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‘El Murciélago’ (1943), de Boixcar

Los últimos ejemplares de Los vampiros del aire (1949) están ilustrados por un joven dibujante, derechito a trabajar nada más salir del campo de concentración francés al que fue a parar como miembro del ejército republicano. Se llama Guillermo Sánchez Boix y firma desde un principio como Boixcar. El futuro autor de las muy bizarras Hazañas Bélicas empieza su carrera con un personaje único, un justiciero tenebroso conocido como El Murciélago.

Dotado de poderes hipnóticos, amo de una recua de quirópteros que arroja sobre sus enemigos, y capaz de lanzar una especie de mini rayos con las manos, este superhéroe español sustituye los ridículos pijamas de sus colegas del otro lado del Atlántico por un elegante frac, bien que su rostro aparece cubierto por minúsculo antifaz. Se enfrenta con ahínco al misterioso Señor Z, científico desquiciado habitante de una mansión solitaria desde la que con sus macabros inventos de destrucción masiva, que se dice ahora, está empeñado en fastidiar a la humanidad sin que lleguemos a adivinar el alcance de sus propósitos.

Venga de fabricar bombas y rayos mortales, incluso aliarse con un tropel de chinos disfrazados, total para recibir invariablemente los correspondientes guantazos que el héroe le propina antes de enviarlo a chirona. Del Murciélago nada se sabe, ni quién es, ni lo que pretende, ni por qué actúa como lo hace; su argumento deja sobre el mantel un montón de preguntas que su autor no parece tener demasiado interés en contestar. Lo que importa no es más que el asombro del espectador, otra vez sumergido en un ambiente muy pulp de ribetes terroríficos con sabios locos, castillos siniestros, sectas asiáticas y galanes con bigote.

(Texto extraído del artículo «Tebeos de miedo», publicado por el Abuelito en la COLOSAL revista magazine Mondo Brutto).

Copyright del artículo © Pedro Porcel. Tras publicarlo previamente en El Desván del Abuelito, lo edito ahora en este nuevo desván de la revista Cualia. Reservados todos los derechos.

Pedro Porcel

Historiador de mitografías urbanas, lleva más de cuatro décadas navegando por los extensos mares de la cultura de masas. Siempre sin salir de tales aguas, ha dirigido editoriales, colaborado en diversos medios de prensa, impartido conferencias y seminarios universitarios, comisariado exposiciones, ejercido de documentalista en programas televisivos y escrito libros, con el propósito de cartografiar el territorio infinito de la ficción popular.
Ha firmado en solitario libros como ‘Clásicos en Jauja’, premio Romano Calizzi al mejor estudio teórico, ‘Tragados por el abismo’, la historieta de aventuras en España que le valdría el XXXV Premio Diario de Avisos, o ‘Superhombres Ibéricos’. Coautor de 'Karpa' y de 'Historia del tebeo valenciano', sus colaboraciones se extienden a muchos otros títulos, entre ellos ‘Bolsilibro & Cinema Bis’, ‘La bestia en la pantalla: Aleister Crowley y el cine fantástico’, las antologías sobre el cine fantástico español, británico e italiano editadas por la revista 'Quatermass', o los libros publicados por Cinefanía Cine Pulp, Shock TV, Monstruos y Weird Western. Revistas heterodoxas como '2000 maníacos', la argentina 'Cineficción' o 'Mondo Brutto' son otros tantos lugares donde ha encontrado acomodo duradero y confortable. Durante más de seis años su refugio en la red ha sido la página 'El Desván del Abuelito'.
Biografía e imagen © Desfiladero Ediciones.