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¿España? ¿Qué es eso?

Henry Kamen: «La invención de España. Leyendas e ilusiones que han construido la realidad española». Traducción de Alejandra Devoto. Espasa, Barcelona, 2020, 517 páginas.

Muy útil para establecer un estado de la cuestión es esta exhaustiva lista razonada de aproximaciones intelectuales que se han hecho durante siglos en torno a dos palabras: España y nación. Kamen, desde la historia, las declara ambiguas y contradictorias, de modo que cada vez que se emplean, aparte de su efecto suasorio y sentimental, hace falta hacer la crítica de lo dicho.

En particular, es la nación la que plantea más equívocos, sin duda por su eficacia emotiva, la que impide regularmente razonar a su respecto. Nación sin Estado, claramente, es algo inexistente. Hace falta un orden jurídico que rija sobre una población y un territorio para que se unan ambos términos y tengan una sola realidad objetiva. De lo contrario, si no se hacen jugar categorías excluyentes, hoy inaceptables en el derecho constitucional e internacional, como la raza, la religión o la lengua, lo único que se sostiene es un sentimiento de pertenencia que, por ser inmanente y subjetivo, carece de la mencionada realidad objetiva.

No obstante, la capacidad movilizadora de este afecto acaba por producir realidades históricas, lo que lleva a Kamen a preguntarse si efectivamente se puede historiar algo sin mitos, leyendas e ideologías. Puesto que la historia siempre se hace en el presente, el sujeto del historiador está en juego con sus intereses, preferencias, rechazos, intereses y creencias: ideología. Al respecto son esclarecedoras las citas de Valery Tishkov y Tomás López Vejo que cierra el libro, en el sentido de que nación es una metáfora, una palabra fantasma y una Categoría de las categorías que se basa en la fe sobre un relato compartido por agrupaciones poderosas gobernadas por especialistas en dominación social. En la historia, metáforas y fantasmas cobran carne y hueso. Por su parte el mito, como apunta Paul Valéry, es lo que perece por un exceso de precisión en las palabras. Con ello, el lenguaje, añado por mi cuenta, es un continuo mitificar y desmitificar.

Invención es inventio, es decir construcción de algo que, a medida que se construye, se va definiendo: una pragmática. Por eso el inventor, a menudo, se encuentra con lo que no busca. Así Colón se llevó por delante a América sin darse cuenta porque él buscaba las Indias Orientales, acaso la China y el Japón. El resultado del equívoco fue la construcción de un continente. Y de estas anécdotas está plagada la historia de España. Se ha fundado en eventos inexistentes (la batalla de Covadonga), en personajes ídem (Pelayo), en hechos constatados pero de los que se carece de información concreta (el cerco de Numancia).

Kamen va más lejos y señala las hazañas comúnmente consideradas españolas que no lo son. En Lepanto la mayor parte de la flota y su comandante eran italianos; la expedición de Magallanes y Elcano fue mayormente diseñada y dirigida por portugueses; los ejércitos de Flandes –no lo tercios– eran más bien alemanes. El mismo imperio español es puesto en cuestión pues España nunca ocupó Europa y si ocupó América fue porque, justamente, el Estado español no intervino en la empresa, que fue privada y tuvo una red de poderes autónomos.

Desde luego, el grueso del escrutinio refiere la multitud de notas esenciales que se han enumerado para definir a España: raíces étnicas, raza, religión, lengua, poder universal, todas celebratorias, más sus contrarias: decadencia, inorganicidad, dispersión regional, carencia de toda centralidad en favor de terceros países, en fin: una entidad que, de haber sido, fue autolesiva y suicida.

En todos los casos, Kamen rechaza cualquier planteamiento esencialista, es decir creer que cada vez que se pronuncia la palabra España se convoca a una entidad milenaria, ensimismada en su identidad, invulnerable al cambio histórico y capaz de luchar por conservar su Id aun a precio de una misma y variada guerra civil.

A través de una exposición ordenada, amena y hecha con la suficiente equivalencia expositiva, Kamen sugiere algunos temas que hacen a las tareas sustantivas de todo historiador. Si bien el mito, visto desde una perspectiva ilustrada, es engañifa y mentira, su capacidad movilizadora genera realidades que la historia ha de considerar. Por otra parte, siendo la historia un relato, ha de hallar en el mito, que siempre lo es, una buena referencia estructural.

El historiador ha de ser crítico de las mitologías e hipercrítico de su crítica, en un proceso que se plantea como interminable y que hace de la historia una disciplina del diálogo y la disputa. Aún más: la historia como ejercicio del saber es incierta y el pasado, reformulable e inestable. La aportación de nuevos documentos o la relectura de los ya reconocidos desestabiliza los hechos históricos, que siempre son objeto de construcción como objetos. Si se quiere: invenciones. Y, en consecuencia, el pasado se altera y cambia según esta labor de factura histórica. En cualquier caso: si hay algo disponible en la vida humana, sea individual o  colectiva, es la calidad de lo disponible, la disponibilidad. Los seres humanos estamos siempre dispuestos a tener historia, a conocerla mientras la hacemos y ella nos hace y nos deshace y nos rehace. Mientras la inventamos y nos inventa.

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Blas Matamoro

Ensayista, crítico literario y musical, traductor y novelista. Nació en Buenos Aires y reside en Madrid desde 1976. Ha sido corresponsal de "La Opinión" y "La Razón" (Buenos Aires), "Cuadernos Noventa" (Barcelona) y "Vuelta" (México, bajo la dirección de Octavio Paz). Dirigió la revista "Cuadernos Hispanoamericanos" entre 1996 y 2007, y entre otros muchos libros, es autor de "La ciudad del tango; tango histórico y sociedad" (1969), "Genio y figura de Victoria Ocampo" (1986), "Por el camino de Proust" (1988), "Puesto fronterizo" (2003), Novela familiar: el universo privado del escritor (Premio Málaga de Ensayo, 2010) y Cuerpo y poder. Variaciones sobre las imposturas reales (2012)
En 2010 recibió el Premio ABC Cultural & Ámbito Cultural. En 2018 fue galardonado con el Premio Literario de la Academia Argentina de Letras a la Mejor Obra de Ensayo del trienio 2015-2017, por "Con ritmo de tango. Un diccionario personal de la Argentina". (Fotografía publicada por cortesía de "Scherzo")