Gracias a la música, Julio Camba (1884-1962) vuelve a nuestra agenda de lectura. ¿Y qué imágenes trae a la mente este recorrido musical, elaborado a base de crónicas y perfiles? Pues hay aquí de todo un poco: desde el esplendor de los estilos más populares hasta el anecdotario de la ópera, pasando por historias de cupletistas, derviches, tangueros y asiduos de los clubs nocturnos.
Con prólogo de Javier Jiménez y edición, introducción y notas de Pedro Ignacio García López, este suculento volumen recupera el genio del articulista gallego a través de una sustancial colección de textos periodísticos que, por esa magia que tienen las buenas misceláneas, parece formar parte de un todo coherente.
En la recta final de la obra, cada pieza se solapa en la memoria del lector, proporcionándole una banda sonora para la literatura de Camba. Una literatura hecha a base de sonidos populares ‒las castañuelas de Conchita Ledesma, el baile agarrao, el taconeo de un cuerpo de coristas, la percusión de una banda militar, las melodías nocturnas del cabaret‒, voces memorables ‒la de Caruso, entre otras‒ y solos de virtuoso ‒memorable la pieza que dedica a Casals, Kubelick y Paderewsky‒. Por lo demás, la gracia de Camba como observador curioso se deposita muy singularmente sobre dos puntos: el tango y la ópera.
Divertido, ágil y original, el periodista no aparenta ser un experto en todos los temas que toca, sino un espectador informado, a ratos caprichoso, que atiende a los ritmos del pasado con el mismo interés con el que descubre las nuevas modas que llegan a su gramófono.
Dada la fama renovada de Camba, hay poco que decir sobre los grados de intensidad de su prosa, ligera, cuidadosa y rebosante de vida. Lo interesante, en este caso, es el modo en que levanta un mapa de viaje al interior de su melomanía. Un mapa quizá sinuoso, pero feliz en todos sus extravíos y confluencias.
Por lo demás, la importancia que el escritor concede a la música se nos explica muy pronto, de un modo que nos anima ‒como casi siempre‒ a darle la razón: «Para sostener un ideal en el espíritu de la multitud ‒escribe‒, no bastan las elucubraciones filosóficas, los vibrantes discursos y los artículos de estadística. Todo ideal necesita una canción, porque la canción representa la parte sentimental de los ideales, que es, precisamente, la más fuerte, la más popular y la más temible. Las multitudes no proceden nunca por reflexión, sino por sentimiento: un discurso elocuente las conmueve mucho más que un artículo científico, y una canción mucho más que un discurso».
Sinopsis
Julio Camba, literato «en» periódico y maestro del artículo y la crónica, nunca fue ni pretendió ser un crítico musical. La música que le gustaba podríamos calificarla, en general, sin excesivos problemas, como «música clásica ligera», es decir, que le gustaban unas músicas que eran la versión sonora de ese mismo espíritu ligero y travieso que animaba sus artículos: una literatura bastante exigente en su sencillez y en su claridad pero que no quiere tomarse demasiado en serio a sí misma.
Estos artículos no pueden ser, por lo tanto, los de un crítico profesional, ni siquiera son los de un buen aficionado. A Camba le gustaba esa música que no requiere una atención excesiva para disfrutarla y que se puede oír, adivinar más bien, en cualquier café, entre los ruidos de las cucharillas y de los platos, entre los rumores de las conversaciones y las exclamaciones de las tertulias; o en cualquier calle, incluso al aire libre, en plazas, grandes avenidas, paseos y parques públicos; en pequeñas salas de teatro; en fiestas populares y de los desfiles militares, en los music halls y en las cervecerías. En definitiva, una música fácil y barata, imprevista y gratuita, no demasiado profunda, nada elitista ni hermética, sino fácil y directa, pensada para gustar a todo el mundo.
Los textos reunidos en este volumen a cargo de su biógrafo, Pedro Ignacio López, son una recopilación creada ex novo, bastante completa, de las crónicas y los artículos que sobre el mundo de la música, en general, publicó Camba a lo largo de su carrera en La Correspondencia de España, El Mundo, La Tribuna, ABC y El Sol. Más de la mitad permanecían olvidados en las hemerotecas, siendo prácticamente desconocidos para la mayor parte de los lectores. De este modo, el libro se convierte no sólo en una recopilación temática, sino también en un excelente muestrario general del articulismo inédito de Camba.
Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.
Copyright de imágenes y sinopsis © Fórcola. Reservados todos los derechos.