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«Los poderes de la oscuridad», de Valdimar Ásmundsson y Bram Stoker

No siempre podemos decir qué es lo que nos asusta, lo que detestamos con secreta admiración, lo que nos invita a sentir cómo la sangre empieza a bombear… Por eso necesitamos un arquetipo, un símbolo, alguien que detente ese poder supremo, y bajo cuya pisada prosperen las malas hierbas y el olor de la muerte.

El vampiro ‒o mejor dicho, Drácula‒ nos sirve como elemento de referencia en esas tomas subjetivas de la vida. Sus apariciones como enigmático depredador son habituales en la cultura popular, y sin embargo, sobre el papel, seguimos creyendo en los argumentos de peso que nos ofreció su creador, Bram Stoker.

Drácula es perverso. Lo lleva en los genes. También es un personaje perfecto, que ascendió a la literatura con mayúsculas antes de malvivir en la serie B, el pulp y los vulgarismos del bajo presupuesto. Por eso es tan necesario recordar, una y otra vez, que el maléfico Conde nos asustó por vez primera en una novela maravillosa, excepcional, que actualizó viejas leyendas desde una modernidad narrativa incontestable.

¿Es posible añadir ingredientes a una fórmula magistral? Este libro nos demuestra que sí. Tomemos como referencia nuestro recuerdo del Drácula original, lanzado por Stoker en 1897, y luego leamos esta versión, cuyo linaje es tan apasionante como su resultado.

El islandés Valdimar Ásmundsson, marido de la sufragista Bríet Bjarnhéðinsdóttir, fundador, propietario y editor del diario Fjallkonan, sintió en su día que era una buena idea publicar la novela por entregas. Lo hizo entre enero de 1900 y marzo de 1901, pero se tomó tantas libertades en la traducción, que el resultado, Makt Myrkranna (Los poderes de la oscuridad), viene a ser una obra distinta, más atrevida, breve y palpitante que su predecesora.

Olviden el formato epistolar diseñado primorosamente por StokerÁsmundsson opta por el clásico narrador omnisciente, y para satisfacer a sus lectores objetivos, se permite animar con detalles de la mitología nórdica un relato a la que ésta le sienta muy bien.

El erotismo sofisticado y metafórico de Stoker se convierte, gracias al bueno de Ásmundsson, en pura carnalidad. También hay personajes nuevos, e incluso escenas inesperadas. En fin, podríamos seguir, pero son precisamente esas diferencias lo que el lector merece descubrir por su cuenta.

Imagino que a los especialistas les fascinará analizar cómo fue posible la tarea de Ásmundsson. ¿A partir de qué manuscrito trabajó? ¿En qué medida su labor nos permite intuir borradores previos del propio Stoker?

Más que una curiosidad literaria, Los poderes de la oscuridad es un regalo para todos los amantes de la literatura vampírica. Tras disfrutar de ella, sólo nos falta esperar nuevas sorpresas. Por ejemplo, la versión sueca, Mörkrets Makter, editada en la prensa allá por 1899, con detalles que la diferencian de la novela original y de la estupenda recreación de Ásmundsson. Como ven, la caja de Pandora está recién abierta.

Sinopsis

En 1900 el editor y escritor Valdimar Ásmundsson se propuso traducir, por primera vez en la historia, la que se convertiría en la gran obra de la literatura gótica: Drácula, de Bram Stoker. Sin embargo, Ásmundsson no solo tradujo Drácula sino que, con la ayuda del propio autor, escribió una versión distinta de la historia, con nuevos personajes y una trama totalmente reconstruida. Más corta, más oscura y más erótica, esta obra escrita a cuatro manos se tituló Makt Myrkranna (Los poderes de la oscuridad).

Makt Myrkranna se publicó en Islandia en 1901 y contó con un prefacio de Bram Stoker, pero el texto permaneció perdido hasta que, en 2014, fue descubierto por el investigador Hans Corneel de Roos. Por fin ve la luz Los poderes de la oscuridad, la versión de Drácula que reimaginaron Stoker y Ásmundsson y se escondía del mundo en Islandia… hasta ahora.

Ampliamente anotada por De Ross, la presente edición proporciona al lector el fascinante contexto histórico, cultural y literario de uno de los clásicos indiscutibles de la literatura universal. Cuenta, además, con un prefacio de Dacre Stoker, descendiente de Bram Stoker, y con un epílogo de John Edgar Browning, especialista internacionalmente reconocido en literatura de terror y vampirismo. El resultado es un increíble descubrimiento literario.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.