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Los legendarios rangers de Texas

Los rangers hacen cumplir la ley y el orden en Texas desde 1823. En la actualidad, los Texas Rangers forman una división policial del Texas Department of Public Safety.

De acuerdo con la legislación texana, hay 116 rangers, organizados en seis compañías: Waco, Houston, Midland, Garland, Lubbock y San Antonio, con una central administrativa en Austin.

Famosos por la alta capacidad y el arrojo de sus investigadores, los rangers son todo un símbolo para los texanos, y a estas alturas del siglo XXI, su pasado adquiere tintes legendarios.

En los últimos días de la dominación española de lo que en el futuro sería México, las autoridades aprobaron un permiso para que colonos estadounidenses se establecieran en la poco poblada zona de Texas, acuerdo que continuó en vigor tras la independencia mexicana.

Estos colonos pronto fueron víctimas de robos de ganado y caballos a manos de las diversas tribus indias presentes en la zona. Fueron aquellos unos asaltos en los que también murieron asesinados algunos de los estadounidenses. La poca efectividad del ejercito mexicano en la lucha contra los indios, unida a las grandes distancias que separaban a aquellos desperdigados ranchos, motivaron que en 1823 los propietarios barajasen la idea de contratar a grupos armados que funcionasen como una fuerza rápida de defensa móvil.

Finalmente, se optó por formar una milicia reclutada entre los propietarios, con un sistema similar al de ciertas unidades de infantería durante la alta edad media: los hacendados servían durante un determinado periodo de tiempo o proporcionaban o pagaban a los correspondientes sustitutos en virtud de la cuantía de sus rentas o la extensión de sus posesiones.

A los miembros de esta milicia se les denominó rangers. El origen del termino es supuestamente escocés, debido al elevado número de colonos de este origen. Su traducción aproximada al español sería batidor. En Escocia se denominaba rangers a grupos de individuos que batían (to range) el terreno en busca de ladrones de ganado o miembros de clanes enemigos.

Su regulación, más o menos oficial, tuvo lugar durante la revolución texana de 1835-1836. La victoria de los texanos sobre el régimen del general Santa Anna trajo la independencia de la república de Texas. Por supuesto, los rangers participaron activamente en la guerra contra los mexicanos, en acciones tan mitificadas como la defensa de El Álamo.

Pero la independencia no libró a la república de la estrella solitaria de la hostilidad mexicana. Su expansión hacia el territorio occidental, conocida como La Comanchería, la llevó a toparse con las tribus comanches. El largo enfrentamiento entre indios y blancos se condensó en un gran número de incursiones de pillaje, raptos, asesinatos y expediciones punitivas.

A mediados de la década de 1840, el capitán John Hays, uno de los rangers más sobresalientes de la Historia, introdujo un elemento que se convertiría en parte integral del mito de la conquista del oeste y de los propios rangers: el revolver Colt, adquirido originalmente por la marina texana.

Hays supo apreciar la ventaja táctica de poseer un arma como ésta, capaz de disparar cinco veces sin recargar, frente a las armas monotiro de indios y mexicanos.

Esta ventaja se hizo notar en la guerra que enfrentó a Estados Unidos y México, cuando en 1845 la república texana pasó a ser una de las estrellas blancas enclavadas en el cuadrado azul de la bandera de las barras y estrellas.

La unión al vecino del norte fue la gota que colmó el vaso tras una década de guerra no declarada entre texanos y mexicanos. Por supuesto, los rangers participaron activamente en la contienda de 1845-1848. Entre ellos, se distinguió Sam Walker, mítico ranger de quien el actor Chuck Norris tomó prestado el nombre para el personaje que interpretó en la serie de televisión Walker Texas Ranger (1993–2001).

Como detalle curioso, les diré que Walker mejoró el modelo original de revolver. El resultado fue el modelo Colt Walker de seis disparos, de amplio uso entre las fuerzas estadounidenses.

El fin de la guerra trajo aparejada la disolución de la fuerza irregular de rangers, cuando el Gobierno federal se hizo cargo de la seguridad del Estado. Sin embargo, la ineficacia de las tropas federales frente a los comanches motivó la reactivación de los rangers.

La década de 1850 estuvo marcada por los enfrentamientos contra las tribus comanche y apache, y por las incursiones desde México de bandas que alentaban a la población de su mismo origen a sublevarse contra el Gobierno estadounidense. Uno de los principales instigadores fue Juan Nepomuceno Cortina, cuyas incursiones duraron hasta la década de 1870. Cortina se convirtió en una de las asignaturas pendientes de los rangers al no ser jamás apresado.

