Película casi secreta, poco vista salvo en rescates especiales, El Huerto del Francés es la obra de la que estaba más satisfecho su protagonista, coguionista y director, Paul Naschy (Jacinto Molina).
Alejándose del fantástico, en esta ocasión Naschy ofrece una crónica negra basada en un hecho real, los asesinatos perpetrados en una casa de mala fama de pueblo sevillano a principios del siglo XX.
Ayudado de un compinche, Juan Andrés Aldije «El Francés» se dedica al viejo arte de descalabrar incautos que llegan a su negocio de madrugada, bien cargados de dinero para el juego y las mujeres. Después de aflojar a los cadáveres del peso de sus billetes, los entierra bajo las cebollas del huerto.
Según se nos cuenta, la idea de esta película surgió después de que Paul Naschy se preguntara de dónde venía la expresión «Que te llevan al huerto».
En sus mejores momentos, El Huerto del Francés se mueve con acierto entre el melodrama rural y casi decimonónico, el suspense y el terror. En los peores, el film se ve avejentado por males coyunturales de la época en la que fue rodada, tales como el destape gratuito, el tremendismo caricaturesco o la aparición de un personaje homosexual estereotipado, propio de la comedia más rancia.
Lo mejor de esta irregular película es, sin duda, la perfecta ambientación, mostrando la España más negra, con guardias civiles de grandes bigotes, un garrote vil operado por el inolvidable Luis Ciges, abortos clandestinos absolutamente terroríficos –la escena más escalofriante del film, sin duda– y burdeles con enanos travestidos bailando flamenco para los ebrios señoritos.
Además, es un acierto dejar claro que el protagonista no es un enfermo al estilo Norman Bates, sino un macho alfa con complejo de inferioridad, que se mueve por la mera codicia. Casado con la hija de los ricos del pueblo, no soporta que su suegro le tenga por un mindundi, y no duda en llevar a cabo los más espantosos crímenes para aumentar su patrimonio y alimentar así ese mal entendido concepto de orgullo.
El villano patrio, al desnudo.
Referencias
«Que te llevan al huerto… Esta frase la ha escuchado Naschy desde su infancia y la curiosidad, constante en una personalidad tan inquieta como la suya, le hará investigar sobre su procedencia. Un amigo policía le indica que se refiere a un huerto que hay en La Guindalera. El lugar no es el correcto pero la pista es acertada y, tras documentarse en la hemeroteca, Naschy recibe la definitiva orientación de un comisario sevillano. El lugar que encierra la historia que busca se llama Peñaflor y es un pequeño pueblo entre Sevilla y Granada. Fue en Peñaflor donde ocurrieron entre 1904 y 1906 los terribles crímenes de Juan Andrés Aldije, alias «el Francés» y su compañero Juan Muñoz Lopera. Ambos asesinaban y desvalijaban a los viajeros que se detenían en su venta y después los enterraban en el huerto que la circundaba. Pero en Peñaflor nadie quiere dar fe de la realidad de aquellos hechos y Naschy tiene que recurrir al párroco, que le mostrará la documentación de los forenses, celosamente guardada en el archivo parroquial. La casa del párroco es, además, la antigua vivienda de Aldije, por lo que se allí se habrá de rodar la mayor parte de la película. Por su parte, el descendiente de Muñoz Lopera rehusó dar facilidad alguna al equipo de rodaje. Se filma una de las tapias de lo que era el primitivo huerto; al otro lado unos ganaderos han construido un complejo de piscinas. El dueño, nieto del comprador, cuenta que, además de lo que hallaron los guardias civiles, pudieron encontrarse enterrados en el huerto un cuchillo oxidado, una barra de hierro y una escopeta.» (Ignacio Armada y Guzmán Urrero, Paul Naschy: El Ciclo de la Luna Llena. Edición conmemorativa del ciclo dedicado a Paul Naschy en la Filmoteca Nacional. Ediciones Dorian. Noviembre de 1993).
«La cámara se mueve con inteligencia y, para hacer honor a la verdad, los actores están conducidos con eficacia. El tenebrismo de algunas imágenes indica el terreno en que nuestro realizador se mueve» (Ángel Gómez, Transilvania Express, marzo de 1981).
«Se trata, sin duda alguna, de la mejor película realizada en aquel país sobre el mundo del crimen español (…) El guión, en el que colaboró Antonio Fos, era magnífico y, según mi opinión, fue mejorado por la concienzuda realización de Paul Naschy» (Gilbert Verschooten)
Sinopsis:
Nuestro personaje, Juan Andrés Aldije, apodado «El Francés», se afinca en el pueblo de Peñaflor, un villorrio andaluz ubicado cerca de Sevilla a finales del pasado siglo. Su auténtica procedencia no está muy clara, pero el hecho es que se trataba de un hombre inteligente, trabajador y ambicioso. Pronto se establece como prestamista y no tarda en casarse con Elvira Orozco, una joven hermosa e hija del hombre más rico del pueblo.
El francés compa unos terrenos y construye una casa con un jardín y un huerto, caciques y señoritos visitan «el huerto del francés» (un prostíbulo), como era normal en la época, así como las gentes de lugares lejanos: jugadores, vendedores de ganado y hasta toreros. Algunos de ellos jamás regresaban: acababan con los cráneos machacados con una barra de hierro o liquidados a hachazos y, cómo no, enterrados en el macabro huerto. Crímenes sórdidos como surgidos de la creación más oscura. En el macabro huerto aparecieron más de nueve cadáveres brutalmente golpeados pero no fueron los únicos.
Director: Jacinto Molina. Producción: Laro Films, S.A. Guión: Jacinto Molina y Antonio Fos. Director de producción: Gabriel Iglesias. Jefe de producción: Ricardo Merino. Productores ejecutivos: Juan José Daza y Juan José Porto. Ayudante de dirección: Sebastián Almeida. Director de fotografía: Leopoldo Villaseñor. Dirección artística y decorados: Jaime Cubero. Eastmancolor, Techniscope. Reparto: Paul Naschy (Juan Andrés Aldije, «el francés»), María José Cantudo, Ágatha Lys, José Calvo (Juan Muñoz Lopera), José Nieto, Nélida Quiroga, Julia Saly, Carlos Casaravilla, Silvia Tortosa, Pedro Cabero, Antonio Ramis y Luis Ciges.
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