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«El Castigador. Cocina irlandesa» (2004), de Garth Ennis y Leandro Fernández

El Castigador podría estar cansado de darle vueltas a ese dilema que sólo siente como propio: la opción de seguir el camino de la venganza. Está claro que el tipo es implacable, pero gracias a Garth Ennis, Frank Castle no se plantea grandes dudas. Él ya sabe que hay varios desenlaces posibles para sus enemigos, y todos acaban en la tumba.

Cualquier munición es aconsejable cuando uno vive en un permanente estado de guerra. Hay muchas lápidas que guardan el fúnebre secreto del Castigador, y eso es precisamente lo que más disfrutamos sus lectores. Me refiero, claro está, a su capacidad para encontrar adversarios hasta debajo de las piedras.

En esta ocasión, la trama se mueve por un tablero complejo. El Castigador está en una cafetería de la Cocina del Infierno. Una bomba destruye el lugar, y las pistas y efectos secundarios de ese atentado se encaminan en cuatro direcciones diferentes: las marcadas por cuatro bandas irlandesas que se están haciendo la vida imposible, como si fueran un reflejo norteamericano de la lucha entre los independentistas y unionistas en el Ulster.

Editado originalmente entre agosto y diciembre de 2004, este cómic es una explosión de talento que no deja un respiro al lector. Ennis sabe cómo enlazar los episodios con una enorme fluidez, remarcando desde el principio la idea de que Castle es una fuerza de la naturaleza, tan letal como un depredador.

Desde el punto de vista narrativo, encontramos ecos del género negro más clásico ‒con esos monólogos interiores del protagonista, en la tradición del hardboiled‒, y también referencias al noir más cafre, con un aire que nos recuerda a James Ellroy en su faceta desquiciada.

Ennis describe con tanto interés la vida de los villanos que éstos dejan de  ser estereotipos y se transforman en figuras que, simplemente, deben pagar un precio por sus apetitos más voraces. En este sentido, son dignos adversarios de un justiciero como Castle, cuya primera reflexión de la mañana es a cuántos objetivos va a liquidar.

Entre los secundarios, me quedo con Yorkie y Andy Lorimer, dos miembros del M.I.6 que llegan a Nueva York con la experiencia de haber batallado contra el IRA durante los años de plomo.

En todo caso, hundirnos en el delirio del Castigador ‒y en la magia narrativa de Ennis‒ es uno de esos raros placeres que nos concede el cómic adulto. Imaginativo, intenso y adictivo, este es un tebeo sensacional, que además cuenta con el trabajo gráfico de Leandro Fernández, un artista ideal para acompañar a Ennis en esta sangrienta aventura.

Sinopsis

Con Cocina Irlandesa, la segunda saga completa de la nueva dirección tomada por el Punisher de Garth Ennis, quien vuelve sobre algunas de sus constantes literarias. El conflicto de Irlanda del Norte se traslada hasta la Cocina del Infierno y coge entre dos fuegos a Frank Castle, quien se embarca en una peligrosa misión contra las bandas mafiosas que se disputan el castigado barrio neoyorkino. Un volumen polémico, violento y sin concesiones, especialmente recomendado para lectores adultos.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Marvel Comics, Panini Comics. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.