Estamos habituados a considerar a Giovanni Paisiello, contemporáneo exacto de Mozart, aunque mucho más longevo, un ingenio del siglo XVIII: comedido, elegante, irónico, mundano, íntimo, amable y laico.
La exhumación de su Música para la Semana Santa, debida a Giorgio Ubaldi, nos lleva al otro Paisiello, el grave y dolorido compositor litúrgico que se aproxima a uno de los mayores mitos religiosos de la humanidad: el funeral de un Dios encarnado. Es una de las tocantes anécdotas del cristianismo, la que hace de esta religión el culto patético del dolor. Mejor dicho: del Dolor.
Con gran inteligencia musical, Paisiello se zafa, en parte, de su identidad dieciochesca y va a buscar modelos en fuentes anteriores: la polifonía renacentista, abundante en contrapuntos y antífonas, y la herencia coral del barroco. Hasta hay un tiento en forma de sonata para órgano. Sólo se queda en su tiempo en un aria para soprano y órgano, que podemos calificar de mozartiana si nos acordamos del Mozart igualmente litúrgico. Según corresponde, la sonoridad instrumental es austera: dos violonchelos, un contrabajo y un órgano. La intimidad y el recogimiento que imponen las carnes torturadas y difuntas del Señor así lo aconsejan, dando a la obra una atmósfera ineludible de duelo interior, allí donde la criatura y el Creador se encuentran en el misterio de la Encarnación, la realidad de la muerte y la promesa del renacimiento.
Disco recomendado: Giovanni Paisiello (1741-1816): Música para la Semana Santa (Christus; Miserere; Lecciones para el Jueves Santo; Motetes; Sonata para órgano) / Won Mi Jung, soprano. Coro Arrigo Boito. Ensemble Fons Amoris. Dir: G.Ubaldi / Bongiovanni / Ref: GB 5616-2 (1 CD)
Imagen superior: Paisiello retratado por Marie Louise Élisabeth Vigée-Lebrun en 1791.
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