Estado de la cuestión: llevo todo el día envuelta en la biografía de Alice B. Gould (1868-1953). Historiadora norteamericana afincada en España. De formación, matemática y astrónoma. Una de aquellas primeras mujeres que empezaron a estudiar en los Estados Unidos de finales del XIX.
Feminista. Luchadora por los derechos civiles de las mujeres. Filántropa encargada de financiar la fundación de un moderno parvulario en la atrasada Simancas de los años treinta. Investigadora infatigable que ofreció, por vez primera, el registro detallado de todos los tripulantes que viajaron junto a Cristóbal Colón en su primera travesía transoceánica.
Cuatro décadas pasó buscando los datos necesarios para confirmar su intuición historiadora. Murió al pie del cañón, con ochenta y cinco años, a las puertas mismas del Archivo de Simancas.
Cualquiera de quienes hemos frecuentado sus salas hemos leído, un día tras otro, la placa que conmemora este luctuoso momento. Nunca se casó. Nunca tuvo hijos. Fue una mujer independiente gracias a la holgada posición económica que heredó de su familia. Y, quizás, es una de esas mujeres que la literatura especializada conoce como “Bostonianas”: mujeres libres, independientes de cualquier hombre, con formación académica, un alto nivel intelectual, atraídas por otras mujeres de sus mismas características, que no dudaron en romper con todas las convenciones sociales y vivir juntas.
Treinta años pasando por esa placa y nadie me había contado esta fascinante historia… con lo que puede gustarme a mí una historia como esta…
Imagen superior: Alice Bache Gould (5 de enero de 1868, Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos – 25 de julio de 1953, Simancas, España), miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia y nombrada en 1952 Dama de la Orden de Isabel la Católica.
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