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Nathaniel Hawthorne y la brujería

Pues no pensaba yo comprarme ningún libro en mi corta escapada de hoy. Tan sólo iba a por cuadernos azules, dada la verborrea escrituaria que me posee en los últimos tiempos. Cubierta mi demanda más inmediata (tres Moleskine azules tamaño octavo, sin pauta, tapa flexible), procedo a salir del establecimiento cuando, por el rabillo del ojo, veo ese nombre, Hawthorne, escrito en rojo sangre… me freno en seco, mientras pienso ¿será posible que sea MI Hawthorne? Tomo el libro, miro la contraportada… si, efectivamente, es MI Hawthorne… imposible no comprarlo.

Nathaniel Hawthorne (1804-1864) es el autor de La letra escarlata, uno de los primeros libros editados de forma masiva en los Estados Unidos de mediados del siglo XIX. Publicada por vez primera en la primavera de 1850, La letra escarlata fue un superventas instantáneo, hasta el punto de que la primera edición mecanizada, de 2500 ejemplares, se agotó en diez días.

La letra escarlata, ambientada en la puritana Nueva Inglaterra de principios del siglo XVII, narra la historia de Hester Prynne, una mujer acusada de adulterio y condenada a llevar en su pecho una letra A, de adúltera. Al parecer, Hawthorne rescató esta historia de los anales familiares: el fundador de la rama americana de su estirpe fue el mayor William Hathorne, que llegó a Massachusetts en los primeros años de la colonización puritana (1635-1636), acompañando a John Winthrop, gobernador real casi vitalicio de la joven colonia. William fue nombrado magistrado de la ciudad de Salem, donde le habían ofrecido tierras para que pudiera establecerse, y figura en la historia de Nueva Inglaterra por haber ordenado que “Anne Coleman y cuatro de sus amigas” fueran paseadas y azotadas por las calles de Salem, Boston y Dedham. Henry James presupone que esa Anne es la mujer a la que Nathaniel alude en la introducción de su exitosa novela:

“La figura de aquel primer antepasado, al que la tradición familiar invistió de una oscura y tenebrosa grandeza, estuvo, hasta donde puedo acordarme, muy presente en mi imaginación infantil. Todavía me obsesiona, y me infunde una especie de familiaridad con el pasado que apenas siento con la ciudad tal como es hoy. Me parece tener más derecho a vivir aquí por este antepasado barbudo y severo ‒de capa negra y sombrero de copa puntiaguda, que llegó hace tanto con su Biblia y su espada, recorrió la calle todavía sin estrenar con su porte imponente, y fue grande en la guerra y en la paz‒, tengo más derecho a vivir aquí por él que por mí mismo, por él, de quien apenas se pronuncia el nombre ni se conoce la cara. Fue soldado, legislador, juez; gobernó la Iglesia; reunía todas las características del puritano, las buenas y las malas. También fue un perseguidor acerbo, y lo atestiguan los cuáqueros, quienes lo recuerdan en sus crónicas, donde se cuenta un ejemplo de su severidad extrema para con una mujer de su secta, un episodio que ‒es de temer‒ perdurará más que cualquiera de sus acciones más nobles, que fueron muchas.”

Hijo de William fue John Hathorne, que ostentó el título de coronel y estuvo implicado, demasiado íntimamente para su honor, en el deplorable episodio de la persecución de las llamadas Brujas de Salem. Dice Nathaniel que aquel antepasado suyo se destacó tanto en el martirio de las brujas que la sangre de esas mujeres le dejó una mancha: “una mancha tan profunda que sus huesos viejos y secos deben todavía conservarla si no se han reducido a polvo en el cementerio de Charter Street.”

Con estos dos antepasados en su haber, y nacido en Salem siglo y medio después, Nathaniel decide modificar su apellido, incorporando una w que le desvincule de su pasado familiar: “No sé si mis pasados pensaron en arrepentirse y pedir perdón al cielo por sus crueldades, o si todavía purgan con sus gemidos, en otro estado de su ser, las consecuencias de sus actos. Sea como sea, yo, el que suscribe, cargo con la vergüenza de sus hechos y ruego que cualquier maldición en que pudieran haber incurrido ‒maldición de la que he oído hablar y de la que parece dar testimonio la triste y poco próspera condición de la familia durante muchos años‒ sea derogada ahora y para siempre.”

Se refiere, Nathaniel, a la historia que relató en su obra The House of Seven Gables (La casa de los siete tejados), donde cuenta la semblanza de una familia sobre la que, según se decía, había caído el peso de una maldición lanzada contra uno de sus miembros más antiguos por un pobre hombre de la más baja condición social, a quien este antepasado descarriado sometió a la justicia por el delito de brujería.

Parece que Hawthorne encontró la historia en los anales de su propia familia. Se contaba que su antepasado, juez de brujas, había sido maldecido por una de sus víctimas y que, como consecuencia de esta circunstancia, la prosperidad de la estirpe se había disipado por completo.

Cierto o no, mientras que los dos primeros Hawthorne americanos fueron personas importantes y ocuparon puestos de responsabilidad, la tercera generación de la familia se hundió en una oscuridad de la que tan sólo emergería, dos siglos después, en la figura del escritor que con tanta dignidad demandaba un cambio de fortuna…

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Mar Rey Bueno

Mar Rey Bueno es doctora en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid. Realizó su tesis doctoral sobre terapéutica en la corte de los Austrias, trabajo que mereció el Premio Extraordinario de Doctorado.
Especializada en aspectos alquímicos, supersticiosos y terapéuticos en la España de la Edad Moderna, es autora de numerosos artículos, editados en publicaciones españolas e internacionales. Entre sus libros, figuran "El Hechizado. Medicina , alquimia y superstición en la corte de Carlos II" (1998), "Los amantes del arte sagrado" (2000), "Los señores del fuego. Destiladores y espagíricos en la corte de los Austrias" (2002), "Alquimia, el gran secreto" (2002), "Las plantas mágicas" (2002), "Magos y Reyes" (2004), "Quijote mágico. Los mundos encantados de un caballero hechizado" (2005), "Los libros malditos" (2005), "Inferno. Historia de una biblioteca maldita" (2007), "Historia de las hierbas mágicas y medicinales" (2008) y "Evas alquímicas" (2017).