José Luis González Martín
Como cuenta su autor, Alberto López Aroca, la novela Sherlock Holmes y los zombis de Camford surgió como un reto de los editores de Dolmen. ¿Sería capaz el autor de mezclar el universo del detective de Baker Street y el de los muertos vivientes de George A. Romero?
Hubiese sido sencillo situar a Holmes en un Londres apocalíptico como escenario, haciendo frente a hordas de resucitados caníbales. De hecho, ya existía un cómic con esa premisa: Victorian Undead, de Ian Edginton y Davide Fabbri (Wildstorm, 2010).
No, Sherlock Holmes y los zombis de Camford es más que eso. El lector está ante una declaración de amor hacia una serie de personajes, autores y géneros: desde Holmes hasta los cómics de la editorial británica IPC, pasando por el concepto de Wold Newton acuñado por Philip J. Farmer y Alan Moore.
La novela funciona en diferentes niveles. A saber: están presentes los zombis. La obra se engloba dentro de la colección Z de la editorial Dolmen, consagrada al subgénero de muertos vivientes de patente romeriana. No obstante, el peso de la trama no recae sobre los resucitados de instintos antropófagos, por lo que los die-hard fans de los zombis al estilo de La noche de los muertos vivientes pueden quedar defraudados.
A decir verdad, el lector está ante una novela de Sherlock Holmes con todas las de la ley, y no debe recelar al encontrar al sabueso racionalista de Conan Doyle inmerso en una trama fantástica.
De hecho, la novela tiene como punto de partida «La aventura del hombre que reptaba», que, junto a «La aventura del pie del diablo», son las dos narraciones del canon holmesiano más cercanas al género fantástico. Eso sin contar todos los pastiches previos en los que el detective se ha visto mezclado con personajes o situaciones fantásticas: Drácula, Dr. Jekyll y Mister Hyde o la invasión marciana narrada por H. G. Wells en La guerra de los mundos. En este sentido, Alberto López Aroca se revela como un espléndido conocedor del canon holmesiano.
Me gustaría insistir en el carácter equinoccial del relato: la acción transcurre en 1903, año en que Holmes abandonó la actividad detectivesca para dedicarse a la apicultura, retirado en una granja de Sussex. López Aroca narra la que sería la última aventura del detective, si exceptuamos dos apariciones canónicas más que narran casos que transcurren durante ese periodo.
Por otro lado, hace acto de presencia una serie de personajes que pueden considerarse como la generación de héroes que sucederá a la de Holmes: una serie de sujetos cuya ambigua moralidad contrasta con la nobleza del detective.
A esto hay que sumar una serie de inquietantes invenciones e iniciativas que preludian los horrores de la Primera Guerra Mundial y conflictos venideros, y hacen que el retiro de Holmes marque el fin de una suerte de edad de oro y el advenimiento de una época de signo más ominoso.
Por último, el autor toma prestado de Philip J. Farmer el ya mencionado concepto del universo de Wold Newton, donde diversos personajes pertenecientes a distintos ámbitos de la cultura popular están relacionados. Así, Holmes y Watson se las verán con Kelly Ojo Mágico, Mytek o Zarpa de Acero, personajes de cómics del sello británico IPC, convenientemente retocados para encajar en el contexto de la aventura.
En definitiva, nos hallamos ante una aventura sumamente disfrutable, apta para holmesianos y para profanos, y asimismo para aquellos aficionados que quieran buscar referencias ocultas entre líneas.
Sinopsis
Es octubre de 1903. Sherlock Holmes está a punto de retirarse, Watson ha contraído matrimonio por enésima vez, y el detective de Baker Street cuenta ahora con la ayuda de un antiguo ex presidiario, Otis Mercer, para realizar las labores cotidianas del oficio.
Cuando Bernard Baker, masón y también detective privado, solicita la ayuda del Maestro para localizar al comprador de un extraño “elixir rejuvenecedor”, Sherlock Holmes decide viajar a la ciudad universitaria de Camford, donde se topará con una abominable, mefítica y aterradora amenaza, así como con una serie de enigmas que desafiarán a la mente deductiva del Gran Detective: ¿Qué secreto oculta la piedra mágica del joven millonario recién llegado de Sudamérica? ¿Quién es el hombre de la mano de metal? ¿Cuáles son las verdaderas intenciones del extravagante señor Pride? ¿Qué prodigios se guardan en los lóbregos sótanos de la universidad?
Y lo que es más, ¿podrá Sherlock Holmes resolver todos estos misterios, trabajar con unos nuevos y monstruosos aliados, y evitar que el mundo acabe invadido por una plaga de muertos vivientes?
Alberto López Aroca (Albacete, 28 de marzo de 1976) es escritor. Desde 1991 colabora en fanzines y revistas locales y más tarde, en otras publicaciones de ámbito nacional. En 1995 fundó junto con Ricardo González Ortiz el longevo y recordado fanzine de género Fábulas Extrañas, que posteriormente fue reconvertido en sello editorial.
Es conocido como autor de novelas policíacas, de misterio, terror y ciencia-ficción, y desde el año 2005 ha destacado en España como estudioso sherlockiano, gracias a las compilaciones de ensayos Cuaderno de Bitácora del Matilda Briggs (2006) y Sherlock Holmes y lo Outré (2007), ambas publicadas por Ediciones de la Academia de Mitología Creativa “Jules Verne” de Albacete.
Entre sus novelas se encuentran El placer según Mateo (Fábulas Extrañas, 2001), Medio kilo y una pipa (Fábulas Extrañas, 2002), Card Nichols investiga… El misterio de la armadura pródiga (Que Vayan Ellos, 2009) y Candy City (Ilarión, 2010), y sus relatos están incluidos en los volúmenes Cuadros de costumbres del siglo XXI (2002), A por cadáveres (2003), Los espectros conjurados (2004) y Nadie lo sabrá Nunca (2005), todos ellos publicados por Ediciones Fábulas Extrañas.
Es en este último volumen donde apareció por primera vez La mercancía, cuento que se incluye en la Aquelarre: Antología del cuento de terror español actual (Salto de Página, 2010).
Copyright del texto © José Luis González. Reservados todos los derechos.
Copyright de la sinopsis e imágenes © Dolmen editorial. Reservados todos los derechos.
Daniel Tubau
