Alessandro Rolla vivió tanto (entre 1757 y 1841) como para advertir los grandes cambios que iba registrando la música de su tiempo. Baste pensar que su vida podría haber sido paralela a la de Mozart, si el genio de Salzburgo hubiera llegado a viejo.
Las arenas eran movedizas. Las piedras de la calzada estaban flojas. Rolla fue alumno de Sanmartini y pudo ser maestro de Berlioz y Schumann, con lo que está todo dicho.
Ante este panorama de alteración y crisis, Rolla prefirió aferrarse a lo seguro, a la música de sesgo clásico: fórmulas declaradas, concisión en los desarrollos, economía de medios, sentimiento comedido y géneros claramente respetados. Este menú permite recorrer algunas de sus habilidades. El concierto para violín, de exacta arquitectura, debe a Mozart sus soluciones armónicas y el perfil de sus melodías, más una curiosa y amplia cadencia donde Rolla se acuerda de que es un brillante solista del arco. Igualmente dieciochesca es su sinfonía en re mayor, cuya deuda se dirige hacia otro ilustre acreedor: Haydn.
La competencia de Rolla es evidente, pero mucho más personal es el curioso adagio dedicado a su amigo y compañero de la orquesta de la Scala, Giovanni Cavinatti. Probablemente se trata de una obra destinada a conciertos privados en las grandes casas nobiliarias de Milán, que solían tener entre sus tesoros algunos violines cremonenses de primer agua. La partitura evoca un aria de ópera con articulación ternaria: una introducción con predominio de las maderas, luego una suerte de recitativo, seguido de un cantable que remata en un estrambote de lucimiento.
Rolla es un músico del Siglo de las Luces, que todavía nos alumbra con su alegría de buen hacer y hasta puede calentarnos con su lumbre en las noches del invierno contemporáneo.
Disco recomendado: Alessandro Rolla (1757-1841): Concierto para violín en Do; Sinfonía en Re; Adagio para violin y orquesta / Orquesta de cámara Alessandro Rolla. Dir & violín: Guido Rimonda / Bongiovanni / Ref.: GB 5618-2 (1 CD)
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