Uno de los momentos más bonitos del turbulento octubre de 2009 fue conocer a Edmond.
Este veterano dibujante (autor de Jan Europa, héroe catalán y pacifista de los 70, en cuya reedición trabajaba por esas fechas) vive en Barcelona y su grafismo está ligado a mi más íntimo recuerdo infantil.
Cuando yo tenía 10 años, en 1981, empecé a comprar con mi hermano la serie de novelas negras El Club del Misterio, con cubiertas de Isidre Monés e ilustraciones interiores de Eduardo Feito, Carlos Freixas, Julio Vivas… y Edmond.
Aunque el que más me perturbaba era Feito, con esos manchurrones de tinta absolutamente sobrenaturales para un niño, el que más me gustaba era Edmond. Aún recuerdo cómo me provocaban los pezones erguidos de su Carmen Sternwood en El sueño eterno o me deleitaban sus desalmados tipos de tupé en El secuestro de Miss Blandish, una de mis novelas favoritas de la niñez.
¿Cómo decirle a un crío que esos artistas que dibujan en una colección de clásicos y que uno sitúa a la misma altura reverencial que la de los propios escritores reeditados, son seguramente de tu misma ciudad y pueden vivir a unos metros de tu casa? Imposible. En esa época, uno los sitúa residiendo en una mansión californiana que nada tenga que desmerecer con la de los propios decadentes Sternwood.
Edmond me regaló este dibujo que abría el nº 46 de El Club del Misterio, concretamente la novela El gran reloj de Kenneth Fearing. Yo vi este dibujo por vez primera a los 11 años, y aún conservo el ejemplar encuadernado.
¿Hay mayor placer que tener el dibujo impreso a un lado, cuando todas las cosas existen porque sí, sin proceso, y el dibujo original al otro, cuando, ya de adulto, uno sabe que todo tiene una explicación lógica y convencional?
Y sin embargo, si de niño me dicen que llegaría a tener ese dibujo original en mis manos y que conocería a su autor… ¡No habríais encontrado incrédulo mayor que ese niño ni él, hecho más extraordinario!
PD. Y lo más fuerte es que Edmond y yo acabamos realizando un álbum de cómic juntos…
Copyright del artículo © Hernán Migoya. Previamente publicado en Comicsario, un blog para la fenecida editorial Glénat España. Reservados todos los derechos.