Lo que más me molesta de esta película es su descarada pretensión de equipararse con los estándares de El padrino 2. Precisamente ese anhelo es lo menos interesante de la propuesta: los actores no están a la altura y la materia prima de la historia tampoco.
Sin embargo, cuando llegamos al terreno de la acción, Evans nos proporciona algunos de los momentos más gozosos de la historia de este género.
El orquestal plano secuencia de la masacre en la cárcel o la loquísima persecución automovilística son escenas para ver mil veces y babear otras tantas.
Sinopsis
Tras lo ocurrido en Redada asesina (The Raid, 2012), Rama (Iko Uwais) se ve obligado a reinventarse como policía infiltrado para proteger a su mujer y a su hijo. Mientras trabaja para la fuerza especial anticorrupción, dirigida por la única persona de la que se fía, Bunawar (Cok Simbara), recibe la orden de convertirse en sicario de un jefe de la mafia local, Bangun (Tio Pakusadewo).
Además de intentar conseguir acercarse al hijo de Bangun, Uco (Arifin Putra), Rama debe buscar información que relacione a Bangun con la corrupción de la policía.
Mientras tanto, prepara una peligrosa venganza personal en busca de justicia que amenaza con consumirlo y destruir tanto su misión como a la mafia.
Entrevistado por Danny Leigh, Gareth Evans detalló los antecedentes de esta producción. The Raid y su secuela se rodaron en Yakarta. La secuela vuelve a centrarse en las habilidades de artistas marciales indonesios como Yayan Ruhian o Cecep Arif Rahman. Las jornadas de rodaje superaban las 17 horas, y la temperatura, a mediados de 2013, no bajaba de 42 grados.
Entre sus influencias narrativas a la hora de construir la saga, Evans menciona los videojuegos, las películas clásicas de artes marciales, el cine de John Carpenter y la coreografia de los musicales.
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