“Me gusta el sol y la mujer cuando llora, las golondrinas y también las señoras. Saltar balcones y abrir las ventanas. Y las muchachas en Abril… Me gusta el vino tanto como las flores. Y los amantes, pero no los señores. Me gusta ser amigo de los ladrones. Y las canciones en francés…”. («No soy de aquí, ni soy de allá», de Facundo Cabral).
Jamás he escuchado cantar a Facundo Cabral. Pero de niño era fan de dos de sus canciones, que repetía de memoria hasta la saciedad: lo cual me convierte probablemente en el mayor experto español de mi generación en este cantautor argentino.
Tras su lamentable fallecimiento en julio de 2011, quizá más implacablemente irónico si cabe en contraste con la bonhomía de la filosofía vital de su obra, recupero para vosotros los dos grandes temas suyos que yo me apropiaba feliz en mi niñez:
«No soy de aquí, ni soy de allá» (1970) es su himno más conocido, una declaración de principios como «My way» o «El Rey», pero regida en su caso por el ascendiente del vagabundeo bohemio y la ausencia absoluta de jactancia. Fue una de las primeras versiones que Julio Iglesias introdujo en su repertorio (concretamente en 1972), con la sublime languidez que le caracteriza, reconvirtiéndolo en una oda a la tristeza: de hecho, la frase “y ser feliz es mi color de identidad” queda transformado en boca del intérprete español en todo lo contrario, por obra y gracia de un “NI” intercalado.
«Señora de Juan Fernández» (1972) es una deliciosa canción bufa en la que un hippy muy facundo intenta convencer a una señora bien de que él es buena persona («Ya no le pego a mi abuelita y con la escopeta no le tiro a nadie”), para anunciarle finalmente que pronto se convertirá en su yerno («…Y dentro de una o dos semanas, nuestra familia será aumentada”). Imaginaos mi delectación infantil al cantar la letra, toda una sátira sobre el descarnado mundo adulto que me esperaba con las piernas abiertas. La versión que yo adoraba es ésta, a cargo del compatriota de Cabral, el gran Jairo.
Triste, tristísimo y atroz suceso lo ocurrido a Facundo Cabral, cantautor pacífico y pacifista, sorprendido por las balas salidas de pistolas en manos de malos salvajes.
Descanse en paz y con nuestro sincero agradecimiento a su legado.
Copyright del artículo © Hernán Migoya. Previamente publicado en Comicsario, un blog para la fenecida editorial Glénat España. Reservados todos los derechos.