Le tocó nacer y morir en Buenos Aires. También, pasar su exilio en Madrid durante la dictadura militar, entre 1976 y 1983. En rigor, resultó ser el proyecto de su retorno a Buenos Aires. La ciudad fue la secreta definición de su vida, una visión del mundo que consistía en estar dentro o fuera de ella, saliendo de ella para volver. Acaso lo más ilustre de su último día habría de ser un día porteño.
Así cabe, por ejemplo, leer sus libros de poemas como eslabones sueltos pero ajustables de una autobiografía, entre ellos Memoria del tiempo, Gajes del oficio y Cuestiones personales. Salas perteneció con fluidez a la poética argentina del Sesenta, partidaria del verso libre y una elaboración prosaica del poema, a veces con coloquialismos, que exigía del escritor una estrictez no recostada en rimas y métricas.
En otros renglones de ese oficio –que no profesión– de escribir, Buenos Aires insiste en sus libros sobre el tango, los fastos del Centenario de 1910, una biografía de Borges y una antología históricamente comentada de Homero Manzi, uno de los mayores letristas tangueros. De sus años madrileños cabe destacar un estudio sobre la vida cotidiana en la España barroca. Desde luego, Salas no jugó al desarraigo como desdicha y nostalgia sino como arraigo y prospección. El barroco español también pertenece a los argentinos y así lo alegoriza en un poema donde Picasso y Velázquez toman mate escuchando a Carlos Gardel. Ciertamente, caída la noche, al observar el alto cielo de Madrid comprobó, como tantos otros, que se le habían desordenado las estrellas.
Salas también ocupó puestos de gestión cultural. Fue directivo del Fondo Nacional de las Artes, secretario de cultura del Ayuntamiento porteño (hoy Gobierno de la Ciudad) y académico de la Nacional del Tango, que funciona en los altos del Café Tortoni en la porteña Avenida de Mayo. En fin, que el fin de sus horas fue la enésima prueba de que se puede ser porteño en el mundo y mundano en Buenos Aires, que el destino de un hombre es asimismo el destino de todos los hombres, con sus festejos y sus desdichas, sus penas y sus alegrías.
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