A veces, la historia tiene un gusto dramático por las parábolas. Vaya como ejemplo de los más amables el de Vítezslav Novák (1870-1949), a quien tocó ser súbdito del Imperio Austrohúngaro durante un medio siglo, luego ciudadano de la flamante república de Checoslovaquia, aplastada por los nazis y finalmente incorporada al sistema solar soviético como satélite.
Musicalmente su traqueteo no fue menor porque tuvo en sus comienzos que vérselas con el consolidado nacionalismo checo y, en el mundo imperial, con las sacudidas de las vanguardias. De todo se defendió con cierta sutil fidelidad al mundo anterior a las catástrofes inauguradas en 1914.
De algún modo, siguió siendo un habitante de aquel «imperio en el aire» (la fórmula es de Elías Canetti) que hablaba trece lenguas.
Destiladas influencias configuran el eclecticismo de Novák. En lo armónico, se lo advierte un buen escucha del impresionismo francés. Hereda, en lo técnico, el pianismo romántico tardío que parte de Liszt. Hay un gusto elegante por la forma económica y definida, que se percibe en la serie de sus seis sonatinas y que proviene del clasicismo.
La música programática, con toques muy matizados de folclore eslovaco, se registra en Pan (1910), suerte de poema para piano, a la manera de los consabidos poemas sinfónicos para orquesta. También hay reminiscencias de sabor popular en las piezas breves, bagatelas sueltas o la colección Juventud (1920). Esta fecha es la más reciente de todas las obras incluidas en el disco recomendado y que se abre en 1899. Tal vez la desgarrada historia posterior a la guerra de 1914 cerró el teclado de Novák, que siguió mirando el cielo checo por ver si reaparecía en él un águila bicéfala.
Disco recomendado: Vítezslav Novák (1870-1949): Obras para piano (Seis Sonatinas op.54; Sonata eroica op.24; Pan op.43; Canciones de invierno op.30; Juventud op.55; Bagatelas op.5; Mayo op.20) / Frantisek Rauch, piano / SUPRAPHON / Ref.: SU 3744-2 (3 CD)
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