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Batman, una creación de Bill Finger

En 2012, se publicó un libro que supuso un descubrimiento para los seguidores del Hombre Murciélago: Bill the Boy Wonder: The Secret Co-creator of Batman, de Marc Tyler Nobleman. Cinco años después, se estrenaba un documental que aprovechaba la documentación de Nobleman, Batman & Bill, de Don Argott y Sheena M. Joyce. Tanto el libro como la película insistían en la misma conclusión: Bob Kane, el creador oficial de Batman, había ocultado desde el primer momento el papel decisivo de Bill Finger (1914-1974) en el desarrollo del personaje.

«A lo largo de Bill the Boy Wonder ‒escribe Dina Elboghdady‒ , los lectores descubren que en 1939 un editor le pidió a Kane, por entonces un dibujante independiente, que creara un superhéroe que rivalizase con Superman, que había debutado el año anterior. Kane esbozó la imagen de un personaje al que llamó The Bat-Man, pero no funcionó. Recurrió entonces a Finger, un conocido suyo con el que había trabajado en algún tebeo menor. Finger renovó el atuendo del personaje, similar al de Superman, y comenzó a dar forma a una historia de fondo que no se pareciese a la del Hombre de Acero. A diferencia de Superman, Batman sería un mortal, vulnerable y sin superpoderes. Al editor de Kane [Vin Sullivan] le encantó la apariencia y el concepto. Pero Kane ‒según explica Nobleman‒ negoció un acuerdo sin revelar el papel de Finger. No obstante, le contrató para que escribiese historias de Batman de forma anónima. Era un arreglo común en ese tiempo. El superhéroe se convirtió en un gran éxito y, a los 25 años, Finger dejó su trabajo como vendedor de zapatos para escribir historias de Batman por un salario modesto. No está claro si Finger presionó alguna vez para ser acreditado, pero Kane ‒dice Nobleman‒ nunca le ofreció es opción. De hecho, cuando Finger hizo pública su contribución al cómic de Batman, Kane lo acusó de exagerar su papel. En una entrevista de 1972, publicada en el libro Creators of Superheroes, Finger concluyó que Kane lo había engañado».

En palabras de Elboghdady, «la razón por la que Finger no fue más agresivo en sus inicios a la hora de pedir que se reconociese su autoría puede haber tenido algo que ver ‒así lo cree Nobleman‒ con la mentalidad propia de la Depresión. Era difícil conseguir trabajo en ese momento, y quizá Finger agradeció su papel como guionista. Por otro lado, estaba trabajando en un medio que, en gran medida, era menospreciado y se consideraba desechable. (….) Después de la muerte de Finger, varios expertos de la industria presionaron para dejar las cosas claras. En 2005 se estableció un prestigioso premio en honor a Finger, que permitiese reconocer a los escritores de historietas no reconocidos. Nobleman quería que su libro pusiera a Finger en el centro de atención»

Hijo de un emigrante austro-húngaro, Bill Finger creció en el Bronx neoyorkino, y sin duda, el cómic le ayudó a escapar de la miseria imperante en tiempos de la Depresión. A la hora de rediseñar el personaje de Batman, Finger pensó en el Hombre Enmascarado, de Lee Falk, y le añadió detalles muy característicos a su uniforme. Asimismo, creó su identidad pública: el playboy Bruce Wayne. En lo que se refiere a su psicología, debemos a Finger que convirtiese al héroe en un detective que emplea métodos científicos.

Tras escribir el guión de la primera historieta de Batman (Detective Comics, nº 27, mayo de 1939), Bill Finger ideó muchas de las primeras aventuras del Caballero Oscuro, y asimismo contribuyó al diseño de su principal adversario, el Joker. También se debe a su imaginación el hecho de que Robin fuera hijo de una pareja de trapecistas que es asesinada mientras realiza su número. «Robin ‒según el propio Finger‒ surgió de una conversación que tuve con Bob. Como dije, Batman fue una combinación de Douglas Fairbanks y Sherlock Holmes. Holmes tenía su Watson. Lo que me molestaba era que Batman no tenía a nadie con quien hablar, y se volvía un poco aburrido tenerlo siempre pensando. (…) Así nació Robin. Bob me llamó y me dijo que iba a poner a un niño en la tira para que se identificara con Batman. Pensé que era una gran idea».

Aunque la trayectoria de Finger ya fue destacada por Jim Steranko en The Steranko History of Comics (1970), desde comienzos del siglo XXI surgió un clamor reivindicativo sobre el papel del guionista Bill Finger en la génesis del personaje de Batman, exigiendo que la editorial DC Cómics le acreditase oficialmente como co-creador del Hombre Murciélago junto a Bob Kane.

DC, con el fin de celebrar el 75 aniversario del nacimiento de Batman en Detective Comics, editó un número especial en el que, por vez primer, Finger fue reconocido como padre del personaje en la portada. Asimismo, en septiembre de 2015, DC decidió poner su nombre en los créditos de la película Batman v Superman: El amanecer de la justicia (2016).

En estas mismas coordenadas se sitúa Batman, serenata nocturna (2014), libro escrito por David Hernando. Este autor y especialista español llevaba años ligado al héroe enmascarado, tanto por su libro Batman: el resto es silencio (Dólmen Editorial, 2004) como por su etapa como editor de los cómics de dicho personaje en nuestro país.

Batman, serenata nocturna es una crónica novelada del proceso creativo del justiciero nocturno. Hernando nos relata la dinámica personal y profesional establecida entre los mencionados Finger y Kane, y cuenta cómo este último se adjudicó todo el crédito para sí, figurando a efectos legales como creador único, con todas las implicaciones que esto conlleva.

Como ya queda claro después de todo lo que llevamos dicho, lo de Kane fue un pelotazo en toda regla. Era un autor mediocre que supo situarse en el lugar exacto, en el momento correcto. Canibalizando el talento de terceros y exhibiendo turbias dotes para el negocio, llegó a esta presunta ilegalidad. De ese modo, logró un envidiable estatus público y económico, y de hecho, sólo se dedicó a dibujar las historietas de Batman durante una pequeña fracción de su vida.

Kane ya dio a conocer su versión de los hechos en un sinfín de ocasiones, y por fin le llegó el turno a Finger, fallecido en 1974, a quien Hernando se encarga de dar voz. La obra desgrana la génesis y el éxito de Batman, hasta que las carreras de ambos autores se separan, y luego refiere los posteriores logros y devenires de estas dos personalidades contrapuestas, una ganadora y otra perdedora.

Es cierto que Kane queda retratado, poco más o menos, como un canalla, pero Finger es una figura no carente de patetismo: vemos a un hombre de personalidad errática, casi neurótica, que se va convirtiendo en un derrochador que gasta más de lo que gana. Finger se retrasa en las fechas de entrega de sus creaciones, pide constantes adelantos por guiones no entregados, y aun así, vuelve a retrasarse.

En definitiva, más allá de la justicia que le debe la posteridad, nos hallamos ante un artista incapaz de escapar de esa espiral autodestructiva, que le pasó una costosa factura en lo profesional y lo personal.

Copyright del artículo © José Luis González Martín. Reservados todos los derechos.

José Luis González Martín

Experto en literatura, articulista y conferenciante. Estudioso del cine popular y la narrativa de género fantástico, ha colaborado con el Museo Romántico y con el Instituto Cervantes. Es autor de ensayos sobre el vampirismo y su reflejo en la novela del XIX.