9 de octubre de 2020. En la parisina Pierre Bergé & Associés se subasta la biblioteca de Geneviéve et Jean-Paul Kahn, una de las más prestigiosas colecciones sobre el movimiento surrealista. El lote 57 corresponde a un journal intime, autógrafo manuscrito, propiedad de Leonora Carrington. 43 páginas in-8, cuya primera anotación, fechada en la mansión familiar de Hazelwood, el 3 de enero de 1935, dice así:
“Carta a mí misma.
Querida María Leonora: has tenido un año infernal. Te has enamorado, durante 1934, de Jean de Botton, Christopher Glencower, John Burgess, François Owen-Jean (…), que hacen un total de una docena. Eres imposible. Te aburriste de la mayoría a la semana (…). Deja de soñar y comienza a ser una verdadera artista, no importa cómo de mala, pero artista. Olvídate de los hombres y de tu propia vanidad. Haz un esfuerzo y sé grande ‒puedes ser grande‒ quizás sólo como ilustradora. Tienes demasiada imaginación y poca poesía. No eres una esteta. Intenta olvidar a los hombres. Pon tu sexo en tu trabajo. Deja de posar y sé sincera. Buena suerte, María Leonora.”
Leonora tiene diecisiete años. El diario se interrumpe el 15 de enero de 1935 y no se recupera hasta el 28 de marzo de 1939. Cuatro años después, Leonora ya es una artista consumada dentro del grupo de los surrealistas parisinos. Lleva dos años viviendo en Saint-Martin d’Ardèche con su amante Max Ernst. No ha conseguido olvidarse de los hombres, como se aconsejaba en su primera anotación. De hecho, las últimas páginas de este pequeño diario personal son un claro ejemplo de la pasión devoradora que sentía por Max, una pasión obsesiva:
“Estoy en mi casa con Max. Desde hace dos años estoy locamente enamorada de Max. Todavía pinto pero lo hago para no volverme loca. Sólo quiero estar con él a cada minuto, todo el día. Quiero que él viva sólo si está conmigo. No quiero que tenga un pasado. Le quiero mío para siempre. Quiero ser siempre la misma persona y quiero que estemos siempre juntos. Sólo me importa nuestra vida juntos. No puedo respirar sin él (…). Seguiré enamorada de Max incluso después de muerta.”
La última anotación está fechada el 21 de julio de 1939. En septiembre, las tropas alemanas de Adolf Hitler invadían Polonia e iniciaban su avance, imparable, hacia Francia. Max sería arrestado por los franceses, primero, como posible infiltrado alemán; por la Gestapo, después, como traidor. Leonora huiría a España, iniciando su propio descenso a los infiernos. Cuando volvieron a encontrarse, por casualidad, en las calles de Lisboa, esperando su salida de un continente en guerra, camino de América, ya nada fue igual entre ellos…
Imagen superior procedente del catálogo de la subasta.
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