Dice Nassim Nicholas Taleb que su lema en la vida es que «los matemáticos piensan en objetos y relaciones (definidas y construidas de manera precisa), los juristas y los expertos en leyes en categorías conceptuales, los lógicos en operadores abstractos y… los tontos en las palabras mismas».
Al hilo de esta referencia, reconocemos en Jugarse la piel la línea que Taleb ya ha mostrado en obras anteriores ‒una mezcla de rigor, audacia y espontaneidad intelectual‒, con el detalle añadido de un sentido común y práctico que también fascinará a sus seguidores.
Afrontar riesgos contra el propio instinto o contra los mecanismos de la conveniencia. O mejor aún: arremeter contra lo establecido cuando uno siente que el discurso dominante es una inercia perniciosa o infundada. De todo ello nos habla Taleb, moviéndose cómodamente por áreas como la política, la gestión empresarial, los estudios sociales, la historia y la economía.
A juicio de Taleb, el riesgo, a la hora de perseguir determinados incentivos, sirve para corregir las asimetrías ocultas en la vida cotidiana. En sentido contrario, hay que combatir ‒lo cual no siempre es fácil o agradable‒ a quienes se aprovechan de los incentivos asimétricos. Sobre todo, porque la suya es una ética basada en los beneficios y nunca en los riesgos. ¿Quieren ejemplos actuales? Pensemos en ciertos agentes económicos que empeoraron la última crisis financiera, y que luego acabaron lucrándose con ella, sin castigo social o económico de ningún tipo.
Como sucede en otras obras de Taleb, el temario de Jugarse la piel abarca gran variedad de ejemplos, analizados por el autor con espontaneidad y con perspicacia, pero también con una contundencia que no siempre está bien graduada. En todo caso, la lectura resulta muy estimulante, incluso cuando uno siente que el autor entreteje algunas referencias al pasado y al presente dejándose llevar por una cierta visceralidad que ya forma parte de su estilo.
Taleb es un pensador exuberante, taxativo, a veces incendiario, para quien el esclarecimiento de la verdad conlleva escapar de la rutina y de los marcos de referencia habituales. Esto es algo que se advierte cuando carga contra esa supuesta élite que, desde el púlpito de la corrección política, y amparándose en una intelectualidad que no necesariamente va ligada a la inteligencia, impone su agenda desde los medios, en las aulas y a través de la propaganda política.
El impulso ético que propone Taleb para los negocios, para la gobernanza pública y para otras muchas actividades humanas gira siempre alrededor de la responsabilidad y el compromiso. No obstante, sus conclusiones amplían ese horizonte moral. Como ya dije, está claro que no nos oculta sus filias y sus fobias ‒que el lector no tiene por qué compartir en su totalidad‒, pero eso no resta ni un ápice de interés a un libro enérgico, vibrante y perspicaz.
Sinopsis
En uno de sus libros más provocadores, el famoso pensador Nassim Nicholas Taleb redefine lo que significa comprender el mundo, tener éxito en una profesión, contribuir a una sociedad justa y equitativa, detectar el absurdo e influir en los demás. Citando ejemplos que van desde Hammurabi a Séneca, o del gigante Anteo a Donald Trump, Taleb demuestra cómo la voluntad de aceptar los propios riesgos es un atributo esencial de héroes, santos e individuos prósperos en todos los ámbitos de la sociedad.
Un desafío a las antiguas creencias sobre los valores de aquellos que dirigen las intervenciones militares, realizan inversiones financieras y difunden credos religiosos.
Nassim Nicholas Taleb (Líbano, 1960) ha dedicado su vida a estudiar los problemas de la suerte, la incertidumbre, la probabilidad y el conocimiento. Ensayista, investigador y financiero, es miembro del Instituto de Ciencias Matemáticas dela Universidad de Nueva York y profesor de Ciencias dela Incertidumbre enla Universidad de Massachusetts y enla London Business School.
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