En 1861 comenzó la guerra civil que devastaría a Estados Unidos hasta 1865, con Texas situada en el bando de los estados sureños secesionistas. La incorporación de efectivos a la contienda, cuyo principal escenario fueron los estados del este de la nación, provocó que los comanches recrudeciesen sus actividades.

La derrota de los sudistas significó la disolución de los rangers en el escenario de la posguerra, ya que el Gobierno federal no era partidario de mantener una milicia irregular que pudiese embarcarse en una guerra de guerrillas.

El peso de la guerra contra los comanches fue asumido por la caballería de la unión, formada en gran medida por soldados búfalo, apodo que los indios daban por el color de su piel a los esclavos negros liberados y alistados en las tropas federales. Paradójicamente, fueron los soldados búfalo, tan denostados por los sudistas racistas, quienes en la década posterior terminaron con el peligro que suponían los comanches, a quienes los rangers, una vez reactivados, apuntillaron en 1874.

Tras esta fecha, con el peligro que los indios suponían prácticamente extinto, los rangers iniciaron la transición hacia una fuerza de mantenimiento de la ley. La riqueza generada por el ganado trajo aparejada la aparición de cuatreros, ganaderos que imponían su ley o dirimían sus diferencias recurriendo a ejércitos de pistoleros y todo tipo de elementos criminales. Fueron los rangers quienes acabaron con famosos criminales de la época como Sam Bass o John Wesley Hardin.

El cambio de siglo no significó un descenso en el trabajo de los rangers. Texas continuaba teniendo zonas despobladas que servían de refugio a bandas de criminales, así como zonas de la frontera con México que eran atravesadas por malhechores de uno y otro lado.

La frontera fue especialmente vigilada a lo largo de la revolución mexicana, durante gran parte de la década de 1910. Esta vez, el objetivo de los rangers era impedir las incursiones mexicanas que buscaban refugio o suministros en los Estados Unidos.

La promulgación de la conocida popularmente como Ley Seca, que prohibía y restringía el consumo y la producción de licores y alcoholes, provocó la aparición de bandas de contrabandistas conocidos como tequileros, y convirtió a la frontera, una vez más, en foco de conflicto.

En la misma década, los rangers se vieron envueltos en numerosos escándalos originados por la corrupción política, el amiguismo y los nombramientos a dedo. Todo esto se tradujo en abusos, que fueron cortados de raíz por una purga en 1920, a la que siguió una renovación de la institución.

La fiebre del petróleo que sacudió al Estado supuso la proliferación, de un día para otro, de ciudades y campamentos petroleros. Lugares repletos de dinero fresco y hombres ávidos de diversión tras el duro trabajo, con reminiscencias de la época dorada del ganado. Era el perfecto campo de actuación para los criminales, y los rangers se convirtieron en los garantes de la ley y el orden.

Durante este periodo desempeñó su labor Manuel Trazazas Gonzaullas (González) “El Lobo Solitario” (1891-1977), un ranger nacido en Cádiz, hijo de padre español y madre canadiense. Después de alistarse en el ejército mexicano, “El Lobo” cruzó el Río Grande y se unió a los Texas Rangers en 1920. Se hizo famoso persiguiendo a maleantes en los campos de petróleo y luchando contra el tráfico de alcohol y drogas en la frontera. Más adelante, este gaditano ejerció como capitán de la Compañía B de los Rangers en Dallas.

La década de 1930 vio cómo alcanzaban notoriedad atracadores como Machine Gun Kelly y el dúo Bonnie y Clyde, entre otros. Se encomendó al ex ranger Frank Hamer la captura de Clyde Barrow y Bonnie Parker, dos crueles atracadores y asesinos totalmente alejados de la visión que Hollywood dio de ellos en la película interpretada por Warren Beatty y Faye Dunaway. Aquella cacería humana culminó en una emboscada, en la que ambos delincuentes fueron abatidos.

Con el paso de los años, Texas ha pasado de ser un estado poco poblado y rural a otro eminentemente urbano, lo que ha obligado a los rangers a adaptarse a la cambiante realidad texana.

Aunque en ocasiones han sido acusados de ser una institución obsoleta y de actuar como en el siglo XIX, nadie puede negar que, en la actualidad, los rangers se han convertido en la élite de las fuerzas que hacen cumplir la ley en el estado. Su historia es, por muchas razones, indistinguible de la historia de Texas.

Copyright del artículo © José Luis González. Reservados todos los derechos.

José Luis González Martín

Experto en literatura, articulista y conferenciante. Estudioso del cine popular y la narrativa de género fantástico, ha colaborado con el Museo Romántico y con el Instituto Cervantes. Es autor de ensayos sobre el vampirismo y su reflejo en la novela del XIX.

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