Cualia.es

«Utopía» (2013-2014): el lado oscuro de la imaginación

No deja de ser paradójico que una serie que se llama Utopía pueda mostrarnos una realidad tan “real”, y que aún así entremos al juego de no creernos nada. O de autoconvencernos de que es mejor así para poder dormir tranquilos.

Son muy listos estos chicos del Channel 4. La disfrazan como un thriller de ciencia ficción ambientado “en un futuro muy cercano” para tranquilizar nuestras conciencias y que sigamos con nuestras tranquilas vidas.

¿De qué va? Sencillo. Un grupo de frikis se ve envuelto en una macro conspiración gubernamental relacionada con una amenaza bacteriológica a nivel mundial, cuya trama ha sido desvelada por un científico loco a través de un cómic.

No espoilearé nada, pero los cierto es que en cada capítulo se desvelan nuevas sorpresas. Los guiones no dejan de dar saltos mortales para ir, cada vez, un paso más allá. Y como les gusta a los amantes de El sexto sentido, no se desvela todo hasta el último plano de la última secuencia. De manual. Y aun así, funciona como un tiro.

Y es que Utopía, de Dennis Kelly, tiene lo mejor de las tres mejores series británicas de los últimos tiempos. De Misfits (2009) toma el grupo de chavales inadaptados, raros, que se hacen protagonistas de la historia contra su voluntad y terminan convirtiéndose en héroes cotidianos. De The Shadow Line (2011), roba la ambientación gubernamental, los dobles juegos de los que manejan los hilos, la frialdad de sus decisiones y el escalofrío de que estamos en manos de psicópatas para los que no valemos nada. De Black Mirror (2011) coge la dureza de sus diálogos, la inquietud que deja esa realidad retratada de forma cotidiana y cruel, la ciencia ficción cercana, que sirve para pintar de forma puntillosa nuestra sociedad actual. La crítica a los medios de comunicación y las alcantarillas de las relaciones humanas.

Hay un detalle común a las cuatro: la ausencia de actores o caras conocidas. No al star system. Las historias son las que mandan. El guión es el que atrapa. No necesitan otra cosa para vender.

Pero, aun siendo buena en todo, hay tres aspectos que destacan por encima del conjunto:

El malo. Un psicópata que ríase usted del Anton Chigurh de No es país para viejos o el Terminator de Cameron. Arby (Neil Maskell) va en chándal. Es barrigudo. Tiene la mirada perdida. Camina con los pies hacia fuera. Con pinta de parado de larga duración. Un desastre… Pero capaz de entrar en un colegio y matar uno por uno a niños de primaria mientras se come sus caramelos como un funcionario que rellena sus aburridos impresos antes de fichar e irse para casa.

La música, compuesta por Cristobal Tapia de Veer, es completamente distinta a la escuchada en cualquier otra serie… Sonidos que son música o música que son sonidos. Sin melodía reconocible pero que va calando en nuestro ánimo. Está ahí pero no la escuchamos. Desasosegante. Magnífica.

A esto hay que sumar una fotografía que sacaría de quicio a los responsables de nuestras cadenas patrias. Colores saturados, excesivos, gritones… Y oscuridad real, siempre del lado del poder. Muy metafórico.

Se acuerdan ustedes de aquella pregunta que marcó una generación: ¿Quién mató a Laura Palmer? Pues Utopía nos propone una tan intrigante como aquella: Where is Jessica Hide? Si quieres averiguarlo tendrás que esperar hasta el último plano del último capítulo…

Copyright del artículo © Pedro Luis Barbero. Reservados todos los derechos.

Copyright de las imágenes © BBC, Kudos Film and Television. Reservados todos los derechos.

Pedro Luis Barbero

Pedro Luis Barbero es guionista y director de cine y televisión. "Tuno negro" (2001), su primera película, se convirtió en el debut más taquillero de ese año en el nuestro país. Para la pequeña pantalla destaca por haber escrito y dirigido el programa Inocente Inocente con el que consiguió el Premio Ondas, así como diversas series como "Impares" (2008) o "¡Viva Luisa!" (2008). En 2016 rodó el largometraje "El futuro ya no es lo que era".

Sugerencias