La Real Academia Española ha apuntado en sucesivas entregas de su Diccionario el significado de este vocablo, cuyo uso es descriptivo pero tirando a insultante: «El hombre entremetido, bullicioso, y de poco provecho» (Diccionario de la lengua castellana, en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las frases o modos de hablar, los proverbios o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua […] Tomo cuarto, Madrid, Imprenta de la Real Academia Española, por los herederos de Francisco del Hierro, 1734).
De las etimologías seleccionadas para explicar el vaivén histórico de la palabra mequetrefe, preferimos la que brinda don José María Iribarren. «Según leí hace poco —escribe—, esta voz es de origen inglés y procede de maketriple, que significa fabricante de baratijas». En opinión del estudioso, la equivalencia es clara, sobre todo porque la transcripción fonética al castellano resulta bien fácil de entender (El porqué de los dichos. Sentido, origen y anécdota de los dichos, modismos y frases proverbiales de España con otras muchas curiosidades, Pamplona, Gobierno de Navarra, Departamento de Educación y Cultura, 1997, pág. 285).
Varios académicos e investigadores —entre ellos María Moliner— dicen que mequetrefe procede de mogatref, palabra árabe con la cual es designado alguien orgulloso y petulante. Sin embargo, la etimología en cuestión no convence a Néstor Luján, quien se vale para contradecirla de la autoridad de Joan Corominas.
Este último no halla suficiente documentación para sostener con certeza el arranque arábigo. En cambio, al indagar por qué la voz irrumpe con vigor hacia el siglo XVII, Corominas intuye que proviene del portugués, «donde meco significa hombre libertino, y también malicioso y astuto, y trefe o trefo querría decir travieso».
En todo caso, la primera documentación de la palabra mequetrefe está fechada en 1625. Quien la emplea en esa oportunidad es Pedro de Espinosa (1578-1650), poeta antequerano, autor de la antología Flores de poetas ilustres de España (1605) y responsable de títulos como Salmo de penitencia, importantísimo para alcanzar el perdón de los pecados (1625) y Pronóstico judiciario (1627).
Añade Luján que mequetrefe también fue usada por nuestros literatos como sinónimo de pícaro. Tal es el caso de Calderón de la Barca cuando escribe
«Y deste oficio soy jefe
porque soy el mequetrefe
mayor que se ha conocido».
(Cuento de cuentos. Origen y aventura de ciertas palabras y frases proverbiales, t. II, Barcelona, Ediciones Folio, 1994, págs. 156-157).
Lo mismo vale para Quevedo, homenajeado por el Diccionario de la Real Academia Española de 1734 con el que iniciábamos este artículo. Justamente en esas páginas podemos leer esta cala del Libro de cuentos quevedesco: «El otro hermanillo, que se venía al husmo, se hizo mequetrefe y faraute del negocio».
Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Esta es una versión expandida de un artículo que escribí, con el seudónimo «Arturo Montenegro», en el Centro Virtual Cervantes, portal en la red creado y mantenido por el Instituto Cervantes para contribuir a la difusión de la lengua española y las culturas hispánicas. Reservados todos los derechos.