplin se nos muestra como una persona distinta a los demás, capaz de ver y anhelar lo que hay más allá de lo cotidiano o del camino prefabricado que se nos ofrece en la vida. Para decirlo con pocas palabras, Janis no quería ser eso que debía ser una mujer en el panorama estadounidense de los años 60.
Ese tipo de rebeldía, como se ve en la película, se paga con el rechazo de quienes se creen normales. Las burlas y el acoso en el colegio no son nada nuevo (aunque los medios parezcan haberlo descubierto recientemente), y sus secuelas se sufren toda la vida.
A lo largo del metraje, repleto de material gráfico que fascinará a los fans, y de sinceras entrevistas a los que conocieron a la artista, vemos cómo Janis Joplin goza y sufre en una doble tarea realmente problemática: ser libre y diferente, pero buscando el reconocimiento de los demás.
Su complejo de inferioridad cuando era niña por no ajustarse a los cánones de belleza estándar, y los insultos recibidos en edades demasiado sensibles hacen que durante toda su (breve) vida Janis necesite siempre agradar, ya sea integrándose en el panorama folk al comienzo de su carrera, esforzándose en imitar los logros artísticos de Aretha Franklin y compañía, o apoyándose en exceso en alguna pareja romántica.
En el documental asistimos al éxtasis de Janis a causa de su tremendo éxito en el Royal Albert Hall y apreciamos la manera en la que brilla en cuanto se pone a cantar en un concierto, a pesar de estar dominada por la heroína.
De igual modo, en los numerosos manuscritos que guían la narración del film, Janis Joplin se revela como una persona incapaz de aguantar la soledad o el desdén ajeno cuando baja del escenario. Se trata de una joven con un montón de amantes, pero con la peligrosa idea de la media naranja incrustada en su cerebro.
La película no descubre, en todo caso, la verdadera y definitiva naturaleza de Janis Joplin, posiblemente porque tal cosa no exista, ni en el caso de esta cantante ni de la persona más gris. Pero sí va más allá del clásico retrato del mártir del Rock & Roll y ofrece no pocos detalles relativos a la inteligencia de la artista y a su carrera musical.
El aficionado a su música gozará con clips en los que se muestran sus giras, sus grabaciones o sus ensayos, así como algunas electrizantes actuaciones en directo.
La labor de documentación es apabullante, aunque el espectador que busque experimentación en esta película saldrá defraudado. El film narra de manera cronológica la vida y triste muerte (sin recrearse en la misma, por fortuna) de Janis Joplin, sin más.
Janis: Little Girl Blue agradará al público aficionado a la música, y sin duda, será imprescindible para los admiradores de Janis Joplin, una artista tan influyente como irrepetible.
Sinopsis
Janis Joplin es una de las cantantes de rock and roll más admiradas e icónicas de todos los tiempos; una trágica e incomprendida figura que hizo estremecer a millones de personas y trazó rumbos inéditos antes de su muerte en 1970, a los 27 años. En Janis, la nominada al Óscar a mejor directora, Amy Berg (West of Memphis y Líbranos del mal), analiza por primera vez y en profundidad la historia de Joplin en el cine, y presenta un retrato íntimo y revelador de la complicada y atrevida artista a menudo marginada.
Con éxitos como “Me and Bobby McGee” o “Piece of my Heart”, y célebres álbumes como “Cheap Thrills” o “Pearl”, Joplin, que forma parte del Salón de la Fama del Rock, fue una de las inigualables estrellas que surgieron durante la revolución musical y cultural de los sesenta. Nos deleitó con una actuación transgresora en el Festival Internacional de Música Pop de Monterrey y con uno de los conciertos más memorables en el Festival de Woodstock.
Su legado solo trascendió de manera póstuma. Ocupó un lugar privilegiado en las listas de Los 100 mejores cantantes de todos los tiempos y Los 100 mejores artistas de todos los tiempos de la revista Rolling Stone, y fue un icono para prácticamente todas las cantantes de rock, así como también lo fue para muchos cantantes masculinos.
Sin embargo, tal y como se desvela en Janis, Joplin nunca se recuperó del todo del acoso que sufrió durante su adolescencia en Port Arthur, en Texas, y que la hizo sentirse marginada. Su fuerza en el escenario y su imagen desinhibida y sexualizada ocultaron la inseguridad y la necesidad de aceptación que la persiguieron a lo largo de toda su vida. El descubrimiento del blues supuso una vía de escape al sufrimiento y la soledad.
Cuando llegó a San Francisco durante el amanecer del movimiento hippie, se unió a una comunidad en la que por fin sentía que encajaba. En su esencia, Janis Joplin es una contradicción, una pionera de un nuevo símbolo de artista femenino que nunca cesó en su búsqueda del amor y la estabilidad, siempre a su manera.
Las palabras de Joplin recobran voz propia en la película a través de una serie de cartas que escribió a sus padres durante años. Muchas de ellas se hacen públicas por primera vez en el documental, reproducidas por la actriz sureña y estrella de rock indie Chan Marshall, también conocida como Cat Power.
Estas cartas son solo una parte del asombroso material nunca antes visto que Berg ha hallado durante los siete años que ha estado trabajando en Janis. Incluye algunas grabaciones inéditas de audio y vídeo en concierto y en estudio (algunas rodadas por
el legendario cineasta D. A. Pennebaker), y hasta una grabación de la conmovedora vuelta a Texas con motivo de la décima reunión de su instituto, que añaden intensidad y trasfondo a esta extraordinaria historia.
También incorpora entrevistas de familiares, de amigos de la infancia, de socios musicales y del presentador de televisión Dick Cavett; así como de algunos compañeros destacados como Bob Weir del grupo Grateful Dead, que ofrece una completa visión de alguien que se esforzó en conectar con cada individuo y, a la vez, con el gran público; saboreando hasta el final cada uno de estos vínculos.
Cuando cantaba, Joplin era electrizante. Ni la radio ni los corazones de los fans del rock del mundo entero olvidarán nunca sus canciones.
En Janis, Berg ofrece un nuevo punto de vista sobre una mujer brillante y compleja cuya sorprendente irrupción y repentina desaparición cambió la música para siempre.
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