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‘Stream’ (2024), el sangriento y estiloso neo-slasher de Michael Levy

‘Stream’ es un neo-slasher tan sangriento como estilizado. Quizá no sea la propuesta más original, pero su ritmo ágil la convierte en un entretenimiento disfrutable para el fan del género.

No es la más original de las propuestas, ni tan fresca y novedosa como sus autores nos quieren hacer creer, pero Stream (2024) de Michael Leavy, producto creado y empaquetado por prácticamente el mismo equipo detrás de la saga de Terrifier, es un ágil, violento, sangriento y estiloso neo-slasher que no puede más que satisfacer al espectador avezado en estas lides o, mejor dicho, en estos juegos. Porque de otro juego mortal en la era de las redes sociales se trata, que remite tanto a películas de acción como El gran torneo (2009) de Scott Man o Guns Akimbo (2019) de Jason Howden, como, especialmente al terror también slasher de Scare Campaing (2016), de los hermanos Cairnes, más reconocidos por El último late night (2023).

Como iba diciendo, otra puesta al día del juego más peligroso en la época de internet y las narcisistas RRSS, que ahora convierte en arena mortal un hotelito con encanto convenientemente aislado y sin wifi, donde varios asesinos con pintas irán sumando puntos y generando apuestas cada vez más altas a través de internet según eliminan de maneras a su vez cada vez más sanguinarias y dolorosas a los desdichados huéspedes del establecimiento.

Entre ellos, está una típica, tópica pero creíble familia americana, matrimonio con hija adolescente conflictiva, hermano pequeño ciberfreak de los videojuegos y marido y mujer maduros pero bien allegados, que se verán atrapados en un carrusel de muerte y violencia excelentemente orquestado. Y es que quien lo orquesta no es otro que el viejo Jeffrey Combs, repitiendo un poco su papel en Would You Rather (2012), quien dirige el cotarro y participa alegremente de las ganancias pero también del sádico disfrute en primera persona del asesinato considerado como una obra de arte, sí, pero de Pop Art, granguiñolesco, splatteresco y truculento.

El body count y la estructura de survival están bien llevados, manteniendo hasta el último instante la duda razonable sobre quién vivirá para contarlo.

Contribuyen a pasar el rato una excelente fotografía en colores brillantes y luminosos (para variar), su banda sonora electropop con resabios ochenteros a lo Carpenter y sobrados momentos de gore, humor negro e inesperados giros poco políticamente correctos para satisfacer nuestros más bajos instintos.

Eso sí, con sus dos horas resulta un poco larga para no ser sino un slasher pelón. Aunque tiene su gracia no deja de sobrarle la escena pos-créditos, a mayor gloria de un montón de cameos para camelarse al fan del género (lo que consigue), en lo que casi parece el tráiler en plan Grindhouse de su segunda entrega.

En cuanto al comentario social, ahí está, pero es exactamente el mismo de las susodichas El gran torneo, Scare Campaing (a la que debe bastante) o Guns Akimbo. Aparte de los citados cameos de Dee Wallace, Bill Moseley, Tony Todd o un Tim Curry enmascarado, destaca la excelente interpretación de Charles Edwin Powell como el sufrido protagonista, Roy, superior en su encarnación de ese hombre común y corriente, el vecino de al lado, que debe convertirse en guerra para combatir la guerra. En definitiva: un buen entretenimiento sangriento y sangrante para una noche de viernes (trece, a ser posible).

Copyright del artículo © Jesús Palacios. Reservados todos los derechos.

Jesús Palacios

Jesús Palacios (Madrid, 1964). Escritor y crítico de cine, colaborador habitual de publicaciones como 'Fotogramas', 'El Cultural', 'Cine 2000', 'Más Allá', etc., así como de radio y televisión. Especializado en género fantástico, ha publicado más de veinte libros, es asesor de la editorial Valdemar, colaborador de festivales cinematográficos (Las Palmas, Gijón, etc.), y ha impartido cursos y conferencias en la Universidad Carlos III, el CAAM, La Casa Encendida, la Universidad de Oviedo, la Cátedra de Cine de Valladolid, el CGAI, el CENDEAC, la Universidad Ramón Llull, la Universidad de Salamanca, el Instituto del Libro de Málaga, el CICA de Gijón, la Sala Kubo Kutxa de San Sebastián, etc.
Fotografía © Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria.