Ignorando su parentesco, el príncipe Einar (Kirk Douglas), sucesor del rey vikingo Ragnar (Ernest Borgnine), y el hijo ilegítimo de éste, un antiguo esclavo llamado Erik (Tony Curtis), mantienen una enemistad pública. Su rivalidad se ve incrementada cuando ambos se enamoran de la princesa Morgana (Janet Leigh). Traiciones dinásticas, mares brumosos, castillos medievales, conjuras palaciegas, espadas y dioses nórdicos, forman parte de esta historia épica, dirigida por Richard Fleischer en 1958 e inspirada en la novela The Viking de Edison Marshall, basada a su vez en las sagas de Ragnar Lodbrok y sus hijos.
«Me encantó que Kirk Douglas –señala Richard Fleischer– se acercara a mí y me hablara de dirigir una película sobre los vikingos para él y su compañía, Bryna. Este proyecto me apeteció en cuanto leí la novela en la que se basaba, porque era la típica historia que nunca se había llegado a contar de verdad, la verdadera historia de los vikingos, y yo experimentaba misteriosos y complejos sentimientos sobre aquellos héroes del siglo X. Pensé que cualquier otra cosa que se hubiera hecho anteriormente sobre los vikingos no había logrado reflejar la verdadera naturaleza de aquellas personas: eran películas de Hollywood carentes de imaginación y realismo».
«Algo esencial de aquella historia –añade el realizador– me gustó y me uní a aquel proyecto junto con Kirk Douglas, quien resultó ser un productor fantástico, aunque me dio muchos problemas mientras rodábamos, la mayoría debidos a su perfeccionismo. Además, no es un actor ni un productor con el que sea fácil trabajar. De todos modos, la película, el proyecto, me pareció muy atractivo, y quería revivir en la pantalla un tiempo del que muchos creían saber algo, pero nadie conocía nada en absoluto. Era una película tan llena de heroísmo, trataba de un periodo tan heroico, que pensé que merecía la pena llevarlo a la pantalla, pues ello me daría la oportunidad de hacer algo con mucha fuerza y muy excitante, con todos los elementos del buen cine. Creo que, para decir realmente cómo es esta película y qué se logró con ella, voy a citar un fragmento de un libro escrito por George MacDonald Fraser, The Hollywood History of the World, en el que se habla de esta película. Dice así: Es el norte hecho película, húmedo, frío y crudo, pero también de apariencia muy bella. Las grandes naves dirigiéndose hacia enormes fiordos o desapareciendo entre la niebla. Sus líderes, tan poderosos, captados hasta en el más mínimo detalle de su vestuario, sus armas y sus costumbres. Los escudos llenos de adornos y avanzando por las colinas. Sus hachas cortando el aire y golpeando ruidosamente. El arte y el coraje de varios investigadores y artistas han logrado al fin contar la verdadera historia de sus dioses y sus sagas.» (Extracto de la entrevista a Richard Fleischer en la monografía: Richard Fleischer, entre el cielo y el infierno, coord. por José A. Hurtado y Carlos Losilla, Filmoteca Generalitat Valenciana, 1997).
«Buena parte de las declaraciones de Fleischer cuando se le pregunta por Los vikingos –escribe Quim Casas– giran en torno a la complicada relación con Kirk Douglas, que le escogió después del buen entendimiento que habían tenido durante el rodaje de Veinte mil leguas de viaje submarino. En aquella producción de Walt Disney, Douglas había sido un asalariado más, como Fleischer. En Los vikingos, el actor asumía también la función de productor y por ahí se modificó la relación, que no fue tan cordial, aunque sí muy fructífera a tenor de los resultados. No creo exagerado afirmar que Los vikingos es una de las tres o cuatro mejores obras de su director y uno de los trabajos más acertados de su actor» (Dirigido por, nº 296, diciembre de 2000).
Rodada en fastuoso Technicolor, producida y protagonizada por Kirk Douglas, la cinta se rodó en escenarios naturales de Noruega, en concreto Maurangerfjorden y Bondhus. La belleza de los fiordos fue magistralmente captada por el director de fotografía Jack Cardiff.
Aunque en la actualidad la crítica coincide en alabarla, esta película fue mal recibida en su momento. De hecho, Fleischer y Douglas se culparon mutuamente de no haber aprovechado el potencial de la historia original.
«Fleischer –escribe Jacques Lourcelles– se interesa tanto en el devenir de los individuos como en el de las sociedades. Poéticamente, su imaginación dramática se pliega en ocasiones a un esquema, a la vez descriptivo y explicativo, que ha fascinado a generaciones de historiadores y artistas: el esquema o ciclo que encadena y une irremediablemente grandeza y decadencia. En Los vikingos, ese esquema culmina en excesos de fasto y belleza, porque aquí la decadencia (y la muerte) del Vikingo aportan al tema una segunda belleza, una segunda grandeza que se añade a la primera. Por el contrario en The New Centurions, la mirada documental del autor se posa en la decadencia de la noción de civilización y desemboca en el fracaso trágico de una sociedad urbana que pretende vivir sin prohibiciones ni reglas. Y la película aparece como el final de esa ‘sociología desgarradora’ de Fleischer, la inspiración a la que debemos una parte de sus obras maestras. Durante cuatro décadas, apoyándose en la diversidad de géneros, de tonos, de presupuestos habitual en la Ciudad del Cine (diversidad en la que consistía su poder), la obra de Fleischer ha proporcionado uno de los ejemplos más brillante y creativos del milagro hollywoodiense. No es lo menos sorprendente de este asunto que Fleischer haya podido participar en ese milagro hasta mediados de los años setenta, es decir, hasta la época de su culminación final, que obedece también al esquema ‘grandeza y decadencia’ que Fleischer había utilizado tantas veces en sus películas».
Ficha técnica
Director Richard Fleischer
Título original The Vikings
Guión Calder Willingham, según la novela de Edison Marschall, adaptada por Dale Wasserman
Producción KD Productions para United Artists
Productor Jerry Bresler
Fotografía Jack Cardiff
Montaje Elmo Williams
Música original Mario Nascimbene
Intérpretes Kirk Douglas, Tony Curtis, Janet Leigh, Ernest Borgnine, Alexander Knox, Frank Thring, James Donald, Maxime Audley, Eileen Way, Edric Connor, Dandy Nichols, Per Buckhoj, Almut Berg, Orson Welles (narrador)
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