Me imagino que si un espectador lee varias reseñas de After Earth, se sorprenderá por la unanimidad de las opiniones y de los comentarios. Es como si los críticos hubiéramos quedado para después de la proyección en el bar de la esquina, con el nocivo propósito de acumular nuevos argumentos en contra de M. Night Shyamalan.
En los últimos tiempos, Shyamalan se ha ganado la enemistad de la prensa especializada. No creo que, más allá de ciertos arranques de orgullo, merezca esa animadversión. De hecho, a la hora de rodar, demuestra que sabe manejar la narrativa cinematográfica mejor que muchos niños mimados de Hollywood. Otra cosa son sus guiones y la insensata naturaleza de sus proyectos. Pero –insisto en ello– no siento antipatía por el realizador. Quizá por ello me ha costado algo más reconocer que After Earth es un artefacto inviable, tirando a plúmbeo, estéril y sin el más mínimo atractivo.
Por lo demás, ese fracaso subraya otro hecho, y es que After Earth es la apología del nepotismo. Atentos, porque la cinta es un ejercicio de vanidad del clan Smith-Pinkett. Lo producen Caleeb Pinkett, Jada Pinkett Smith y Will Smith, a partir de un argumento de este último. ¿Los protagonistas? ¡Vaya pregunta! Jaden Smith y Will Smith.
Sí, ya sé que en la historia del cine abundan las buenas películas en las que participan miembros de la misma familia, pero la mediocridad del producto final tiene estas cosas: acabamos buscando responsables del desaguisado, y en esta oportunidad, resulta que casi todos lucen los mismos apellidos.
Aunque su clave genérica sea la ciencia-ficción, After Earth viene a ser uno de esos relatos seudofilosóficos sobre los miedos y la iniciación personal que proliferan en los modernos libros de autoayuda.
La acción nos sitúa dentro de un milenio. La humanidad tuvo que abandonar la Tierra, colapsada por una sucesión de desastres. Los descendientes de quienes se exiliaron antes del apocalipsis habitan en el planeta Nova Prime, un lugar del espacio donde les aguardaba un nuevo enemigo: la civilización alienígena de los skrel, cuya principal arma es una criatura diseñada genéticamente, el ursa, capaz de destrozar a un ser humano en cuanto huele las feromonas provocadas por el miedo.
En Nova Prime, el joven cadete Kitai Raige (Jaden Smith, a quien todo parece emocionarle sin demasiado criterio) se esfuerza por emular a su heroico padre, el general del Cuerpo de los Rangers Unidos, Cypher Raige (Will Smith, sin bigote y muy intenso).
A bordo de una nave, padre e hijo, que forman parte del mismo equipo de rangers por sugerencia de la madre del joven, retornan a nuestro viejo planeta. El resto, se resume en pocas líneas: colisionan, solo sobreviven ellos dos, Cypher queda malherido y Kitai debe aventurarse en una naturaleza hostil, en busca de ayuda y superando sus temores, bajo las constantes indicaciones que su padre le transmite desde la astronave.
Como les decía, en el gremio de los críticos la severidad no siempre va pareja con el acierto, y eso ha provocado históricos patinazos. Sin embargo, la película de Shyamalan es uno de esos ejemplos flagrantes que provocan el acuerdo de una buena parte de los que nos dedicamos a opinar en la prensa. En lo único que diferimos es en los detalles del diagnóstico: incluso hay quien, de forma conspirativa, atribuye el fracaso a la presencia de la Cienciología en el proyecto.
En After Earth solo funcionan detalles muy aislados. La fotografía de Peter Suschitzky, la dirección artística de Tom Sanders, los escenarios naturales de la selva costarricense… Pero el conjunto comete el peor de los pecados posibles en una película: nos mantiene lejos de cualquier tipo de placer o entretenimiento.
Sinopsis
Un aterrizaje forzoso deja atrapado en el planeta Tierra al adolescente Kitai Raige (Jaden Smith) y a su legendario padre Cypher (Will Smith) 1.000 años después de que un cataclismo forzara a la raza humana a escapar del planeta. Con Cypher críticamente herido, Kitai se embarca en un peligroso viaje en busca de ayuda, enfrentándose a terrenos inexplorados, especies animales evolucionadas que ahora gobiernan el planeta y una feroz criatura alienígena escapada de la nave durante el coche. Padre e hijo tendrán que aprender a trabajar juntos y a confiar el uno en el otro si quieren tener alguna posibilidad de volver a casa.
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