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En busca de Manuel Machado

Manuel Machado (1874–1947) es un poeta que ha pasado a lo largo de casi cien años por muchos momentos, desde el encumbramiento al olvido. Nacido en Sevilla, estudió en la Institución Libre de Enseñanza, pasó dos años en París (1898– 1900) y publica, para comenzar el siglo, uno de los libros más importante de nuestra poesía modernista con ecos parnasianos: Alma (1902), donde ya es visible algunos de los tonos que luego aparecerían en El mal poema (1909).

Siempre se ha hablado de Antonio y de Manuel, del gran poeta y del poeta menor, del ético y del cínico, y sin duda algo hay de todo eso. Es difícil considerarlos por separado, y no sólo para entender las obras de teatro que escribieron juntos, porque ambos viven momentos estéticos y políticos que les influyen, aunque de manera distinta. Se acercan en ocasiones, pero no se confunden, y finalmente, son poetas muy distintos. Ambos tienen que ver con el folclorismo, pero Antonio es más distante y filosófico, mientras que el folclorismo de Manuel se parece a Romero de Torres, aunque en tantas ocasiones su andalucismo pase por París.

Los dos se autorretrataron, pero los autorretratos de Manuel son más irónicos, saben que son la invención de un personaje. Ambos fueron melancólicos, pero Antonio hizo de esa melancolía una meditación, la convirtió en una reflexión.

Los dos hermanos, siendo buenos poetas, escribieron poemas lamentables que habría que olvidar en beneficio de los poemas buenos. Un poeta –cualquier artista– lo es por sus logros, no por sus fracasos. Antonio cantó las tierras de España –de Castilla–, Manuel a ciertos «próceres de la patria». Ambos escribieron poemas amorosos: Antonio cantó y pensó que la amada era imposible, no el amor; Manuel, que la mujer era fiera o ángel, «ideal y animal», pero difícilmente una mujer. Si es ideal, no se toca; si animal, ese cuerpo carece de alma.

Desde joven sintió el veloz paso del tiempo y a los treinta y cinco años ya ve la vida como algo que se esperaba y ha pasado. La juventud, «harta de ver venir lo que, al fin, no ha venido», dice con lucidez.

Manuel Machado, desde hace décadas, es reinvidicado por muchos de los nuevos poetas. Tocó primero a Jaime Gil de Biedma; sólo hay que recordar versos de Manuel Machado como «En un pobre país viejo»… y luego a los «poetas de la experiencia», hasta el punto de que leyeron a Borges desde Manuel Machado ya que no es fácil leer al poeta sevillano desde el argentino. Ambos se cruzan en algún momento, no precisamente en el andalucismo, sino en el tono sentencioso y distante, enumerativo, escéptico.

Cansinos-Asséns vio a Manuel como un Omar Jaiyán de corto aliento, Juan Ramón exaltó Alma como su mejor libro y uno de los mejores del modernismo, Luis Rosales dijo que El mal poema era uno de los libros mejores de la poesía española de nuestro siglo. Otros grandes poetas tanto latinoamericanos como españoles, o de otras lenguas, no lo tuvieron muy en cuenta.

Sin duda no es un poeta central pero ocupa un lugar peculiar en nuestras letras, por tres o cuatro poemas. Tal vez sean suficientes. De cualquier manera, necesitamos buenos ensayos sobre Manuel Machado, situándolo en la poesía de lengua española y comparándolo con los poetas europeos de su tiempo. Sólo así lo entenderemos rectamente y también ciertas tendencias críticas y poéticas de la actualidad.

Copyright del texto © Blas Matamoro. Este artículo fue editado originalmente en Cuadernos Hispanoamericanos. El texto aparece publicado en Cualia con el permiso de su autor. Reservados todos los derechos.

Blas Matamoro

Ensayista, crítico literario y musical, traductor y novelista. Nació en Buenos Aires y reside en Madrid desde 1976. Ha sido corresponsal de "La Opinión" y "La Razón" (Buenos Aires), "Cuadernos Noventa" (Barcelona) y "Vuelta" (México, bajo la dirección de Octavio Paz). Dirigió la revista "Cuadernos Hispanoamericanos" entre 1996 y 2007, y entre otros muchos libros, es autor de "La ciudad del tango; tango histórico y sociedad" (1969), "Genio y figura de Victoria Ocampo" (1986), "Por el camino de Proust" (1988), "Puesto fronterizo" (2003), Novela familiar: el universo privado del escritor (Premio Málaga de Ensayo, 2010) y Cuerpo y poder. Variaciones sobre las imposturas reales (2012)
En 2010 recibió el Premio ABC Cultural & Ámbito Cultural. En 2018 fue galardonado con el Premio Literario de la Academia Argentina de Letras a la Mejor Obra de Ensayo del trienio 2015-2017, por "Con ritmo de tango. Un diccionario personal de la Argentina". (Fotografía publicada por cortesía de "Scherzo")

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