Si la inclinación artística de Fernando de Felipe era vigorosa, su plasmación, por simple necesidad, también tenía que serlo. Solo tenía 23 años cuando Josep Toutain le dio la oportunidad de demostrar sus cualidades en un momento de auge para el cómic español. A instancias de Toutain, y con el aval de su director editorial, Andrés Hispano, el dibujante lanzó en 1988 Nacido salvaje con guion de Óscar Aibar. Un año después, junto al mismo guionista, publicó ADN. De forma rápida, consolidó su estilo, tal y como se advierte en las ilustraciones y viñetas que, reunidas más adelante bajo el título Marketing & Utopía Made in USA (1993), editó en las páginas de Zona 84. Luego llegó S.O.U.L. (1991) firmada junto a Jaime Vane en la misma publicación.
Sin embargo, si hubiera que elegir un título clave en la trayectoria de Fernando de Felipe, este sería sin duda El hombre que ríe, editado en 1992 en la misma cabecera, Zona 84, y poco después impreso en forma de tomo recopilatorio.
En esta impresionante adaptación del clásico de Víctor Hugo, el artista depuró una fórmula estética ‒el realismo grotesco‒ que lo sitúa en la tradición del maestro Alberto Breccia, pero no muy lejos de creadores aparentemente dispares como Dave McKean o Frank Miller.
En este caso, la ensoñación romántica de Hugo se convirtió en una propuesta expresionista, lúgubre, particularmente trágica, que sorprende por la potencia del dibujo y por el dominio del color. En realidad, quien lea ‒o relea‒ estas páginas comprobará que en sus personajes y escenografías se concentran las claves del arte de De Felipe.
Estas cualidades se hacen aún más presentes en la reedición llevada a cabo por ECC, enriquecida con una soberbia introducción escrita por Hernán Migoya y una entrevista con el autor, guiada por el historiador del cómic Iván Pintor Iranzo. En ese diálogo, De Felipe aclara las licencias que asumió en su adaptación del texto original y también las citas y homenajes que trasladó a las viñetas. «De ahí ‒señala‒ las constantes interferencias entre la obra de Hugo y cosas tan dispares como el Tristán e Isolda wagneriano, los grabados de Doré, las ninfas de Klimt, el medievalismo alla Bergman, Turner, Friedrich, el expresionismo de Breccia o los distorsionados ecos de Schoenberg«. Al escoger como vehículo estético un proyecto con esa ambición, el público objetivo de Zona 84 ‒entre el que, por edad, me incluía‒ podía no sentirse interpelado. Sin embargo, no ocurrió así. De hecho, la memoria sentimental de muchos de aquellos lectores sigue ligada a El hombre que ríe. «No podía fallarles ‒explica el dibujante‒. De ahí que me plantease esta adaptación como un auténtico artefacto pop: folletinesca, seriada, inmediata, intensa, adictiva, accesible… Nadie me pidió nunca que lo que hacía resultase trascendente, por mucho que yo me esforzase en que lo terminase siendo».
El mundo que De Felipe despliega ante nuestros ojos puede apreciarse de dos formas complementarias. Cabe maravillarse ante su técnica pictórica y su poderío narrativo, pero también es posible interpretarlo como un viaje al centro del romanticismo gótico, marcado en todo momento por el dolor y la desesperación.
Sinopsis
Publicada originalmente en 1992 y con Fernando de Felipe como autor completo, El hombre que ríe adapta la novela homónima de Víctor Hugo, presentando al lector la historia de Gwynplane: un niño de rostro mutilado que durante una desapacible noche se topa con Dea, recién nacida que yace en brazos de su madre muerta. Ambos son adoptados por el solitario Ursus, con quien representan un espectáculo ambulante. Pero Gwyn pronto descubrirá su verdadero origen… y nada volverá a ser igual.
Nueva entrega de la Biblioteca Fernando de Felipe, con la que se recuperan las obras completas del autor aragonés a través de nuevas ediciones con material adicional inédito. La ocasión perfecta para volver a disfrutar o redescubrir títulos fundamentales de nuestra historieta.
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