No quiero parecer melancólico, pero supongamos que figuras como Shakespeare, justamente por su profundidad, empiezan a ser desplazadas en la era de Twitter y YouTube. Lo sé: las nuevas tecnologías y la aceleración de sus estímulos no deberían ser ligadas a un menor interés literario, pero… En fin, aceptemos por un momento que, por esas cosas que tienen estos tiempos febriles, conviene subrayar de nuevo la importancia de ciertas obviedades.
Imaginen que hay que partir de cero, y que el público más joven ‒o no tan joven‒ necesita argumentos válidos para descubrir a los clásicos. Pues bien, en esa tarea encontraríamos en primera fila a optimistas como Paul Edmondson, quien además de jefe de investigación del Shakespeare Birthplace Trust, nos habla del Bardo como si éste fuera un contemporáneo nuestro.
Este libro, además de lucir un diseño gráfico muy atractivo, viene a ser un magnífico compendio de todo aquello que implica la tradición shakespeareana. Con ese rigor que distingue a los verdaderos expertos, Edmondson se acerca a un mito eterno y lo convierte en un patrimonio accesible para el lector medio, con mensajes que nunca perderán su validez.
Shakespeare no es un autor, sino muchos, y en este sentido, Edmonson lo aborda como el científico que describe cada faceta de un holograma. Lo relevante es que esa investigación brilla con una formidable amenidad, como si el autor hubiera podado del estudio cualquier detalle ampuloso o autocomplaciente.
De acuerdo con un dato que leí no hace mucho, ya hay en el mercado editorial casi 13.000 estudios sobre el autor de Hamlet. Sin duda, el exceso de referencias puede ser desconcertante para el lector que emprende un camino imaginario hacia Stratford-upon-Avon. Por eso es tan de agradecer un ensayo como el de Edmondson: claro, revelador, sugestivo e idóneo para comprender y apreciar a Shakespeare en el siglo XXI.
La obra abarca distintos niveles del personaje ‒su vida, sus controversias, su lenguaje, su legado‒ y lo revive con una apariencia muy persuasiva.
El compromiso literario, por un lado, y el histórico, por otro, representan las dos líneas en las que Edmonson fundamenta su labor. Un trabajo excepcional, realizado con un estilo directo y narrativo, acorde con su vocación divulgativa.
No deja de sorprender que un libro como éste ‒necesariamente generalista y asequible‒ carezca por completo de simplificaciones. Es ahí, en ese punto, donde advertimos que Edmondson conoce extraordinariamente bien cada relieve del territorio que nos invita a visitar.
Como guía de acceso, Shakespeare es una obra ejemplar, y créanme, muy recomendable tanto para curiosos como para estudiantes.
Sinopsis
«Vivimos en el siglo XXI. Unas calzas y un jubón no nos acercan más a Shakespeare que unos tejanos y una camiseta». Esto lo dice Paul Edmondson, a quien varias décadas de lecturas y pensamiento crítico le permiten mantener el tono aforístico y revoltoso de un gran profesor a lo largo de libros enteros, por ejemplo este. Edmondson es uno de los mayores expertos en la vida y obra de Shakespeare que puedan encontrarse, y también uno de sus herederos en el sentido de «decir lo cierto, no lo que es debido» (El rey Lear). Quizá porque sabe que Shakespeare siempre nos devolverá a nuestra propia subjetividad, a lo que queramos pensar con él. Y tal vez por eso no tiene reparos en afirmar que «el Imperio británico exportó a Shakespeare y lo impuso por doquier junto con la lengua inglesa», al tiempo que deja claro cómo, y por qué, el genio incontestable del célebre poeta y dramaturgo no ha perdido vigencia e internacionalidad desde entonces; cómo se ha vuelto «culturalmente promiscuo».
Edmondson da cuenta de la manera en que Shakespeare nos habla a todos, y de por qué su sensibilidad política es atemporal. Así nos relata que Hitler prohibió un montaje de Julio César en Alemania, y cómo el carácter más humano que local de la obra convirtió una puesta en escena de Trabajos de amor en vano en el Kabul de 2005 —que por primera vez en treinta años ponía a hombres y mujeres juntos en un escenario— en un acto tan atrevido como lo fue una representación de Otelo en el Johannesburgo del apartheid.
¿Por qué Shakespeare? He aquí la pregunta que articula todas estas páginas y que Edmondson lleva toda una vida haciéndose. Y he aquí un libro lleno de respuestas que, al mismo tiempo, plantean otra cantidad de interrogantes que solo nosotros podemos contestar. Prerrogativas del arte y de su recepción.
Paul Edmondson es director de investigación y patrimonio del Shakespeare Birthplace Trust, ha publicado numerosos estudios sobre Shakespeare y ha recorrido el mundo entero dando conferencias sobre la vida y obra del celebérrimo autor inglés.
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