¿Cansado de leer ciencia-ficción sesuda? Si quieres darte un respiro y dejar atrás futuros deprimentes, oscuras visiones de la humanidad, mensajes de altos vuelos o indigestas explicaciones tecnológicas, no hay problema. La ciencia-ficción también guarda un apartado, y nada pequeño, para quienes deseen pura y sencilla evasión sin renunciar a la competencia literaria. Veamos un ejemplo.
Aunque Neal Barrett es más conocido por novelas que bordean lo surrealista (Interstate Dreams) o los futuros de negro pesimismo (Through Darkest America), también es capaz de escribir luminosas aventuras de estilo más clásico como esta, primera de una serie completada con Aldair, Master of Ships (1977), Aldair, Across the Misty Sea (1980) y Aldair: The Legion of Beasts (1982), secuelas que despliegan el mismo grado de inventiva que la original.
Aldair es un aplicado estudiante de la Universidad de Silium. Como muchos compañeros, tiene continuos enfrentamientos con los Cerdos… literalmente. Porque Aldair es un Jabalí. En el futuro lejano, el ser humano ha abandonado la Tierra dejándola en manos de animales antropomorfizados con cerebros artificialmente potenciados. Europa se ha convertido en un territorio dividido en reinos medievalizados que guardan un difícil equilibrio. Aldair pertenece a los Venici, una ruda tribu fronteriza acostumbrada a hacer las cosas a su manera. Rhemia es un imperio de cerdos enemistados con los lobunos Stygianns, al norte, y los sofisticados reptilianos de Nicea al sur.
Por desgracia para Aldair, su cómoda existencia se ve alterada cuando sus estudios alcanzan el límite de lo permitido y se ve acusado de herejía. No le queda más remedio que huir, estableciendo una difícil alianza con el lobo Rhief, a su vez escapado de la cárcel de la ciudad. Aunque ambos son enemigos naturales, se dan cuenta de que su mejor oportunidad reside en colaborar en tanto sus caminos vayan en la misma dirección. Emprenden entonces un largo viaje repleto de entretenidas aventuras en las que acabarán ejerciendo desconcertantes y contradictorios oficios: piratas, esclavos, mercenarios, intelectuales y especialistas en cuidado infantil. La insaciable curiosidad de Aldair le lleva a aprender más sobre la historia del mundo y establecer contacto con aquellos que, como él, están insatisfechos con el supersticioso dogma que establece el origen de la creación. Finalmente, el dúo decide encaminarse a la misteriosa isla de Albión, tierra de dioses, en donde esperan hallar la verdad.
La historia que nos cuenta Barrett no es en absoluto nueva, sino una variación de la ya familiar búsqueda iniciática y la dinámica entre personalidades enfrentadas en un entorno que recuerda a El Planeta de los Simios, aunque con mayor colorido. No debemos esperar aquí un desenlace sorprendente e inesperado; pero no importa: su interés reside no tanto en lo que pasa sino en cómo afecta a los protagonistas y Barrett lo narra de forma sólida y emotiva.
Aldair en Albión es puro entretenimiento, pero no a expensas de descuidar los personajes e introducir un mensaje moral –en este caso, la fe en el valor de la verdad–. Las caracterizaciones están bien logradas, el ritmo es rápido y las localizaciones pintorescas. Y, a pesar de que los protagonistas son animales humanizados, la historia permanece claramente anclada en el campo de la ciencia-ficción, lo cual reviste no poco mérito. Aldair en Albión no fue escrita para ganar premios, carece de pretensiones o relevancia, pero resulta una lectura ligera, ideal para recomendar a adolescentes que se quieran iniciar en el género.
Copyright del texto © Manuel Rodríguez Yagüe. Sus artículos aparecieron previamente en Un universo de viñetas y en Un universo de ciencia-ficción, y se publican en Cualia.es con permiso del autor. Manuel también colabora en el podcast Los Retronautas. Reservados todos los derechos.