Antes de que Tolkien sentara las bases del modelo de literatura fantástica que dura hasta nuestros días, con elfos, reinos soñados y guerras épicas, hubo otros autores que plantearon historias similares, pero más breves, menos ambiciosas y no muy bien vistas por la crítica y los lectores bienpensantes.
Relatos fantasiosos, teóricamente ligeros y poblados de detalles más o menos morbosos poblaban las revistas de entreguerras como Argosy o Weird Tales, y autores como Robert E. Howard o Clark Ashton Smith intentaban ganar calderilla con sus creaciones. Pese a su humilde labor, crearon un legado importante e influyente, que ellos mismos nunca pudieron imaginar.
Personajes como el Rey Kull o Conan, ideados por Howard, luchaban invariablemente con monstruos y horrores primigenios en sus peripecias prehistóricas. Es cierto que, en ocasiones, la inclusión del horror paranormal en esos relatos se notaba algo forzada –era este un requisito para ser publicado en Weird Tales‒. Al fin y al cabo, la Era Hiboria venía a ser una excusa para la aventura y la violencia romántica que tanto enamoraban al escritor tejano.
Su compañero de fatigas, Clark Ashton Smith, también creó mundos de ambientación atávica, sin tecnología moderna ni armas de fuego, y con sus correspondientes dosis de aventura. El más conocido es Zothique, un planeta que vendría a ser el nuestro, y que vive su última era bajo un sol agonizante.
En realidad, el libro que suele editarse bajo ese título, Zothique, es una antología de relatos de Smith, originalmente editada por Lin Carter. Lo publicó Ballantine Books en junio de 1970, y desde entonces, ha conocido numerosas ediciones.
En este delicioso volumen recopilatorio, el lector se sumerge en este continente fantástico donde las luchas con armas blancas no son tan abundantes como la magia negra, los terrores putrefactos y el morbo exacerbado.
Como le sucede a la obra de Howard, Las Mil y Una Noches es un punto de referencia muy importante en los relatos de Zothique. En todo caso, Smith deja de lado fuentes más habituales en la literatura fantástica ‒por ejemplo, las sagas nórdicas o los sucedáneos artúricos‒ para empaparse con el oscuro icor de los delirios de Poe.
La necrofilia, la tortura o el canibalismo son abordados del modo más gráfico que se permitía en los años treinta, y figuran en estas páginas con un delicioso barroquismo alejado de la sordidez pornográfica, e incluso del mal gusto al uso.
Sin un héroe fijo, y a veces sin héroes, los relatos de Zothique están guiados por el fatalismo propio del género de terror. A pesar de la ambientación fantástica, está claro que pertenecen por derecho propio a la literatura “de miedo” más reivindicable.
Al contrario que otros genios del terror como M.R. James o incluso el propio Lovecraft (compañero de revista y buen amigo de Smith), más centrados en el gran poder de la sugerencia y la elipsis, Smith demuestra que también se puede hacer buen terror –ese que no se olvida y revuelve sentimientos muy encerrados dentro de nosotros‒ describiendo escenas que hubieran sido del gusto de El Bosco.
Un hálito melancólico y sumamente romántico envuelve los gozosos espantos de Zothique, toda una experiencia para el aficionado a la llamada “literatura popular”, pero también para aquel lector exigente que se quiera perder un rato por el mundo de la ensoñación.
Sinopsis
Junto con sus colegas y amigos epistolares H.P. Lovecraft y R.E. Howard, Clark Ashton Smith, nacido en Long Valley, California, en 1893, formaba parte del grupo conocido como «los tres mosqueteros de Weird Tales», que nutrió las páginas del popular magacín con relatos fantásticos y de terror, contribuyendo al auge de la revista en su era dorada (1928-1939) y creando un nuevo tipo de ficción de terror.
Clark Ashton Smith vivió la mayor parte de su vida en una cabaña del pueblo de Auburn, en California, donde se ocupó de su propia educación. Tras una primera etapa como poeta, en 1926 comienza a escribir relatos de corte fantástico que va publicando en Weird Tales. Aunque vivió hasta 1961, en 1937, sin motivo aparente, dejó de escribir.
Zothique, el último continente (1932-1937), reúne los dieciséis relatos ambientados en el mundo imaginario de Zotique. Según Lin Carter, «C.A. Smith concibe Zothique como el último continente de la Tierra, en un futuro muy distante en el que el sol se ha oscurecido, el mundo ha envejecido y feroces mares han engullido el resto de los continentes. Las ciencias han sido olvidadas con el devenir de los siglos; las oscuras artes de la brujería y la magia han resurgido. El resultado es un mundo oscuro de misterios ancestrales donde reyes lujuriosos y depravados y héroes vagabundos exploran y viven aventuras en paisajes tenebrosos, luchando con fuerza y sabiduría contra poderosos nigromantes y dioses extraños, bajo un sol moribundo».
«C.A. Smith –comentaba Lovecraft– utiliza siempre como fondo un universo tremendamente remoto y paralizante: selvas de flores venenosas e iridiscentes en las lunas de Saturno, ominosos y grotescos templos en la Atlántida, en Lemuria y en olvidados mundos más antiguos, y pantanos malsanos y húmedos salpicados de hongos mortíferos en regiones espectrales más allá de los confines de la tierra».
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