Decía la tradición que el séptimo hijo varón nacido de un matrimonio que sólo hubiese engendrado varones era un saludador. Saludador de dar salud a través de su aliento y de su saliva. Los saludadores curaban todo tipo de enfermedades, si bien eran expertos en la rabia, una enfermedad terrible y letal hasta que, a finales del siglo XIX, Pasteur consiguió desarrollar la vacuna que acababa con una muerte entre tremendos sufrimientos.
Pero saludador era también sinónimo de conocedor de brujas. Hombres que, con sólo mirar a los ojos a una mujer, eran capaces de descubrir la hechicera y ponzoñera que, decían, se escondía tras ellos. Brujas, aliadas de Satanás, responsables de las muertes y enfermedades de niños y adultos, de las pérdidas de ganado y de cosechas, de la esterilidad de otras mujeres y de la impotencia de todos los hombres, de las tormentas y las plagas que asolaban los campos.
Los saludadores debían los efectos miríficos de su saliva a una marca que presentaban en su paladar: la rueda de Santa Catalina. Se decían familiares de Santa Catalina, la santa egipcia que fue martirizada, en el siglo III de nuestra era, por el emperador Majencio. Martirizada por ser inteligente e instruida y osar disputar saberes con eminentes sabios hombres. Martirizada con una rueda recubierta de afiladas cuchillas. Una historia que se hizo muy famosa en toda la Europa medieval y que transformó a esta mártir en uno de los catorce santos auxiliadores, a saber, aquellos santos que, según los fieles, eran particularmente eficientes en la respuesta a sus invocaciones.
La rueda de Santa Catalina, el eterno retorno. El ciclo repetido de las estaciones, del tiempo, de los ciclos lunares. Catalina, sinónimo de pura, inmaculada. Catalina, mujer sabia, martirizada por su sapiencia, símbolo e imagen de tantas y tantas mujeres a lo largo de los tiempos.
Cada 25 de noviembre, la Iglesia Católica celebra la festividad de Santa Catalina de Alejandría. Desde hace siglos. Muchos. 365 días tiene el año. De los 365 se tuvo que elegir éste, precisamente éste, como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Sé que fueron otras las razones. Pero… ¿acaso hay algún día en el año sin una mujer asesinada? ¿Por qué coincidir con la festividad de Santa Catalina y no con cualquier otra? Sincretismo sobre sincretismo.
En la imagen, Santa Catalina de Alejandría, o el autorretrato que Artemisia Gentileschi se hizo con los atributos propios de la santa sabia martirizada.
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