Sin darnos cuenta, las grandes megaestrellas incontestables de nuestra infancia y juventud se dedicaron a aparecer en películas más bien de segunda clase. Los estrenos de figuras como Robert de Niro, Harrison Ford, Stallone o Al Pacino dejaron de ser los más sonados y, a veces, los más dignos.
Pacino, algo más inquieto que ciertos compañeros suyos, más o menos se las ha ido apañando, y en su filmografía reciente ha coqueteado con el cine independiente “de personajes”. La sombra del actor es un producto que se basa, principalmente, en el lucimiento de sus intérpretes. De hecho, el propio argumento trata sobre actores y personajes más bien al límite mental, lo cual se traduce en un vehículo de lucimiento (que no de alarde) del célebre protagonista de El Padrino.
La película trata sobre un veterano del escenario en plena crisis, con miedo escénico tras un shock nervioso. Intenta llevar a cabo un reposado retiro, pero no le terminan de dejar en paz. No sólo su agente o sus acreedores, sino también las constantes visitas a su casa por parte de chalados.
Su relación con una alocada chica, mucho más joven que él, no es precisamente el colmo de la originalidad, y el propio personaje dice que se ha convertido en un cliché. No obstante, el poderío de Pacino y del excelente plantel que lo rodea hace que la película se vea con cierto interés, en su combinación de psicodrama y comedia.
Con algún momento sorprendentemente similar a la reciente y oscarizada Birdman, lo que realmente importa aquí, lo que domina todo, es el trabajo de Pacino, que supondrá una delicia para los fans.
Sinopsis
El oscarizado director, Barry Levinson (Toys, Bugsy, Rain Man, Good Morning, Vietnam), dirige al también oscarizado actor Al Pacino y a Greta Gerwig en La sombra del actor, con guión de Buck Henry (El Graduado) y Michal Zebede, basado en la novela de Philip Roth The Humbling (La Humillación, 2010 Ed. Random House). El resto del reparto lo completan Nina Arianda, Dylan Baker, Charles Grodin, Dan Hedaya, Billy Porter, Kyra Sedgwick, Dianne Wiest y Mary Louise Wilson.
Desde que consiguiera reconocimiento como escritor en 1959 gracias a su novela Goodbye, Columbus, llevada al cine en 1969, The Humbling es la novela número 30 de Philip Roth y su cuarto título adaptado a la gran pantalla. Los otros tres son El Lamento de Portnoy en 1972, La Mancha Humana en 2003 y Elegía en 2008. Roth es uno de los escritores más galardonados de Estados Unidos, habiendo recibido el National Book Award en 1995 y en 1960, el Premio PEN/Faulkner en 1994, 2001 y 2007 así como el Premio Pulitzer en 1997. Y Premio Príncipe de Asturias 2012.
Jason Sosnoff, productor de la película, describe la última novela de Phillip Roth como «la historia de un actor de edad avanzada, que tras 50 años de oficio, lo único que sabe hacer es actuar. De pronto, pierde esta capacidad. Se encuentra bloqueado. Para mí, la película trata sobre lo que ocurre cuando tu gran pasión y talento dejan de existir… Cuando esto ocurre, probablemente ya no queda nada por lo que vivir».
Al Pacino, ganador de un Oscar y nominado siete veces a Mejor Actor comparte su opinión sobre el libro del Premio Pulitzer, Phillip Roth: «Es muy raro que al leer un libro me surja el deseo de hacer una película. Es una de esas cosas que no me suelen ocurrir. The Humbling me pareció fascinante, muy interesante y una historia con la que me podía identificar. Sentía que se trataba de algo que ya estaba viviendo o del lugar hacia el que me dirigía. Soy un gran admirador de Philip Roth así que hacer esta película ha sido muy emocionante».
Tras haber dirigido películas como Los Hijos de la Calle, Toys, La Cortina de Humo y Good Morning, Vietnam, Barry Levinson fue nominado a los Oscar® 6 veces y ganó el Oscar a Mejor Director en 1989 por Rain Man. El director nos cuenta por qué Al Pacino era el actor ideal para hacer del personaje protagonista, Simon Axler: «Su personaje es un actor que ha trabajado en cine y en obras clásicas de Shakespeare. A Al Pacino, este personaje le iba como anillo al dedo. Al es uno de esos actores únicos que ha trabajado tanto en teatro como en cine. Es verdad que hay actores de cine estupendos pero no han trabajado a los clásicos de la misma forma. Al no busca hacer algo que no le haya ocurrido de verdad, se siente cómodo en su piel. Es algo que le ha ocurrido durante toda su carrera».
Sosnoff nos cuenta cómo se originó el proyecto: «Barry se pasó un buen día por la oficina y me comentó que acababa de leer un libro de Philip Roth y que Al Pacino tenía una opción de compra sobre los derechos. Barry me contó que la historia trataba de un actor que había perdido su capacidad de actuar y comenzaba una relación con una mujer lesbiana, quien a su vez acababa de romper con una mujer que se había sometido a una operación de cambio de sexo».
Sosnoff explica que «la premisa me pareció graciosa. Creo que Barry es muy bueno viendo las historias que se esconden tras un par de frases o un titular. Su forma de trabajar es parecida a la de Al en cuanto que a los dos les gusta ir quitando capas para descubrir la esencia de la historia».
Pacino y Levinson trabajaron juntos en No Conoces a Jack. El director nos explica cómo es su relación. «Nos motivamos el uno al otro. Algo ocurre y le pregunto: «¿Y si hacemos esto? ¿Te parece interesante?» Y él me contesta: «Sí, sí. Justo estaba pensando lo mismo». Esto nos lleva a plantearnos cosas que no habíamos pensado antes. Nos lleva a probar cosas nuevas. Mi experiencia con Al es que está dispuesto a probarlo todo, a seguir explorando para ver si existe una manera mejor de contar las cosas. Hay que contar con un buen material pero al mismo tiempo, tienes que saber ir más allá. ¿Hay un momento mejor que este? ¿Hay algo más en esta escena? ¿Qué pasaría si…? Creo que es un juego muy divertido porque se trata de una persona de gran flexibilidad. Tiene esa elasticidad y el coraje de probarlo casi todo».
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