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Isabel la Católica y las mujeres sabias

Isabel, la gran Isabel, fue, en palabras de los más sabios hombres de su tiempo, mujer muy aguda y discreta. Sólo así puede entenderse que se hiciera con un trono que, de entrada, no le pertenecía; que se casase, en secreto, con el heredero del reino vecino; que, entre ambos, consiguiesen la conquista del último reducto musulmán que quedaba en la Península; y que, ella sola, decidiese financiar una aventura, a todas luces insensata, pero que iba a hacer de Castilla el primer imperio ultramarino de la Edad Moderna.

Isabel, entusiasta de las letras y las artes, proveyó de preceptores y maestros a todos los de su palacio, así doncellas como pajes, para que todos aprendiesen. Ella misma quiso hacerse experta latinista y, pese a los muchos negocios que suponía la gobernación de sus reinos, consiguió dominar las letras latinas en apenas un año.

Se rodeó, en palacio, de las más sabias mujeres de su tiempo, las llamadas Puellae doctae, mujeres brillantes, expertas conocedoras del humanismo renacentista, sabias entre los sabios. Mujeres que llegaron a ser profesoras en las universidades de Alcalá y Salamanca, como Lucía de MedranoJuana Contreras y Francisca de Nebrija. Eruditas como Beatriz Galindo, más conocida como La Latina, por su extraordinario dominio del latín. Damas como Beatriz de Bobadilla, camarera de la reina y su consejera de estado.

Mujeres, todas ellas, que la reina Isabel atrajo a su lado, a palacio, a fin de conformar un círculo de sabias mujeres que enseñaran y formaran a sus cuatro hijas, llamadas a ser reinas de los más importantes reinos de la Cristiandad. Cuatro princesas que hablaban hasta cinco idiomas diferentes. Cuatro princesas que impresionaron a sus futuros súbditos, al ser capaces de hacerse entender en la lengua que iban a abrazar, por alianza matrimonial. Cuatro sabias reinas que, sin embargo, fueron tremendamente desdichadas. Quizás, porque los reyes que les tocaron en suertes no estuvieron, ni de lejos, a la altura de las circunstancias. De aquellas eruditas y sabias circunstancias.

Isabel (1451-1504), reina de Castilla, más conocida como Isabel la Católica.

Imagen superior: «Doña Isabel la Católica dictando su testamento» (1864), por Eduardo Rosales.

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Mar Rey Bueno

Mar Rey Bueno es doctora en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid. Realizó su tesis doctoral sobre terapéutica en la corte de los Austrias, trabajo que mereció el Premio Extraordinario de Doctorado.
Especializada en aspectos alquímicos, supersticiosos y terapéuticos en la España de la Edad Moderna, es autora de numerosos artículos, editados en publicaciones españolas e internacionales. Entre sus libros, figuran "El Hechizado. Medicina , alquimia y superstición en la corte de Carlos II" (1998), "Los amantes del arte sagrado" (2000), "Los señores del fuego. Destiladores y espagíricos en la corte de los Austrias" (2002), "Alquimia, el gran secreto" (2002), "Las plantas mágicas" (2002), "Magos y Reyes" (2004), "Quijote mágico. Los mundos encantados de un caballero hechizado" (2005), "Los libros malditos" (2005), "Inferno. Historia de una biblioteca maldita" (2007), "Historia de las hierbas mágicas y medicinales" (2008) y "Evas alquímicas" (2017).