En el cada vez más abandonado interior peninsular ha nacido una iniciativa que pretende poner en valor “música, patrimonio y gastronomía”, consiguiendo congregar, durante dos ediciones, 2021 y 2022, un elenco de prestigiosos artistas arropados por un público entusiasta en las localidades de la Ribera Alta del Ebro.
Según su director, Carlos Bonal, festival ha surgido “con el propósito de poner en valor el importante patrimonio histórico-artístico de la zona a través de conciertos de calidad, todos ellos a cargo de prestigiosos solistas y formaciones camerísticas, poniendo especial énfasis en el Patrimonio Musical Hispánico”, que ha tenido una acogida extraordinaria por parte de dos mil quinientas personas del medio rural que han abarrotado las iglesias en todos los conciertos, junto a la colaboración de comercios y obradores de la zona.
Planteando la segunda edición como una herramienta de fomento del turismo cultural, el festival ha pasado, en cuestión de pocos meses, de cuatro conciertos en 2021 ofrecidos por Silvia Márquez, Javier Artigas, Miguel Bonal y Miguel Rincón, a diecisiete conciertos en 2022, en diecisiete municipios diferentes de la Ribera Alta del Ebro, a cargo de solistas y formaciones camerísticas de proyección internacional, con visita guiada del patrimonio más representativo y una posterior degustación gastronómica y otros treinta conciertos sociales en residencias, asociaciones de la tercera edad y fundaciones, ofrecidos por los miembros de la Asociación Patrimonio Sonoro, con vistas a posibilitar que la gente mayor del medio rural con dificultades para acceder a actos culturales de este tipo pueda disfrutar y beneficiarse de la programación del festival.
La cercanía de los eventos a la comarca e, incluso, la interacción de los intérpretes con el público, ha sido una de las claves del éxito de un festival que ha incluido también conferencias, talleres y talleres pedagógico-musicales. El enfoque de la segunda edición, a la que se han añadido explicaciones de carácter patrimonial antes del inicio de cada concierto y degustaciones gastronómicas de productos de pastelería local, ha supuesto la expansión del proyecto, con prácticamente dos meses de programación, y una vertiente social significativa para el territorio.
Bonal relaciona la inquietud de programar y organizar proyectos con la ilusión por beneficiar a la sociedad de su entorno: “es maravilloso poder trasladar todo lo que uno sabe y hace (junto a muchos otros músicos y musicólogos) al público general, dado que así se propicia la generación de nuevos contextos artísticos, y no queda todo únicamente en un ámbito reducido y especializado”. De hecho, el festival ha conseguido revitalizar los espacios culturales de la comarca y revalorizar el patrimonio de las localidades implicadas, desde la más grande (como Alagón, con poco más de siete mil habitantes) hasta la más pequeña (Pleitas, con menos de una treintena de vecinos durante el invierno), “independientemente también de los recursos económicos de cada municipio”, ofreciendo un proyecto de gran calidad que, generalmente, tiene lugar en un contexto urbano –sobre todo, por la abundancia de medios (teatros, salas de conciertos, auditorios, etc.) y un presupuesto acorde a las grandes poblaciones. “Todo ello –recalca Bonal– se está realizando con vistas a acoger visitantes de cualquier rincón, pueblo y ciudad, no sólo de Aragón, sino de cualquier parte de España (e, incluso, por qué no, de Europa), con un repertorio específico, mayoritariamente centrado en torno a la música antigua, pero sin desdeñar la música de los siglos XIX y XX”.
El epicentro se encuentra en Alagón, capital de la Ribera Alta del Ebro, cuna reconocida de importantes compositores aragoneses: “Alagón tiene una historia musical muy antigua, asociada, precisamente, a sus espacios patrimoniales más representativos”, explica Bonal, “y desde el siglo XVI se documenta la presencia de un organista titular en la Iglesia de San Pedro Apóstol, tuvo diversas bandas de música desde las últimas décadas del siglo XIX y, además, es la localidad natal de Florencio Lahoz y Miguel Arnaudas Larrodé, dos destacados músicos y compositores del Patrimonio Musical Aragonés”.
Las halagüeñas perspectivas de futuro en el proyecto MURIBALTA residen en las inmensas posibilidades que ofrece el medio rural y en las excelentes condiciones acústicas que ofrece el patrimonio, a partir de una programación adecuada, realzando la escucha en determinados enclaves de la comarca: “en definitiva, se trata de proponer una experiencia artística que gire en torno a la práctica musical, y contribuya al desarrollo de los municipios y su promoción, además de la generación de nuevos contextos artísticos y la difusión del Patrimonio Musical Hispánico. La música pude transformar y vertebrar el territorio, y proyectos como éste sólo son una pequeña muestra de lo mucho (e interesante y novedoso) que queda por hacer…”, declara el principal artífice de este pequeño milagro musical a orillas del Ebro.
Carlos Bonal Asensio (Zaragoza, 1997). Estudió el Grado en Música (especialidad flauta de pico) en el Conservatorio Superior de Música de Aragón (2019), cursó el Máster Universitario en Musicología, Educación Musical e Interpretación de la Música Antigua en la Universidad Autónoma de Barcelona (2020) y, en la actualidad, es doctorando en Musicología en la Universidad de Granada, donde desarrolla su tesis doctoral acerca de las coplas de ministriles de La Seo y El Pilar de Zaragoza durante los siglos XVI y XVII. Asimismo, es director científico de las “Jornadas Musicológicas Villa de Alagón” (desde 2019); director general y artístico de “MURIBALTA. Festival Ribera Alta del Ebro: Música, Patrimonio y Gastronomía” (desde 2021); director de proyectos musicales y musicológicos de la Asociación Patrimonio Sonoro (desde 2021) y productor ejecutivo del documental Arnaudas, más allá del cancionero (2022). Ha participado como ponente e intérprete en importantes ciclos y congresos internaciones (Universidad de Castilla la Mancha y Consejo Superior de Investigaciones Científicas), y ejercido la docencia en la Escuela Municipal de Música de Ejea de los Caballeros (Zaragoza). Asimismo, cuenta con un artículo publicado en el trigésimo quinto número de la revista Nassarre (Institución “Fernando el Católico”) y es autor del libro Alagón y sus bandas de música: 1900-2020 (publicado por la Comarca Ribera Alta del Ebro y el Ayuntamiento de Alagón»).
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